"Estamos seguros (de) que esta situación difícil también se puede superar, el pueblo tiene capacidad para superarla, el pueblo tiene que mantenerse unido en la conciencia de que los males se pueden superar". (Monseñor Diego Padrón, 2016). Frases que brindaron un destello de esperanza a la nostalgia que arropa al ciudadano por la situación que está viviendo el país. Asimismo, con estas frases rememoro a Simón Bolívar, El Libertador; quien sacrifico su vida, su tranquilidad, su fortuna y lujos que le brindaba su estatutos social para encaramarse sobre el lomo de su caballo, emprendiendo una cabalgata sin final para librarnos del yugo español que durante décadas malogro el gentilicio de nuestros ancestros.
Con estas consideraciones, quiero llegar al punto neurálgico que motivo a esta disertación en momentos que mi patria sufre las consecuencias de una crisis económica, social y política jamás vivida en nuestra vida republicana. Crisis que está ahí latente, que de no ponerle los correctivos esenciales sabemos que pudiera explotar en cualquier momento y cuyas consecuencias serían difíciles de predecir. Desde luego, "Este país debe salir adelante ante cualquier circunstancia"(Ídem). Por lo tanto, es necesario cambiar de rumbo y las medidas que pudieran tomarse serian duras lo que equivaldría darle una explicación a la población de la crítica situación y de la necesidad de acometer reformas que permitan mejorar su calidad de vida, sobre todo en los sectores más vulnerables. Pero lo esencial de este punto, es que tanto gobierno como oposición tengan la voluntad política de acometer estas medidas, para que no se siga jugando al caos y comprando tiempo para alargarla.
En consecuencia, la convocatoria al dialogo es el único camino viable para conseguir las repuestas que necesita el país, pero como se ha visto hasta el momento no ha producido los frutos deseados a pesar de tener interlocutores externos. En este propósito, al sentarse en la mesa de conversación es necesario despojarse de la chaqueta política para que la misma se deslice sobre un camino seguro que propicie acuerdos duraderos. En otras palabras, debe ser un encuentro entre hermanos que permitan resolver este problema global agudo que solo se resuelve trabajando juntos pero aceptando responsabilidades. En ese mismo sentido, se debe trabajar para empezar a trabajar y reconocer que lo que se tiene está alejado de la realidad, que está golpeando a los ciudadanos en su dignidad, en su moral. En este orden de ideas, el pueblo le pide a los actores políticos del momento un entendimiento, un dialogo y una concertación como únicos elementos para salir adelante, pero deslastrándose del acontecer político como único requisito para empezar a producir propuestas que destranquen el juego; y las aguas puedan volver a su cauce original.
Cabe agregar que, doce países de la OEA piden que se concrete a la brevedad posible un entendimiento nacional dentro de un clima de paz para que emerjan resultados solidos que posibiliten la consolidación de la democracia y la estabilidad social, garantizando al mismo tiempo los derechos humanos de la población. "Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión" (Simón Bolívar, 1830).
En resumen, el dialogo en Venezuela es necesario para despejar caminos, superar problemas económicos (E. Villegas, 2016) y además supone el intercambio de ideas, puntos de vistas y el respecto por las diferencias de los otros miembros del pueblo. Hagamos realidad el ejercicio de escuchar al otro y conocer sus puntos de vistas; posibilitando de esta forma puntos de convergencia que proporcionen el logro de mejores resultados a la crisis actual.
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"Nicolás, te encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas, el estado social de derecho y de justicia"
Hugo Rafael Chávez Frías
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria.
Simón Bolívar, El Libertador