http://www.aporrea.org/ideologia/a42219.html
El 14 de octubre de 2007, un comentarista de VHeadline.com, Arthur Shaw, partidario del proceso bolivariano, desde Houston-Texas dio un aporte valioso a la discusión con su artículo: 'Venezuela's economy, politics set Chavez apart from Marxist-Leninist peers' .
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=76366
Este comentario es un análisis detallado de mi artículo más reciente sobre el concepto ideología, publicado en VHeadline.com en Inglés bajo el título: "'Bolivarian Socialism: the fertile womb for a coming working class consciousness".
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=7634
Para profundizar el debate sobre 'la ideología y la práctica' reformista versus 'la teoría y la práxis' revolucionaria en Venezuela, he aquí un resumen de las reflexiones científicas y filosóficas de este artículo.
***
¿Sabían ustedes que ya en la ‘República’ de Platón se habían decretado relaciones amo-esclavo dentro de la jerarquía filosófica y una especie de apartheid? Y ¿nos hemos dado cuenta que hasta el día de hoy se preservan estos fenómenos a través de una sofisticada ideología dominante?
Como nos explica la tercera sección de la ‘República’, que trata de la educación, es precisamente ahí donde se permite la censura por parte del Estado, y así se consagran todo tipo de verdades a medias y mentiras blancas y negras, que siempre han conformado la sagrada primogenitura de todo político de la clase dominante.
En la época de la acumulación original del capital en la Grecia Antigua esto significó el nacimiento de la ideología dominante dentro de la filosofía política, de la doctrina de las ideas de Platón, de su inteligible topos ouranios, del summum bonum aristocrático y de la polis. Cada vez que hablemos de la ‘ideología socialista’, deberíamos recordar este dudoso origen transhistórico de la idea, del logos y de la ideología misma. Sin caer en la sofistería o en la semántica de un sabelotodo, por razones emancipatorias, en esta etapa de la Revolución Bolivariana, es pertinente clarificar el concepto de la ideología. Ni con la ideología ni con la práctica correspondiente se puede derrocar el fascismo mundial actual.
Diariamente el newspeak orweliano del consumismo nos capta a muchos de nosotros en sus garras ideológicas genocidas. Muy tácitamente estamos siendo tragados por un accionismo miope, que en el interior de nosotros siembra un odio hacia la reflexión intelectual, hacia el pensar y la teoría.
Para las mega-ganancias del imperialismo corporativo es menester que los trabajadores nunca sepan que son explotados, dominados, discriminados, masacrados y alienados por el sistema capitalista en Venezuela y en todas partes del mundo. Garantizar este crimen a través del control mental es la función principal de la ideología, de las ideas dominantes de las clases dominantes.
De esta manera nos volvemos pro-capitalistas, anti-sociales, anti-socialistas y anti-marxistas, es decir, nos convertimos en víctimas de una maquinaria corporativa globalizada. Esta actitud ideológica impide el desarrollo de una conciencia del trabajador, de una conciencia de clase aquí en Venezuela y en otras partes del mundo.
Pero ¿por qué Lenin enfatizó: sin teoría no hay revolución?
No dijo “sin ideología no hay revolución”. Además estaba hablando de la revolución socialista. O será que la teoría revolucionaria, al igual que la lucha de clases y el marxismo, ya está completamente obsoleta? ¿Será que lo que está a la orden del día son la globalización, el neoliberalismo y las innovaciones ideológicas? Sabemos que Lenin definitivamente no fue un filósofo en una torre de marfil. No bebía vodka importado en el frente de batalla.
Toda ideología siempre termina tergiversando la realidad de clase, falsificando las ideas y los actos de los oponentes de clase. A nivel psicológico la ideología niega la verdadera lucha de clases. Aunque los trabajadores venezolanos participan permanentemente en una lucha de clases, cuya máxima expresión se pudo verificar en los acontecimientos del 2002, ¿quién les explica actualmente lo que es la lucha de clases, lo que están haciendo y pensando? ¿No es esta la tarea de un partido socialista de vanguardia que surja de la clase trabajadora misma? ¿O será que esto se puede lograr mediante una ideología producida por el gobierno mismo o de los intelectuales de la 'oposición' democrática, quienes por lo general distorsionan la lucha de clases?
Claro está, los sociólogos oficiales nos responderán que nuestro único problema es el ‘conflicto social’, o que nuestra ‘sociedad venezolana está en riesgo’, que la guerra en el Oriente medio es un choque de civilizaciones, el choque de religiones y de ideologías. Quizás esta es la razón de por qué aquí en Venezuela la ‘ideología’, o mejor dicho la teoría marxista es incompatible con nuestro socialismo cristiano. Ciertamente tenemos que re-pensar seriamente nuestras visiones dentro del contexto de nuestra Revolución Bolivariana de cara al futuro.
El moderno newspeak yanqui especialmente se niega a aceptar el paradigma venezolano de la democracia participativa y protagónica. Ahora veremos quiénes más prefieren hablar de la práxis y la teoría revolucionaria, en vez de la ideología, porque saben qué es la ideología.
En la noche del viernes primero de julio de 2005, entre las 10 p. m. y la medianoche, estuve viendo y escuchando el programa ‘Dossier’ de Walter Martínez en Venezolana de Televisión, donde entrevistó en vivo al Presidente cubano Fidel Castro. La discusión fue súper informativa y trató eventos mundiales actuales de aquel entonces, y también temas como la religión y la revolución socialista.
Fue un gran placer escuchar hablar a un líder mundial moderno, que llama al pan, pan, en una conversación que tardó dos horas, y donde Fidel no utilizó ni una sola vez el concepto ‘ideología’, para no confundirlo con la práxis y la teoría científica y filosófica. De manera similar tampoco distorsionó el marxismo; no lo convirtió en una caricatura de la negación del capitalismo, llamándolo socialismo estalinista real existente o ideología. Esto fue realmente una extraordinaria excepción revolucionaria, que dio testimonio de que en América Latina Fidel estudió el marxismo muy diligentemente, aprendió bastante de él y lo aplicó científicamente a la realidad global contemporánea, a la emancipación humana.
(Véase: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=40074 )
Por otro lado, fueron docenas las veces que utilizó el término ‘teoría’, donde otros hubiesen preferido el resbaladizo concepto de ‘ideología’. De hecho, sí se escuchó varias veces la palabra ‘ideología’, pero de la boca de Walter Martínez.
Debe ser interesante lo que el Presidente Hugo Chávez y el Presidente Fidel Castro han discutido sobre teoría e ideología en los últimos días, especialmente en una discusión de cuatro horas de duración.
Por cierto, una conditio sine qua non para conocer el socialismo, es conocer el capitalismo; además, conocer la ideología reformista es conocer la teoría revolucionaria, el marxismo. El que no estudió el marxismo, o que sabe muy poco sobre el socialismo científico y filosófico, no puede llamarse marxista, ni siquiera puede criticar el marxismo, y mucho menos declararlo obsoleto. Ciertamente no serán ni la ignorancia intencional ni la inercia mental para estudiar más de 50 volúmenes de los escritos de Marx (o por lo menos la mitad de ellos), ni el opio ideológico o el prozac religioso los que nos ayudarán en crear un hombre nuevo, una nueva lógica liberadora, una ciencia natural innovadora y una nueva filosofía socialista. Tampoco iluminará el peligroso y sangriento camino de Venezuela y las Américas hacia la emancipación humana.
Aquí en Venezuela, aunque la ideología capitalista las distorsiona como nunca antes, las contradicciones sociales se están profundizando. El propio término ‘ideología’, como lo pinta la ‘oposición’ en sus medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, revela cada vez más su verdadera esencia confusa; escupe día y noche el odio de la clase dominante, la distorsión y la segregación, y en consecuencia nubla progresivamente la realidad venezolana hacia el mundo exterior. Sus mentiras descaradas se repiten tantas veces en la prensa mundial hasta que se convierten en parte intrínseca de una ideología fascista, de la superestructura, hasta que los mismos mentirosos comienzan a creer en sus propias mentiras, reportajes y ‘noticias’, y a verse a sí mismos como ángeles blancos y democráticos. Ellos han perdido la capacidad mental de criticar y de diferenciar entre la virtualidad y la actualidad, entre el delirio fantástico y la realidad concreta, entre el amo y el esclavo. En realidad pierden la differentia specifica de la especie humana: el pensamiento racional.
Mediante la ideología se distorsionan a ellos mismos y desfiguran la verdad.
(Ver: http://www.geocities.com/juschmi/teopind.html)
Al final se auto-exilian en Miami, creyéndose los perros guardianes del orden mundial, como la Gestapo o los jinetes del imperialismo corporativo: Exxon Mobil, Chevron, Microsoft, etc. Estos creyentes fanáticos, con el cerebro lavado, no pueden ver a Chávez o a los revolucionarios y socialistas bolivarianos, solamente ven el fantasma que recorre el globo entero, al igual que los árabes infieles, los negros desterrados, los parásitos castro-comunistas, los judíos, las mujeres, los gitanos y los parias inferiores.
Este es el producto intelectual final que,a través de los tiempos, nos dejó la ideología dominante.
Pero podemos aprender mucho de Marx y del verdadero marxismo en torno a la ideología y la crítica de la misma. Por eso la ideología difama al socialismo científico y filosófico, o sea, la negación del capitalismo. En su ‘Ideología Alemana’ Marx explicó con precisión dialéctica lo que es la ideología o la llamada ‘ciencia de las ideas’:
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante.”
( http://www.marxists.org/archive/marx/works/
1845/german-ideology/ch01b.htm )
Durante siglos esto fue (y sigue siendo) válido para todos los países del planeta, incluyendo a Venezuela. Esta es la realidad de la esclavitud, del feudalismo, del capitalismo, del fascismo y del ‘socialismo real existente’, es decir, del estalinismo: es el amo el que piensa, el que planifica y controla a sus esclavos; el esclavo, a su vez, trabaja duro y defiende al amo y a su propiedad privada con su propia vida. El esclavo asalariado de la modernidad no forma parte del poder material progresivo de la sociedad, no posee los medios de producción como propiedad privada, por lo tanto, no participa en la ‘democracia’, en la producción de ideas, en el pensar, en la ideología. Sí participa en el trabajo humano, en el activismo físico ciego; se le enseña a odiar el pensar, la teoría y la filosofía.
Cuando se inició la Revolución Bolivariana hace casi una década atrás, en 1998, un 85% de la población total venezolana (de 24 millones para entonces) se encontraba en condiciones de pobreza crítica.
No fueron las masas laborales las que produjeron la ideología capitalista, que controla la cultura, la religión, la educación y la socialización, sino una pequeña elite de la clase dominante, que junto al poder imperialista corporativo extranjero saqueó la riqueza del país y su pueblo. La Revolución Bolivariana introdujo un programa a gran escala para promover viviendas propias, salud y educación popular.
En consecuencia, hasta el día de hoy, las masas laborales venezolanas están agradecidas y le demuestran su lealtad al Presidente Chávez; lo apoyan por millones, porque simplemente aman a su ‘comandante’, y aman a su revolución. Hay un gigantesco agradecimiento popular hacia un presidente que, gracias a la prosperidad petrolera, está en condiciones de poder hacer algo concreto para su pueblo. Para esas masas laborales es irrelevante lo que nosotros o la prensa mundial en Washington piensan de todo esto.
Lo que los pobres y los trabajadores venezolanos sienten y piensan a estas alturas no es precisamente ideología; al contrario, ellos representan el suelo fértil para la semilla germinante, el vientre de una venidera conciencia de clase, de la cual nos habló Marx.
Marx describió el crimen intelectual del capitalismo de la manera siguiente:
“La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación.” (ibid.)
Entonces, en una sociedad capitalista, ¿cuál es la pre-condición para producir ideas dominantes, para acuñar e imprimir ideología?
Para esto se necesita, entre otras cosas, la existencia de una clase dominante, cuyos miembros son capaces de pensar, a quienes se les permite pensar y los cuales son capaces de adquirir una conciencia de clase dominante.
Es evidente que en Venezuela no se podía desarrollar algo como una ideología socialista. La tarea del socialismo no es la de crear clases medias o altas dominantes. El socialismo se aproximó a Cuba, pero nunca conquistó el poder mundial, y todavía está muy lejos de conseguir su meta histórica en Venezuela. También las clases dominantes del pasado eran todo menos socialistas científicos y filosóficos, es decir, no eran marxistas.
Si nuestros socialistas bolivarianos necesitan o no una ideología revolucionaria, si necesitamos una filosofía emancipatoria, una práxis y teoría revolucionaria, en lugar de una ideología, esto lo decidirán el futuro rumbo de la Revolución Bolivariana y las luchas de clase en las Américas. El socialismo involucra todas las contradicciones y relaciones sociales en la sociedad capitalista, en primer lugar, aquellas de los trabajadores explotados, dominados y discriminados. Es su lucha de clase la que será decisiva. Las máquinas y las computadoras son bienes de consumo, ellas no producen plusvalía; en cambio, las fuerzas físicas e intelectuales de los trabajadores alrededor del globo siguen produciendo ganancias, capital, riqueza y poder.
Además, las clases dominantes a nivel global no sólo producen ideología, sino también ideólogos y think tanks, y quién sabe, probablemente ya clonan pensadores inocentes como monstruos intelectuales al estilo de Frankenstein, como máquinas con interfaz humana.
En las escuelas, universidades y otras instituciones educativas, continua el proceso de la deshumanización, como Marx enfatizó: “es auto-evidente que lo hacen en todos los ámbitos así que, entre otras cosas, también dominan como pensadores, como productores de ideas, y regulan la producción y la distribución de las ideas de su época: por lo tanto, sus ideas son las ideas dominantes de la época.” (ibid.)
Nuestras posibilidades de publicar hechos y datos verdaderos sobre nuestra realidad venezolana son extremadamente limitadas, además de sólo representar unas pocas gotas sobre la lava ideológica del imperio de Murdoch y otras agencias de noticias internacionales. Para poder parar estos buldózers ideológicos es necesario que todo el mundo, incluyendo al gobierno bolivariano, nos brinde urgentemente ayuda material. Necesitamos armas teóricas de defensa masiva, de emancipación global; necesitamos la educación y la formación adecuada, necesitamos periodistas auténticos, recursos financieros y los correspondientes fondos regulares.
Esto nunca se puede tratar de un asunto personal, sino de una gigantesca guerra contra el holocausto mental, como lo pronosticó George Orwell, y el cual nos devora uno por uno, segundo tras segundo, en dondequiera que sea. Tener algunos periódicos, un puño de páginas web, una mínima cobertura por radio o televisión, algunas computadoras o megáfonos, en fin, tener instrumentos comunicacionales que equivalen más bien a señales de humo y palomas mensajeras, aunque son esfuerzos heroicos y leales, jamás nos garantizarán el triunfo de Venezuela y del socialismo bolivariano frente a la actual y feroz ‘guerra de las ideas’, y menos aún el triunfo contra las armas electromagnéticas para el control y la destrucción mental, contra el ‘dominio de pleno espectro’ yanqui, o contra el ‘humanismo militar’, es decir, contra el terrorismo globofascista.
Es tiempo que la Revolución Bolivariana haga algo contra la ideología imperialista mundial, contra su Talón de Aquiles.
No importa cómo tratemos de revelar de manera permanente la esencia fascista de las ideas dominantes, publicando la verdad sobre Venezuela y defendiendo su democracia, las primeras impresiones, como las divulgan los magnates de la desinformación, siempre son las impresiones con más repercusión. Resulta sumamente difícil explicarles a miles de millones de personas que el Presidente Chávez no es ningún Pinochet, Batista, Idi Amin o Mobutu. Nuestros medios de información solamente alcanzan una fracción infinitesimal del público mundial, y además con la limitante de los pocos idiomas que se manejan ahí.
En toda Europa se guarda silencio, hay un apagón en torno a la información veraz sobre Venezuela. Existe una censura estricta sobre cualquier noticia ‘positiva’ de Venezuela. Obviamente cualquier mentira sobre “Chávez el dictador, tirano y terrorista internacional” goza de alta prioridad en los titulares de las noticias internacionales. En este caso, Chávez incluso le gana a Bush en favoritismo, en cuanto al newspeak metropolitano al que Orwell se refiere.
Esto es ideología, y así funciona.
Mientras las ideas dominantes siguen siendo las ideas de las clases dominantes a nivel mundial, Fidel y Chávez, las víctimas de la ideología, tendrán que esperar la victoria de las luchas de clase proletarias, para ser absueltos como ‘terroristas’. La historia actual no logrará este milagro, porque sigue siendo el proceso del trabajo explotado, el proceso de producción capitalista, hecho por grandes dioses, grandes ideas, grandes hombres y por una gran ideología, la cual la inventan grandes razas, preferiblemente compuestas de bellezas europeas blancas, rubias y con ojos azules.
Un excelente ejemplo de cuan peligrosa es la ideología es cuando les pido a mis estudiantes que formulen una sola idea o un solo pensamiento realmente nuevo, original y propio, es decir, algo que nadie haya formulado nunca antes, y algo que represente un verdadero reflejo de su realidad actual. Algunos hacen esfuerzos realmente duros, pero al final tienen que tirar la toalla en la arena de la ideología dominante. Por mis clases y seminarios han pasado grandes bolivarianos, chavistas, gobernadores y embajadores, y hasta el día de hoy la mayoría de ellos todavía me debe este pensamiento revolucionario nuevo, original y auténtico. Esperemos que ahora, cuando están siendo enriquecidos y motivados por la Revolución Bolivariana, logren superar sus barreras teóricas intelectuales, y pronto den a luz al nuevo hombre socialista.
Sin embargo, algunos estudiantes realmente brillantes, me devolvieron la pregunta de manera desesperada.
En mis clases les enseñé palabras e ideas, que en los diccionarios oficiales y en nuestro vocabulario diario brillan por su ausencia como: exvolución, exformación, trialógica, triferencia, chispas transhistóricas, esencia humana, existencia humana, trascendencia humana, la trinidad humana creativa, el holocausto mental, etc., etc.
De hecho les enseñé lo que estoy enseñando todo el tiempo, desde hace décadas. En todo caso es lo mismo que estoy hablando en mis charlas o publicando en Internet.
Es esto lo que necesitamos para poder contrarrestar la ideología fascista.
Esto es práxis y teoría revolucionaria, por cierto dos conceptos que el Presidente Chávez también utiliza de vez en cuando en sus discursos ante la nación.
Franz Lee
Socialismo Bolivariano: Hay que hacer algo contra la ideología imperialista mundial, contra nuestro talón de Aquiles
Por Franz J. T. Lee
¿Sabíamos, que ya en la ‘República’ de Platón se habían decretado relaciones amo-esclavo dentro de la jerarquía filosófica y una especie de apartheid? Y ¿nos dimos cuenta, que hasta el día de hoy se preservan estos fenómenos a través de una sofisticada ideología dominante?
Como nos explica la tercera sección de la ‘República’, que trata de la educación, es precisamente ahí, donde se permite la censura por parte del Estado, y así se consagran todo tipo de verdades medias y mentiras blancas y negras, que siempre han conformado la sagrada primogenitura de todo político de la clase dominante.
En la época de la acumulación original del capital en Grecia Antigua, esto significaba el nacimiento de la ideología dominante dentro de la filosofía política, de la doctrina de las ideas de Platón, de su inteligible topos ouranios, del summum bonum aristocrático y de la polis. Siempre que hablamos sobre la ‘ideología socialista’, deberíamos recordar este dudoso origen transhistórico de la idea, del logos y de la ideología misma. Sin caer en la sofistería o en la semántica de un sabelotodo, por razones emancipatorias, en esta etapa de la Revolución Bolivariana, es pertinente clarificar el concepto de la ideología. Ni con la ideología ni con la práctica correspondiente se puede derrocar el fascismo mundial actual.
Diariamente, el newspeak orweliano del consumismo capta a muchos de nosotros en sus garras ideológicas genocidas. Muy tácitamente, somos tragados por un accionismo miope, que en el interior de nosotros, siembra un odio hacia la reflexión intelectual, hacia el pensar y la teoría.
Para las mega-ganancias del imperialismo corporativo es menester que los trabajadores nunca sabrán que son explotados, dominados, discriminados, masacrados y alienados por el sistema capitalista en Venezuela y en todas partes del mundo. Garantizar este crimen a través del control mental es la función principal de la ideología, de las ideas dominantes de las clases dominantes.
De esta manera nos volvemos pro-capitalistas, anti-sociales, anti-socialistas y anti-marxistas, es decir, nos convertimos en víctimas de una maquinaria corporativa globalizada. Esta actitud ideológica impide el desarrollo de una conciencia del trabajador, de una conciencia de clase aquí en Venezuela y en otras partes del mundo.
Pero ¿por qué Lenin enfatizó: sin teoría no hay revolución?
No dijo, sin ideología no hay revolución. Además estaba hablando de la revolución socialista. O será que la teoría revolucionaria, al igual que la lucha de clases y el marxismo ya es completamente obsoleta? ¿Será que lo que está en el orden del día, ahora son la globalización, el neoliberalismo y las innovaciones ideológicas? Sabemos que Lenin definitivamente no era un filósofo de la torre de marfil. No bebía vodka importado en el frente de batalla.
Toda ideología siempre termina en tergiversar la realidad de clase, en falsificar las ideas y los actos de los oponentes de clase. A nivel psicológico, la ideología niega la verdadera lucha de clases. Aunque los trabajadores venezolanos participan permanentemente en una lucha de clases, cuya máxima expresión se podía verificar en los acontecimientos del 2002, ¿quién les explica lo que es lucha de clases, lo que están haciendo y pensando? ¿No es esta la tarea de un partido socialista de vanguardia que surge de la clase trabajadora misma? ¿O será que esto se puede lograr mediante una ideología producida por el gobierno mismo o de los intelectuales de la 'oposición' democrática quienes por lo general distorsionan la lucha de clases?
Claro, los sociólogos oficiales nos responderán, que nuestro único problema es el ‘conflicto social’, o que nuestra ‘sociedad venezolana está en riesgo’, que la guerra en el Oriente medio es un choque de civilizaciones, el choque de religiones y de ideologías. Quizás esto es la razón de por qué aquí en Venezuela la ‘ideología’ o mejor, la teoría marxista es incompatible con nuestro socialismo cristiano. De veras, tenemos que re-pensar seriamente nuestras visiones dentro del contexto de nuestra Revolución Bolivariana del futuro.
El newspeak moderno yanqui se reniega especialmente en aceptar el paradigma venezolano de la democracia participativa y protagónica. Ahora, veremos quienes más prefieren hablar de la práxis y teoría revolucionaria, en vez de la ideología, porque saben, qué es ideología.
En la noche del viernes, primero de julio de 2005, entre las 10 p. m y la medianoche, estuve viendo y escuchando el programa ‘Dossier’ de Walter Martínez en Venezolana de Televisión, donde entrevistó en vivo al Presidente cubano Fidel Castro. La discusión era súper informativa y trató eventos mundiales actuales de aquel entonces, como también temas como la religión y la revolución socialista.
Era un gran placer escuchar hablar a un líder mundial moderno, que llama a una espada espada, en una conversación que tardó dos horas, y donde Fidel no utilizó ni una sola vez el concepto ‘ideología’, para no confundirlo con la práxis y teoría científica y filosófica. De manera similar, tampoco distorsionó el marxismo; no lo convirtió en una caricatura de la negación del capitalismo, llamándolo socialismo estalinista real existente o ideología. Esto fue realmente una extraordinaria excepción revolucionaria, que dio testimonio de que en América Latina, Fidel estudió el marxismo muy diligentemente, aprendió bastante de él y lo aplicó científicamente a la realidad global contemporánea, a la emancipación humana.
(Véase: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=40074 )
Por otro lado eran docenas las veces que utilizó el término ‘teoría’, donde otros hubiesen preferido el concepto resbaladizo de la ‘ideología’. De hecho, sí se escuchó varias veces la palabra ‘ideología’, pero de la boca de Walter Martínez.
Será interesante lo que Presidente Hugo Chávez y Presidente Fidel Castro han discutido sobre teoría e ideología en los últimos días especialmente en una discusión de cuatro horas de duración.
Por cierto, una conditio sine qua non para conocer el socialismo, es conocer el capitalismo; además, conocer la ideología reformista es conocer la teoría revolucionaria, el marxismo. El que no estudió el marxismo, o que sabe muy poco sobre el socialismo científico y filosófico, no puede llamarse marxista, ni siquiera puede criticar el marxismo, y mucho menos declararlo obsoleto. Ciertamente no serán ni la ignorancia intencionada, ni la inercia mental para estudiar a más de 50 volúmenes de las escrituras de Marx (o por lo menos la mitad), ni el opio ideológico o el prozac religioso, los que nos ayudarán en crear un nuevo hombre, una nueva lógica liberadora, una ciencia natural innovadora y una nueva filosofía socialista. Tampoco iluminará el peligroso y sangriento camino de Venezuela y las Américas hacia la emancipación humana.
Aquí en Venezuela, aunque la ideología capitalista las distorsiona, como nunca antes, las contradicciones sociales se están profundizando. El propio término ‘ideología’, como lo pinta la ‘oposición’ en sus medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, revela cada vez más su verdadera esencia confusa; escupe día y noche el odio de la clase dominante, la distorsión y la segregación, y en consecuencia nubla progresivamente la realidad venezolana hacia el mundo exterior. Sus mentiras descaradas se repiten tantas veces en la prensa mundial, hasta que se convierten en parte intrínseca de una ideología fascista de la superestructura, o sea, hasta que los mismos mentirosos comienzan a creer en sus propias mentiras, reportajes y ‘noticias’, y a verse a sí mismos como ángeles blancos democráticos. Ellos pierden la capacidad mental de criticar y de diferenciar entre la virtualidad y la actualidad, entre el delirio fantástico y la realidad concreta, entre amo y esclavo. En realidad, pierden la differentia specifica de la especie humana: el pensar racional.
Mediante la ideología, se distorsionan a ellos mismos y desfiguran la verdad.
(Ver: http://www.geocities.com/juschmi/teopind.html)
A la final, se auto-exilian en Miami, creyéndose los perros guardianes del orden mundial, como la Gestapo o los jinetes del imperialismo corporativo, de Exxon Mobil, Chevron, Microsoft, etc. Estos creyentes fanáticos, lavados del cerebro, no pueden ver a Chávez o a los revolucionarios y socialistas bolivarianos, solamente ven el fantasma que recorre el globo entero, al igual que los árabes infieles, los negros desterrados, los parásitos castro-comunistas, los judíos, las mujeres, los gitanos y los parias inferiores.
Fue esto el producto final intelectual, que a través de los tiempos nos dejó la ideología dominante.
Pero podemos aprender mucho de Marx y del verdadero marxismo, en torno a la ideología y la crítica de la misma. Por eso, la ideología difama al socialismo científico y filosófico, o sea, la negación del capitalismo. En su ‘Ideología Alemana’, Marx explicó con precisión dialéctica lo qué es ideología o la llamada ‘ciencia de las ideas’:
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante.”
( http://www.marxists.org/archive/marx/works/
1845/german-ideology/ch01b.htm )
Durante siglos, esto era (y sigue siendo) válido para todos los países del planeta, también para Venezuela. Esto es la realidad de la esclavitud, del feudalismo, del capitalismo, del fascismo y del ‘socialismo real existente’, es decir, del estalinismo: es el amo el que piensa, el que planifica y controla sus esclavos; el esclavo a su vez, trabaja duro y defiende al amo y a su propiedad privada con su propia vida. El esclavo asalariado de la modernidad no forma parte del poder material progresivo de la sociedad, no posee los medios de producción como propiedad privada, por lo tanto no participa en la ‘democracia’, en la producción de ideas, de pensar, de ideología. Sí participa en el trabajo humano, en el activismo físico ciego; se le enseña a odiar el pensar, la teoría y la filosofía.
Cuando se inició la Revolución Bolivariana hace casi una década atrás, en 1998, un 85% de la población total venezolana (de 24 millones) se encontraba en condiciones de pobreza crítica.
No fueron las masas laborales las que produjeron la ideología capitalista, que controlaban la cultura, la religión, la educación y la socialización, sino una pequeña elite de la clase dominante, que junto al poder imperialista corporativo extranjero, saqueó la riqueza del país y su pueblo. La Revolución Bolivariana introdujo un programa en gran escala para promover viviendas propias, salud y educación popular.
En consecuencia, hasta el día de hoy, las masas laborales venezolanas están agradecidas y le demuestran su lealtad al Presidente Chávez; lo apoyan por los millones, porque simplemente aman a su ‘comandante’, y aman a su revolución. Hay un gigantesco agradecimiento popular hacia un presidente, que, gracias a la prosperidad petrolera, está en condiciones de poder hacer algo concreto para su pueblo. Para esas masas laborales es irrelevante lo que nosotros o la prensa mundial de Washington piensa de todo esto.
Lo que los pobres y los trabajadores venezolanos sienten y piensan a estas alturas, no es precisamente ideología; al contrario, ellos representan el suelo fértil para la semilla germinando, el vientre de una venidera conciencia de clase, de la cual nos habló Marx.
Marx describió el crimen intelectual del capitalismo de la manera siguiente:
“La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación.” (ibid.)
Entonces, en una sociedad capitalista ¿cuál es la pre-condición para producir ideas dominantes, para acuñar e imprimir ideología?
Para esto se necesita, entre otras cosas, la existencia de una clase dominante, cuyos miembros son capaces de pensar, a quienes se les permite pensar y los cuales son capaces de adquirir una conciencia de clase dominante.
Es evidente, que en Venezuela no se podía desarrollar algo como una ideología socialista. La tarea del socialismo no es la de crear clases medias o altas dominantes. El socialismo se aproximó a Cuba, pero nunca conquistó el poder mundial, y todavía está muy lejos de conseguir su meta histórica en Venezuela. También las clases dominantes del pasado eran todo, menos socialistas científicos y filosóficos, es decir, no eran marxistas.
Si nuestros socialistas bolivarianos necesitan o no una ideología revolucionaria, si necesitamos una filosofía emancipatoria, una práxis y teoría revolucionaria, en lugar de una ideología, esto lo decidirán el futuro rumbo de la Revolución Bolivariana y las luchas de clase en las Américas. El socialismo involucra todas las contradicciones y relaciones sociales en la sociedad capitalista, en primer lugar, aquellas de los trabajadores explotados, dominados y discriminados. Es su lucha de clase que será decisiva. Las máquinas y las computadoras son bienes del consumo, ellas no producen plusvalía; en cambio, las fuerzas físicas e intelectuales de los trabajadores alrededor del globo siguen produciendo ganancias, capital, riqueza y poder.
Además, las clases dominantes a nivel global no sólo producen ideología, sino también ideólogos y think tanks, y quién sabe, probablemente ya clonan pensadores inocentes como monstruos intelectuales al estilo de Frankenstein, como máquinas con un interfaz humano.
En las escuelas, universidades y otras instituciones educativas, continua el proceso de la deshumanización, como Marx enfatizó: “es auto-evidente, que lo hacen en todos los ámbitos, así que, entre otras cosas, también dominan como pensadores, como productores de ideas, y regulan la producción y la distribución de las ideas de su época: por lo tanto, sus ideas son las ideas dominantes de la época.” (ibid.)
Nuestras posibilidades de publicar hechos y datos verdaderos sobre nuestra realidad venezolana, son extremadamente limitadas, además de sólo representar unas pocas gotas sobre la lava ideológica del imperio de Murdoch y otras agencias de noticias internacionales. Para poder parar estos buldózers ideológicos, es necesario, que todo el mundo, incluyendo al gobierno bolivariano, nos brinde urgentemente ayuda material. Necesitamos armas teóricas de defensa masiva, de emancipación global; necesitamos la educación y la formación adecuada, necesitamos periodistas auténticos, recursos financieros y los correspondientes fondos regulares.
Esto nunca se puede tratar de un asunto personal, sino de una gigantesca guerra contra el holocausto mental, como lo pronosticó George Orwell, y el cual nos devora uno por uno, segundo tras segundo, en dondequiera que sea. Tener algunos periódicos, un puño de páginas web, una mínima cobertura por radio o televisión, algunas computadoras o megáfonos, en fin, tener instrumentos comunicacionales, que equivalen más bien a las señas de humo y las palomas mensajeras, aunque son esfuerzos heroicos y leales, jamás nos garantizarán el triunfo de Venezuela y del socialismo bolivariano frente a la actual y feroz ‘guerra de las ideas’, y menos aún el triunfo contra las armas electromagnéticas para el control y la destrucción mental, contra el ‘dominio de pleno espectro’ yanqui, o contra el ‘humanismo militar’, es decir, contra el terrorismo globofascista.
Es tiempo que la Revolución Bolivariana hace algo contra la ideología imperialista mundial, contra su talón de Aquiles.
No importa, cómo tratamos de revelar de manera permanente la esencia fascista de las ideas dominantes, publicando la verdad sobre Venezuela y defendiendo su democracia, las primeras impresiones, como las divulgan los magnates de la desinformación, siempre son las impresiones con más repercusión. Resulta sumamente difícil explicarles a miles de millones de personas, que el Presidente Chávez no es ningún Pinochet, Batista, Idi Amin o Mobutu. Nuestros medios de información solamente alcanzan una fracción infinitesimal del público mundial, y además con la limitante de los pocos idiomas que se manejan ahí.
En toda la Europa se guarda silencio, hay un apagón en torno a la información verdadera sobre Venezuela. Existe una censura estricta sobre cualquier noticia ‘positiva’ de Venezuela. Obviamente, cualquier mentira sobre Chávez, el dictador, tirano y terrorista internacional, goza de alta prioridad en los titulares de la noticia internacional. En este caso, Chávez incluso le gana a Bush en favoritismo, en cuanto al newspeak metropolitano del que Orwell se refiere.
Esto es ideología, y así funciona.
Mientras las ideas dominantes permanecen siendo las ideas de las clases dominantes a nivel mundial, Fidel y Chávez, las víctimas de la ideología, tendrán que esperar la victoria de las luchas de clase proletarias, para ser absueltos como ‘terroristas’. La historia actual no logrará este milagro, porque sigue siendo el proceso del trabajo explotado, el proceso de producción capitalista, hecho por grandes dioses, grandes ideas, grandes hombres y por una gran ideología, la cual la inventan grandes razas, preferiblemente compuestas de bellezas europeas blancas, rubias y con ojos azules.
Un excelente ejemplo, de cuan peligrosa es la ideología, es, cuando les pido a mis estudiantes de formular una sola idea o un solo pensamiento realmente nuevo, original y propio, es decir, algo que nadie ha formulado nunca antes, y algo que representa un verdadero reflejo de su realidad actual. Algunos hacen esfuerzos realmente duros, pero en fin, tienen que tirar la toalla en la arena de la ideología dominante. Por mis clases y seminarios han pasado grandes bolivarianos, chavistas, gobernadores y embajadores, y hasta el día de hoy, la mayoría de ellos todavía me deben este pensamiento revolucionario nuevo, original y auténtico. Esperemos, que ahora, cuando están siendo enriquecidos y motivados por la Revolución Bolivariana, logren superar sus barreras teóricas intelectuales, y pronto darán a luz al nuevo hombre socialista.
Sin embargo, algunos estudiantes realmente brillantes, me devolvieron la pregunta de manera desesperada.
En mis clases les enseñé palabras e ideas, que en los diccionarios oficiales y en nuestro vocabulario diario brillan por su ausencia, como: exvolución, exformación, trialógica, triferencia, chispas transhistóricas, esencia humana, existencia humana, trascendencia humana, la trinidad humana creativa, el holocausto mental, etc., etc.
De hecho, les enseñé lo que estoy enseñando todo el tiempo, desde hace décadas. En todo caso, es lo mismo, que estoy hablando en mis charlas o publicando en Internet.
Es esto lo que necesitamos para poder contrarrestar la ideología fascista.
Esto es práxis y teoría revolucionaria, por cierto, dos conceptos, que el Presidente Chávez también utiliza de vez en cuando en sus discursos ante la nación.