Los inviernos en nuestro país han sido un poco mezquinos en los últimos dos años, sufrimos las consecuencias de la sequía, un sol inclemente nos alumbra el amanecer y no es hasta que la luna decide salir que sentimos la frescura de alguna brisa que viene a reconocernos. En términos derechistas la ausencia de precipitaciones es culpa de Nicolás Maduro, y así también se convierte en el culpable de que existan los revendedores, especuladores y traidores a la patria.
Será entonces que debemos hacer jornadas para explicarles a nuestros compañeros de la derecha que existe un fenómeno natural que está devastando al planeta y que América del Sur se convirtió en algún juguete del Niño.
El embalse de Guri está en el colapso, está sufriendo golpes de sequía, pero compañeros y compañeras apaguen los bombillos si no los está utilizando, siéntese en el parque y converse olvídese de que el aire está siendo condensado por máquinas y salga a disfrutar de la brisa de las risas que nos dejan los buenos debates y los buenos libros.
No deje nunca más que un revendedor le quite el salario y peor aún le quite la calma. No se puede andar caminando por ahí hablando sin argumento alguno, escuche a Nicolás Maduro como su compañero de luchas y como el hombre que ha de ser el mejor estratega para continuar con la Revolución Bolivariana.
La palabra culpable se ha convertido en la más repetida y en el más horrible argumento de los disociados que adversan y adversaran eternamente la condición Chavista. Entonces si de echar la culpa se trata hablemos de culpables; acuérdese de los 43 caídos en los actos terrorista que propicio Leopoldo López y su secuaces, acuérdese de la peste, acuérdese del acaparamiento, acuérdese del secuestro en abril del 2002, acuérdese de los vidrios rotos, las barricadas y los alambres; acuérdense de cada una de los crímenes que pretenden borrar y siéntanse culpables y entréguense como culpables.
Sigamos hablando de las culpas, culpa de Chávez y culpa de Nicolás 10 millones de viviendas, cada uno de los ministerios del poder popular, toda una conciencia que acude a la lucha por jamás volver a ser dominados, culpa de toda esta revolución la gran suma de felicidad al pueblo que en su gran entendimiento y sentimiento patrio jamás firmará revocatorio alguno.
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