Marxismo-leninismo

No sería correcto definir al socialismo venezolano, bolivariano, indoamericano y humanista del siglo XXI con el apellido de “marxista-leninista”.


Si lo hiciéramos así, asumiríamos todo el marxismo y todo el leninismo, incluso aquellos aspectos del marxismo y del leninismo fuera de las peculiaridades y las originalidades propias y nacionales de la revolución bolivariana, y también aquellos aspectos obsoletos del marxismo y del leninismo que no corresponden a las nuevas realidades y contradicciones del sistema capitalista mundial ni a los cambios ocurridos en la composición de las distintas clases sociales.


Podríamos afirmar rotundamente que nada sería más antimarxista y más antileninista que colocar al socialismo venezolano el rótulo de “marxista-leninista”.


La definición del socialismo en nuestro país ya ha sido claramente señalado por el presidente Chávez. Nuestro socialismo es venezolano, bolivariano, indoamericano y humanista del siglo XXI. No quiere decir que los socialistas venezolanos renuncien por ello a usar el marxismo como un método para el análisis político y social, una brújula para la acción revolucionaria. O que quienes se consideran marxistas-leninistas no puedan militar en el Partido Socialista Unido.


Como dijera el presidente Chávez en el acto de juramentación de los propulsores del PSUV (teatro Teresa Carreño, 24/03/07), si Marx y Lenin vivieran con toda seguridad someterían sus tesis a nuevas definiciones al calor de los cambios económicos y sociales ocurridos en la realidad.


De los principales escritos de Karl Marx han transcurrido 150 años, y de los de Lenin casi 100 años. La esencia de muchas de sus teorías tiene vigencia, pero demasiados cambios han tenido lugar en el mundo para desconocer la imposibilidad de reconocer todos los postulados del marxismo como dogmas infalibles. Mucho más cuando fueron precisamente Marx, Engels y Lenin quienes con más fuerza advirtieron contra el dogmatismo, contra el trasplante mecánico de realidades distintas y a favor de la práctica y la experiencia revolucionarias como la verdadera fuente de enriquecimiento de la teoría revolucionaria.


En el marco de la universalidad de su teoría general, el socialismo se matiza, enriquece y se define por la realidad concreta de Venezuela, por su proceso social, económico y político, sus raíces históricas y valores morales. El camino de las transformaciones socialistas en nuestro país es, ante todo, venezolano, conforme sus originalidades y particularidades, bolivariano, indoamericano y humanista, del siglo XXI.


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Marciano


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