La economía es matemática y el pensamiento lógico es matemática. Por lo tanto el socialismo es matemática. Si se piensa en un socialismo de base popular, entonces el pueblo tiene que sentir y entender las matemáticas. Pero no esas matemáticas odiosas de operaciones y juegos mentales fuera de contexto que nos atarrugaron en la infancia.
Se trata de las matemáticas que permiten describir y comprender relaciones entre las personas y las cosas. Las que te muestran la diferencia del esfuerzo entre un trabajador y un patrón para obtener un plato de comida, y también la que te muestra esta misma diferencia entre un trabajador y un bachaquero.
La matemáticas que te muestran cuántos recursos hacen falta para producir los alimentos que llevas a la mesa, y para producir los artefactos que utilizas. Las que te permiten entender las consecuencias de lo que haces, para medir como impacta al ambiente y a tu prójimo. Las que te permiten distinguir entre la inversión y el despilfarro.
El socialismo no consiste en discursos llenos de buenas intenciones que eventualmente harán que las personas realicen el bien a pesar de las dificultades, el socialismo consiste en el diseño de relaciones tales que realizar el bien colectivo, sea más fácil, mas satisfactorio, mejor visto, mas rentable para todos.
Si el orden económico es tal que no es mas valorado y rentable el trabajo productivo que especular o hacer colas. Si las cuentas te dicen que el sector privado (eufemismo que agrupa a las élites que detentan lo que es de todos), es el que ha acumulado mas recursos, entonces las matemáticas te están diciendo que el modelo no es socialista.
El pueblo para expresar el socialismo necesita de datos e información, ideas e inspiración, necesitan captar patrones, construir modelos simbólicos y compartirlos. Deben vivir en un entorno donde mejorar la eficiencia y eficacia de lo que hace sea lo mas rentable, lo mas satisfactorio. Allí es donde se expresa el socialismo, nunca en la retórica. Y quienes abren y cierran las compuertas de la economía deben considerarlo.
