La rearticulación del chavismo

No sólo el chavismo existe después de la muerte del presidente Chávez, sino que demostró el 6D su poder al castigar al gobierno de Maduro. Fue más de 1,29 millones de votos nulos, cuando el histórico nunca había sobrepasado los 450 mil, y fue una abstención única y exclusivamente del chavismo el que castigó a Maduro disminuyendo 2.5 millones de votos en relación a la última elección de Chávez en el 2012, lo que también demuestra que la victoria de la oposición no fue producto de una fuga masiva de votos del chavismo castigando con un voto opositor, aunque los hubo, en poco más de 300 mil.

Esto obliga a repensar al chavismo, no como una fuerza política en extinción, sino como una fuerza política en transformación. Hoy el chavismo va más allá del gobierno de Maduro o el “madurismo”, etapa degenerativa del chavismo en el gobierno, y desde hace mucho tiempo, pero hoy de manera mucho más evidente, el chavismo es más que las sumas de sus partes, léase el PSUv y sus partidos franquicias que fue para lo que quedaron los partidos políticos del Gran Polo Patriótico.

Si a esto le sumamos que la oposición venezolana, con victoria electoral del 6D incluida, aún no termina representado una alternativa creíble a la crisis económica y de liderazgo que hoy vivimos, ya que sus ofertas terminan siendo igual de populistas y engañosas como las del madurismo, y con un liderazgo que está tan devaluado que terminan teniendo a Ramos Allup como lo más fresco que pueden ofrecer al electorado, entonces observamos que es un gran momento histórico para la recomposición de las fuerzas chavistas, divididas por la inacción e incapacidad de articular una política coherente con el legado positivo de Chávez que nos saque de la crisis.

Si además comprobamos que Chávez hoy tiene una popularidad de 62%, pero el gobierno no supera el 15%, entonces nos queda claro que la manera de hacer sobrevivir lo positivo del legado de Chávez, es deslastrarse de sus errores, incluyendo al gobierno de Maduro y el triunvirato junto a Diosdado y Cilia, y dejo claro que esto no es ni traición ni deslealtad, ya que cuando Chávez convocó a la “Unidad, lucha, batalla y victoria” no era de espaldas al pueblo, y hoy el pueblo se ha expresado claramente, o ¿acaso las cúpulas del Gobierno-Psuv serán capaces de asumir que el pueblo es el que ha dividido, traicionado, ha sido desleal y ha dejado de luchar?

Claro que hay intereses trasnacionales apostando por la desaparición del chavismo, claro que hay intereses apátridas apostando porque no se logre la rearticulación de las fuerzas chavistas, pero el gobierno, en lugar de accionar una estrategia para resistir, se la pone en bandeja de plata a su adversario, haciendo todo lo que no debe hacer, para que todos estos sectores hoy estén cobrando los éxitos montados sobre los errores de la fracasada conducción política postChávez.

Sin embargo, no sólo existen esperanzas, sino signos claros de poder resurgir con mayor fuerza, coherencia y convicción democrática y socialista. El presidente Chávez es un referente de virtudes y errores, pero sin duda de mayores virtudes y esas son las que hay que seguir, y a sus errores reconocerlos o superarlos, o ¿Es que acaso no era el mismo pueblo el que decía en pleno gobierno de Chávez que él tenía la mejor voluntad pero se dejaba rodear de gente que no lo ayudaba? “Los alacranes” como los llamara Müller Rojas.

Exigir éticamente la renuncia de Maduro o convocar al revocatorio desde las mismas fuerzas del chavismo para así asumir la rectificación que el mismo gobierno es incapaz de aceptar, y la búsqueda urgente de nuevos liderazgos que ofrezcan renovación y transformación desde el chavismo y el socialismo es parte de lo que reavivaría las esperanzas de un sector político en crisis.

Sin duda, lo mejor hubiese sido que Maduro rectificara, por quien voté porque Chávez nos lo pidió “pleno como la luna llena”, pero no tengo ninguna duda que él hoy estando vivo sería el primero en exigirnos rebeldía, crítica y mayor concepción revolucionaria para asumir sus y nuestros errores.

La crisis económica no se resuelve con la renuncia o revocatoria de Maduro, pero siendo el primer nudo del problema, sin duda este hecho facilitaría la posibilidad de empezar a salir de la crisis sin el riesgo de que esta sea por la vía neoliberal, tal como la oposición sedienta de petróleo desea a gritos.

Rearticular las fuerzas implica no sólo salir de las trabas antidemocráticas para el debate y la crítica sincera, sino poder asumir la diversidad y practicar el reconocimiento del otro, que en política es fundamental para crecer. Para lo anterior, un método reconstituyente de las fuerzas revolucionarias sería primordial para salvar el legado y la esperanza de un pueblo que apostó por algo distinto a lo que estamos viviendo hoy.



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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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