La utopía ha sido reencontrada

La Venezuela que se edifica, a partir de la Revolución Bolivariana, tiene como principios fundamentales la justicia social, la equidad, la libertad, la solidaridad, la igualdad, la soberanía. Se fragua como una sociedad creadora de cultura. En su rostro aparece dibujada la fraternidad y la convivencia como respuesta a las prácticas racistas y xenófobas impuestas por el capitalismo neoliberal.

No hablamos de una Venezuela idílica, imaginada en el sueño de la utopía no realizable, hablamos de la Venezuela posible de construir. Es por ello que, la reflexión no es una actividad contemplativa de los hechos sociales, es su análisis; es la comprensión de estos desde una visión dialéctica de las alternativas que se han formulado hasta ahora.

Pensar la construcción del Socialismo de (y para) el Siglo XXI, nos exige formularnos nuevas utopías. Estas deben ser entendidas como una crítica profunda del tiempo que vivimos y como una prospectiva creativa de un mundo mejor. La utopía la entendemos como la cristalización de un grandioso descubrimiento, que forma parte de un imaginario colectivo que añora y desea la edificación de un mundo mejor, de una Venezuela mejor. No hablamos de la utopía de un mundo imaginario, de una Venezuela inexistente. No. Hablamos de la utopía concreta, de aquella que nos permite superar las barreras que impiden la construcción de una formación social venezolana diferente.

No hablamos de la utopía de aquellos que nos han llenado de escepticismo al proclamar la imposibilidad de cambiar, de transformar nuestras sociedades. Hablamos de una utopía que cuestiona los valores, los conceptos existentes, las verdades infalibles, los modelos que se han establecido para la organización social de nuestros pueblos. Nuestra utopía la inundamos de imaginación al atrevernos a pensar por nuestra propia cuenta, de mirar y evaluar los hechos sociales con nuevos ojos y nuevos conceptos. Ya que, "sin un perfecto conocimiento de nosotros mismos, no podremos conocer verdaderamente a los demás". Hablamos de una utopía llena de esperanzas.

Es la hora de atreverse a pensar de manera trascendente, de superar todo reduccionismo y todo determinismo. Ya que, como bien lo dijera José Agustín Silva Michelena: "uno de los desafíos intelectuales de mayor envergadura en la actualidad es repensar el futuro. Rescatar, la utopía concreta, es un ejercicio de supervivencia". Gabriel García Márquez, decía que: "…, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra".

Esperanza de construir una Venezuela nueva, de alcanzar el buen vivir. Esperanza en donde la libertad sea la emancipación del ser social venezolano. Esperanza en donde la felicidad, la fraternidad, la igualdad, la equidad, la justicia social, sean principios éticos que signen el curso de la vida. Esperanza de que el tú y yo sea un nosotros inclusivo. Esperanza de que el venezolano, en tanto que ser humano, viva como humano. Esperanza de que logre entenderse que el ser humano no es distinto a la naturaleza, sino que él -en sí mismo- es ella; es por lo que, pensar una dialéctica de la esperanza es el sueño, la utopía, de éste tiempo y para éste tiempo.

Esa esperanza está fundada en sólidas bases. Como dice nuestro pueblo: tiene pies y cabeza; tiene rostro; es una nave conducida por capitanes inundados de dignidad, valor y amor por el pueblo; su esbelta figura está plasmada en el Plan de la Patria: Es el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.

Pues bien, es en éste marco que colocamos las propuestas que el Presidente Nicolás Maduro le ha venido presentando a los venezolanos, con miras a la edificación de la democracia socialista venezolana, ese es el sentido que tiene el redimensionamiento de la "utopía chavista". El mismo, tiene la vista puesta en el futuro. En un futuro deseable y posible. Por eso afirmamos que: LA UTOPÍA HA SIDO REENCONTRADA.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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