Mis razones para ser socialista pero no chavista

Antes de dar mis razones para no ser chavista, creo razonable decir mis razones para ser Socialista y así dejar establecido según mi razonamiento que no es lo mismo el chavismo que el Socialismo y que  la dirección chavista no entiende el  Socialismo como lo entendemos los Socialistas pues sus hechos los denuncian y de allí nuestra disidencia. Soy Socialista de origen por cuanto nací en cuna muy pobre y todo pobre por antonomasia es Socialista, pues somos la antítesis del burgués y además el fundamento de su condición de clase explotadora, condición de pobre y socialista que el sistema capitalista trata de desconfigurar a través de un sistema educativo que busca consolidar los estados de explotación que fortalezcan y consoliden el sistema mismo; teniendo éxito en un porcentaje alto por cuanto éste sujeto pobre y socialista se convierte al salir del sistema educativo en otro sujeto pobre pero desideologizado y fácil de alienar.

En principio producto de ese sistema me ubiqué como uno más de la matrix y siendo bachiller entre en el sistema como aprendiz de cajero en un banco importante de la plaza y allí experimente mis primeros contactos formales con el sistema productor explotador capitalista y luego de varios años produciendo plusvalor para ellos y estudiando, al reclamar un derecho al patrón; meses después por inexperiencia me montaron una trampa, tan bien montada que no me quedo alternativa que pactar mi salida medio decorosa y sin prestaciones  y palpe en ese momento lo duro que puede ser un patrón frente a quien osa poner en duda su poder en el sistema. Luego ingrese a una empresa de seguros donde terminé de formar mi concepto sobre como funciona  la lógica del capitalismo y donde ocupe cierto cargo  de dirección, el cual perdí al querer abogar ante los superiores por un merecido aumento para mis subalternos   aunado al hecho de almorzar con ellos de forma cotidiana en una cocina que preparamos en la oficina para tal fin.

Pateado varias veces por el monstruo intente entrar en su lógica explotadora y monté una empresa con un socio en servicios de ajustes de pérdidas y luego de invertir mis ahorros en la misma, la crisis bancaria de los 90 derrumbó nuestras sueños capitalistas pues las crisis del capital siempre devora a los más pequeños y nuestra inversión quedó presa en acreencias de los bancos intervenidos por el estado y al final  perdidos por no ceder ante la apetencia voraz y corrupta de los interventores de turno. Pactada la salida de la empresa con mi único socio me asocie sin dinero con mi concuñado en un abasto en Tos Teques y allí pude darme cuenta de mi vena Socialista, característica que no había apreciado en mi vida a pesar de lo vivido; al darme cuenta que no podía expoliar a los de mi clase con precios especulativos  y que al contrario sucumbía ante una madre o un padre sin comida, terminaba fiando mercancías que la mas de las veces resultaban incobrables. Ante esto y ver que el negocio estaba en riesgo resolví dejar mi parte del negocio a mis cuñados para después de un tiempo en la ruleta, certificarme en el año 96 como Operador de Transporte Superficial en la gran empresa Metro de Caracas donde aún laboro y desde allí he visto y vivido el proceso llamado revolución bolivariana, visto y vivido el proceso de “conversión” de muchos ultra opositores a Chavistas por conveniencia; ojo chavistas que no, Socialistas.

En todo ese trajinar desde mi infancia hasta el año 98 observé, viví y sufrí como todos, los rigores de ser pobre en un sistema capitalista, viví y sufrí los rigores de no pertenecer a un partido del status quo, de ver como los pobres éramos excluidos sistemáticamente de la sociedad, era una especie de apartheid consensuado entre los poderosos (Partidos, Fedecamaras, Iglesia, FFAA) donde los pobres eran marginados a sus cerros y se escapaba uno que otro genio que lograba llegar a la universidad o escalaba en el partido o sindicato, del resto baja de tu cerro a las cinco a trabajar y sube a las seis en tu ruta marginal y mantente allí y lo más que nos daban era drogas, tv, licor, loterías y 5 y 6. Este cuadro de exclusión fue formando en millones de nosotros la esperanza de un Líder, de un Mesías; un Zorro que peleara contra el poder a favor de los desposeídos y todo esto al observar la grave falta de dirección, la fragmentación y el infantilismo de la izquierda venezolana. En ese contexto general aparece Chávez en el escenario venezolano y arropa con su misticismo a mucha gente, incluyéndome y creímos los Socialistas que había llegado el momento de la izquierda y de los pobres en  Venezuela y lo apoyamos.

Hacer un sistema socialista no debe ser fácil, no hay un libreto ni una receta y cada país tiene sus singularidades y realidades por lo que no se pueden copiar modelos, pero hay que intentarlo realmente; los chavistas ni siquiera lo intentan. Hasta el año 2004 mantuve mis esperanzas de comenzar con un proceso revolucionario que traspasara paulatina, sistemática y orgánicamente el poder al pueblo en todas sus manifestaciones (comunidades, estudiantes, trabajadores, productores, artistas, científicos, intelectuales, etc.)  y precisamente en ese año se dieron unos acontecimientos que produjeron  condiciones objetivas idóneas para comenzar con fuerza ese proceso y la  Dirección revolucionaria en ese momento no supo leer  adecuadamente el momento y se perdió esa gran oportunidad, hubo falta de una verdadera Dirección Revolucionaria que aprovechara de capitalizar los errores que mostró de manera poco frecuente la burguesía y asestarle el golpe de gracia necesario para comenzar desde allí el camino hacia un verdadero socialismo liderado como debe ser por el pueblo y no esta pantomima socialistoide, populista y demagógica que tenemos, pero no, ese día llegó Chávez crucifijo en mano pidiéndole perdón a sus verdugos y allí murió mi esperanza de que este líder empoderaría al pueblo para hacer la revolución y el tiempo me dio la razón y he aquí lo que tenemos un país en crisis, una dirigencia sindical postrada y una izquierda en general retrogradada, y más grave una derecha reformista engrandecida  y con el plácet de buena parte del pueblo.

Por esas razones, por la situación en que se encuentra en estos momentos la sociedad venezolana, sobre todo los más pobres pero además por ponerle las cosas en bandeja de plata a la burguesía para que venga por sus fueros a dominar políticamente de nuevo al país; porque económicamente nunca han dejado de dominar, por la forma como estos advenedizos cometen errores tras errores que pagamos día a día los más pobres es que seguiré siendo con más fuerza Socialista pero nunca chavista.
Creo que no tengo que decir que tampoco estoy con la MUD.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3062 veces.



Jorge Alvarez Casañas


Visite el perfil de Jorge Alvarez Casañas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: