Yo no soy vanguardia: las otras palabras, manifiestos de retaguardia

Msc. Floriman Bello Forjonell (UPEL-IPB)

florimanbello@gmail.com

En este paisaje de generalizada politización de la cultura -y evitando la mirada romántica- con ingenuo acercamiento de mi parte, llego a estar cara a cara con la visible historiografía que cubre la vanguardia artística donde los criterios inmanentistas siguen imperando de manera mecánica e institucional, cuya característica de (re)construcción establece una ordenación diacrónica en la que se encuentra, como si la ordenación puramente cronológica fuese la única vía de análisis de los procesos relacionados a las manifestaciones de la cultura. LAS OTRAS PALBARAS, constituye -sin pretensiones- ser oído y voz de una historia acontecida que escudriña más allá del arte autorreferencial, lineal, burgués y hegemónico, sin caer en negación de lo establecido e impuesto. Cuando se menciona un manifiesto llegan a tu memoria que son textos contestatarios de desafío al orden establecido; no en todos los casos los manifiestos son expresiones de movimientos artísticos pero si son portadores de una sustanciosa y sustantiva estética. No quiero esgrimir definiciones sobre los manifiestos y su tipología, no he de centrarme en los manifiestos clásicos de la vanguardia historiográfica que ya han sido estudiados de diversas maneras; MANIFIESTOS DE RETAGUARDIA resulta -a mi manera de ver- una identidad en periferia, cuyo margen de la palabra no limita su sentido y que no quiere posicionarse como una vanguardia porque dice sobre lo dicho, no innova en teoría ni en práctica, siguen en la retaguardia mirando desde la barda el esnobismo de la vacua formalidad y la institucionalidad del arte convertido en vanguardia y de la vanalidad del falso amor al arte, la retaguardia que no se muestra impávida ante las mujeres desfilando por las pasarelas de la misoginia, ni en las patadas de ahogadas de las feministas idólatras de Frida Khalo, ni ante las palmadas en la espalda entre poetas con más amigos que lectores, ni ante las Bellas Artes enmudecidas en los museos, se erige ante el arte cutrez que ranchifica la cultura. La retaguardia que cuenta la historia de los pueblos oprimidos por murales de la Divina Pastora en cada esquina, graffitis amenazantes diciendo “Cristo viene” y si va a venir que venga. La retaguardia que se opone a los reallity show del sufragio a costa de la explotación infantil, a los creadores de premios entregados a sí mismos, la retaguardia que no se dice, de la que no se habla, la que siempre está mirando el hombro alzado de la vanguardia clasista, burgués, ecocida y capitalista que te catequiza y la que nos cambió la flecha por la cruz en el pecho. Estas voces, estas otras palabras, también se erigen como una afirmación de una identidad en un acto fundador de una idea colectiva ante un mundo de Belleza y Arte que los modernistas habían construido como estandarte de superioridad crítica y de defensa para la modernización de Nuestra América y su integración al sistema del capitalismo industrial como un proceso mediatizado (Europa primero, luego Estados Unidos) y su relación entre producción y consumo; para seguir con el París celeste de ensueño como cosmopolitismo que se hace ajeno a quienes transitan las mismas calles del mundo. Un cierto organicismo lleva a privilegiar determinados momentos en la manifestaciones del arte dentro del contexto histórico, las calle era restablecida como espacio generador de conciencia colectiva en donde la gente creaba – y seguirá creando constantemente– aspecto importante de señalar porque siempre habrá un vasto movimiento renovador que se irriga a todos los rincones del quehacer social, político y, por ende cultural. Estos manifiestos son las otras palabras, las que han estado en la periferia. Se necesita un estudio constante y prolijo de estos manifiestos que aún están en la retaguardia, no como manifestaciones meramente catártica ni contestataria sino como un corpus orgánico no reductible de taxonomías de los géneros tradicionales que el canon ha establecido, catalogado siempre como: arte menor, revistas clandestinas y de poca calidad artística, efímera, callejera, que a mi modo de ver resultan más audaces en sus propuestas que en su relación artística cuyas perspectivas hacen que se consideren un mero ejercicio retórico al margen del hecho creador, no en función de su momento sino como formas inacabadas, embrionarias que sólo más tarde tendrán realización completada. Boaventura de Sousa Santos dice: «Nunca seré un intelectual de vanguardia, sino de «retaguardia». Para hacer teoría de vanguardia y hacer parte de la misma hay que separarse de la sociedad que quieres guiar. El intelectual de retaguardia por el contrario va con los movimientos sociales, caminando al mismo tiempo y se deja sorprender por la creatividad social, busca dar cuenta de lo que esta pasado, pero al mismo tiempo dejando ecos donde la creatividad va surgiendo, trabajando con los movimientos sociales, de campesinos, de indígenas, de mujeres». La retaguardia siempre se ha apropiado de los espacios vacíos que las hegemonías aún no han podido conquistar no como una dimensión estática sino un espacio de producción crítica de opinión popular en un momento histórico lleno de omisiones, donde la toma de situaciones y de conciencia es ineludible y se edita en consecuencia de manifestaciones como hombres y mujeres libres con una actitud ante el acto creador y de los hechos derivados de una realidad con la que no estamos de acuerdo. Las otras palabras quiere significar un punto de partida desde donde comenzamos a pasar no de la mera producción de opiniones superfluas a reclamar fundamentadamente nuestras maneras de crear y sentir lo llamado arte donde se gestan ágiles ruinas, valores enclenques, una incertidumbre fabulosa y la mierda extendiéndose vertiginosamente, estas otras palabras, que exhorte a dejar los jalabolismos políticos-partidistas y la sucia y poderosa mano imperialista que ha sofocado al pueblo y cuyo pueblo mismo que se le ha entregado mucho para construir y que bien ha preferido ser un burócrata de la conciencia. La retaguardia será siempre la retaguardia porque llaman a las cosas por sus nombres, sin preciosismo, sin apologías, sin mesianismos, sin fanatismos cuyo acto creador reclama y exige una construcción de todos los días con una sólida respuesta a las omisiones sin leves intentos de lucubraciones, gritos histéricos o cosquillas para contentar a los burgueses, mercaderes y burócratas, entendiendo que: el poeta defeca y tiene que comer para escribir. Los manifiestos han establecido su propia retórica, han fragmentado sus universos de sentido, fundaron nuevos conceptos o reformularon categorías existentes y se diferenciaron por el temperamento de su discurso como una suerte de declaración de principios artísticos, políticos y literarios, poniendo un polémico tilde en la divulgación de lo nuevo como homologación de lo propio e identitario, cargando en la letra un fuerte componente ideológico y político. Esta fuente nos permite identificar cualquier proceso histórico, quiénes son los sujetos que enuncian y hacia qué sujetos están dirigidos, con un análisis de la situación histórica (desde la perspectiva del que enuncia) contemporánea al proceso histórico que se está estudiando.

Este no es mi discurso son LAS OTRAS PALABRAS.

 

 

 

REFERENCIAS: América Latina. EL MUNDO 26 OCT 2014 - 1:00 pm. América Latina

El neoextractivismo está acabando con América Latina’

 

Reseña biográfica

Floriman Bello Forjonell (32 años), de Barquisimeto, Estado Lara- Venezuela. Concibo la academia como una trinchera de lucha para el constante aprendizaje. Soy docente en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico de Barquisimeto, Adscrita al Departamento de Lengua y Literatura, egresada de esta misma casa de estudios como profesora de Lengua y Literatura y Magíster en Literatura Latinoamericana. En la actualidad desarrollo un programa de ESTUDIOS AVANZADOS SOBRE LAS VANGUARDIAS EN NUESTRA AMÉRICA (VENA). Entre los trabajos de investigación, ensayos y artículos publicados está: La Formación Lectora a través de Lecto-Juegos. Lecto-juegos en Acción de Libro publicado por la Editorial Academia Española (EAE). Mantengo inédito tres (3) poemarios (No credo, El libro de los hombres y Nos(otros)) dos (2) de cuentos cortos (Sin cuento, Sin cuenta) y una compilación de Manifiestos.



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