Socialismo, neoliberalismo, nacionalismo y fascismo
José Dionisio Solórzano
En la actualidad existen personas, que poseen acceso a los medios de comunicación para asegurar que tal o cual, son fascistas, comunistas, neoliberales o extremistas de derecha o de izquierda, en medio de este escenario político e ideológico, meditando con una claridad lógica de los eventos que de una manera u otra afectan al mundo, teniendo en consideración que el continente entero, está transcurriendo un camino que innegablemente lo lleva hacia los vientos de la izquierda, tenemos que sentarnos a pensar las propuestas teóricas y práctica que nos ofrecen las alternativas políticas.
Debemos empezar en aclarar, que a pesar de lo bellas que son todas o la mayoría de las tesis políticas, la realidad en la práctica es muy diferente a la teoría, por ende, sin inmiscuirnos en decir cual es buena o mala, si decir juicios de valor que puedan alterar la opinión de los lectores, pasamos a definir las tesis políticas que brevemente estaremos tocando y analizando.
Por ejemplo el socialismo, pensamiento milenario, hablaba de igualdad, da inicio con aquellos utópicos que luego abrieron la brecha a los socialistas científicos encabezados por Marx y la revolución proletaria, en disidencia de estos últimos nacieron los pacifistas o revisionistas alemanes, denominados socialdemócratas, quienes auparon el parlamentarismo como medio de que los desposeídos transformaran los medios y el sistema capitalista.
En medio de este clima, donde los socialistas estaban enfrentados contra los liberales, quienes defendían el libre mercado y el oscurantismo que representaban, y estos eran los legítimos herederos del feudalismo, que languidecía, surge después de la primera guerra mundial y la debacle de los últimos sistemas monárquicos con poder político real, las tesis nacionalistas, primero en la Italia fascista de Benito Mussolini, después en la Alemania nazi hitleriana, pasando por el nacionalismo falangista de Francisco Franco, todos resumidos en la tesis primaria del mussolinismo, la cual establecía en la tesis fascista de supremacía del estado.
Después del terrible resultado de la segunda guerra mundial, los fascismo o nacionalismo en extremo, se mostró en miles de caras, la mayoría más Light que la original, por ejemplo la Argentina de Perón, donde el peronismo se volvió un fascismo tropical, donde se mezclaba la rigidez militar y el verbo encendido y demagógico del líder, en la Venezuela Perezjimenista, donde el dictador se basa en pensamiento y acción en el Nuevo Ideal Nacional, de carácter nacionalista y positivista.
Por otro lado, el liberalismo en la década de los 80, dio paso a un nuevo sistema de relación entre el mercado y la sociedad, además del estado, cuando las grandes capitales nacionales, y transnacionales, mediante el consenso de Washintong, determinaron que el estado debería dejarle el problema económico al mercado, y que éste, con su “mano invisible” acomodaría los problemas sociales, lo cual a la largo tuvo un resultado criticable para muchos, pero así el liberalismo dio paso a un Neo, de ese mismo modo el fascismo se muestra con nuevo rostro rejuvenecido y el socialismo, por ejemplo el América Latina los gobiernos de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, y sobre todo Venezuela, país en el cual el discurso político se ha tornado en construir el “socialismo del siglo XXI”, dentro de la extrema derecha nacionalista, a parecen movimientos fascistas como el de Francia, con Jean Marie Le Pen, en Holanda, en España con un brazo del Partido Popular de Aznar, en América del Norte con los Halcones republicanos y en el Sur, por agrupaciones que empiezan a formarse lentamente, siempre en las sombras.
Pero lo que ahora se perfila es el concepto del Socialismo del siglo XXI, con sus matices bolivarianos, inspirados por los principios sociales y humanistas. El mundo avance y los pensamientos políticos evolucionan, de allí surge la lógica política, el pensamiento coherente nacido del análisis del evolucionismo histórico.
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