Él, que llegó sin pueblo y se despidió con un pueblo inmenso

Eran horas de la madrugada aquel 4 de febrero de hace ya pocos años y para mi parecen una eternidad, recibo la noticia de una intentona contra el gobierno, ya había vivido las revueltas y saqueos del 27 y 28 de febrero de años antes donde sólo salió un pueblo cansado y agobiado ante los desaforos de los gobiernos anteriores y el actual, en ese instante de Carlos Andrés Pérez, a prestar su pecho para ser vilmente asesinado por las fuerzas militares de ese entonces, un pueblo que salió a buscar alimento ya que no tenía como adquirirlo, ni las cosas más elementales.

Esa madrugada del 4F jamás se borrará de mi mente, llamé a mis amigos de la universidad y no me creían, llamen a alguien en Caracas, confirmen, les decía. a eso de las 4 del madrugada. Ya de por sí algunos se asustaron porque, ¿Quién llama a esas horas?, siempre son malas noticias…

Ya algunas emisoras de radio daban más detalles de lo acontecido, que broma, salieron los militares y nadie del pueblo se enteró, me decía yo mismo, ¡Caramba!, juntos podíamos haber tumbado el gobierno.

Ver en vivo por los canales de televisión a CAP hablar y mostrarse perplejo y cariacontecido, llamando a defender esa democracia y los poderes públicos del Estado era una vaina pa’ coger palco.

Prontamente emiten un comunicado en cadena nacional con el instigador del golpe de estado, un teniente coronel, para mí la carrera militar nunca fue de mi agrado, mucho que le corrí a la recluta, para que viniera un bolsa de estos a estar jodiéndome, no me pegaban mis padres y va a venir otro a estar pegándome, todas esas cosas me lo contaban muchos amigos míos que tuvieron que prestar servicio militar a la fuerza, por eso en lo de los rangos no tenía ni idea, más bien pensaba que quien daba golpes de estado eran sólo generales.

Allí comenzó mi agrado por ese teniente coronel, la primera vez que lo vi, lo presentan, su nombre Hugo Chávez Frías y con esas palabras que tronaron en mi cabeza, para marcar mi historia contemporánea:

"Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos.

Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias."

Sólo ante las cámaras de televisión, sin pueblo que lo acompañara ni le conociera, allí estaba el Comandante Chávez asumiendo como siempre lo hizo, la responsabilidad de lo acontecido horas antes, nunca nadie había asumido tamaña responsabilidad por sus actos.

Vino luego una serie de discursos en el fenecido Congreso Nacional, muchos pidiendo la cabeza de los militares y otros llamando a reflexión, habiendo sido ellos mismos parte importante también de esa historia política venezolana, una página negra de la historia pero que dio cabida al nacimiento de un movimiento nacional profundamente bolivariano.

El Comandante Chávez empieza su recorrido varios años después por toda Venezuela, llevando su idea y sembrando la esperanza dentro del pueblo, luego recogería los frutos para compartirlo con ese mismo pueblo.

Chávez a través de los años fue internándose poco a poco dentro de mí, en cada abrazo sincero que le daba a sus jóvenes abuelitos, allí veía yo, en los ojos de todos esos abuelitos se reflejaban la esperanza y el amor, siempre les daban las gracias y sus bendiciones para continuar, quienes más que ellos para saber lo que sufrieron en los gobiernos anteriores y vino este ser especial a darle luz y esperanza a todos, en cada sonrisa y caricia con los niños que se le acercaban mostraba toda la bondad y amor hacia ellos, en ellos mantuvo siempre la fuerza de la patria venezolana venidera y hacia allá luchó y enfrentó las adversidades, con ese corazón tan grande que no le cabía en el pecho.

Durante las más adversas luchas, Chávez sacaba siempre un As debajo de la manga, llevaba a cabo su estrategia sin perder el más mínimo detalle, nuestro pueblo tenía en él a un líder, y él lo sabía, el pueblo esperaba siempre la orden de su Comandante en Jefe, cuando tocaba responder no había piel que no se encrispara y envalentonará a la voz de Chávez.

Él, Chávez, nos enseñó a querer nuestro propio himno nacional, a cantarlo a viva voz y con orgullo, no como una obligación como nos enseñaron en la escuela, a alzar nuestra bandera como una espada en contra del imperio, pero más como una llamarada de libertad, de gritarle al mundo que somos libres, que somos una patria soberana.

Para mí fue más que un padre, fue un tutor, un maestro, cada palabra suya afincaba en mí un amor sincero hacia él, las horas amargas del 11 al 13 de Abril del 2002 que viví, cuando me hallaba en conmoción por lo ocurrido, fueron de dicha y felicidad a su regreso, ese pueblo glorioso que salió a rescatarlo y allí me veía yo, reflejado en ese pueblo aglomerado en las rejas del palacio presidencial.

Perder físicamente a mi comandante fue extremadamente doloroso, lo lloré por varios días seguido y aún lo lloro en mis momentos de angustia, lo busco, ya ni sé cuántas veces he soñado con él, pero lo encuentro siempre, en cada calle, avenida y pueblo de Venezuela, allí está, en los niños y niñas de Venezuela con un pedazo de Chávez en su morral, en la felicidad de las familias al recibir su vivienda digna, allí vive Chávez, corriendo con la juventud y los niños en cada plaza, jugando con ellos una partida de chapita o cantando una copla llanera bajo un árbol, porque hasta eso hizo, renacer la música venezolana, son tantas cosas que hizo por nosotros que no hay cuartilla que valga para escribir tanto.

Cuando le tocó partir de este mundo terrenal, ya no estaba solo sin pueblo. Él, que llegó sin pueblo y se despidió con un pueblo inmenso queriéndolo y naciones enteras lo lloraron y demostrándole todo ese amor que siempre cultivó, lo despidieron con un hasta luego, porque cuando me toque partir también quiero que me esperes, porque tú eres y serás mi familia, mi padre, mi amigo.

PD: Hace un año y un poco más, recibí una llamada, había sido adjudicado con un apartamento, que aún estoy en la espera de su entrega, pero ahí en ese momento le di mil gracias a mi Chávez y lloré porque sabía que gracias a él un sueño estaba a punto de hacerse realidad y ese constructor creador de sueños que fue él, pronto le diré: lo logramos carajito y me tocará brindar dos días seguidos contigo, por tu cumpleaños el 28 y el mío el 29, son dos días de parranda, con arpa, cuatro y maraca.



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