La estrategia de sobrevivencia de Hugo Chávez para el 2008 y su problemática simbiosis con la derecha bolivariana

1. Año de “paz o guerra” en Venezuela

Hugo Chávez ha definido el año electoral 2008 como el año que decide si habrá paz o guerra civil en Venezuela: "Imagínense que los grupos de la oposición logren ganar en la Alcaldía Mayor, la Alcaldía de Caracas, el estado Miranda, el estado Carabobo, Zulia, Táchira, Anzoátegui, etcétera; si… logran montar allí gobernadores y alcaldes, el próximo paso es la guerra, porque ellos vienen por mí, sería de nuevo el cuadro del once de abril".

2. La espiral de sustitución del Presidente

De hecho, las elecciones regionales de este año inician una dinámica que podría llevar al posible fin de la carrera política del Presidente. Porque a estas elecciones siguen las legislativas del 2010, que generarán una nueva Asamblea Nacional, y en el 2012 habrá elecciones presidenciales, en las cuales el Presidente, según la Constitución vigente, no puede participar. 2008 es, por lo tanto, no solo un año trascendental para la sobrevivencia inmediata del Presidente, sino también para la derecha “bolivariana” que lo rodea, y cuyos líderes pretenden ser sus herederos.

A la luz de esta constelación, la derrota del 2 de diciembre pierde sus últimos aires de inocencia y se convierte en un eslabón funcional para sustituir a Chávez, a más tardar, en el 2012. Dado que Diosdado Cabello, el hombre fuerte de la Nueva Clase Política (NCP), sería el probable candidato chavista en el 2012, si el Presidente no logra cambiar la Constitución, la derrota del referendo en el Estado Miranda luce ominosa.

Desafortunadamente, la estrategia de sobrevivencia que el Presidente ha configurado para las batallas del 2008, y que extrañamente puso en manos de los mismos arquitectos de la derrota del 2007, no parece garantizar el futuro de su proyecto. Más bien, lo encamina hacia una derrota a mediano plazo.

3. La estrategia de sobrevivencia para el 2008

Para sobreponerse a los desafíos del 2008, el Presidente ha decidido implementar una estrategia que opera sobre cinco frentes. 1. Fortalecer la relación simbiótica con el principal Bloque de Poder de la Nueva Clase Política (NCP) ---la “derecha endógena” o “bolivariana”--- que controla el Gobernador de Miranda, Diosdado Cabello, pese a la responsabilidad de este bloque en la derrota del 2/12. 2. No modificar el modelo político vertical pre-decembrino, caracterizado por la alta rotación de ministros; la priorización de su actitud sumisa sobre su capacidad profesional; el uso discrecional e improvisado del poder; la subordinación del PSUV a la derecha bolivariana y del partido al Estado. 3. Mantener la estrategia comunicacional antagonizante del discurso dicotómico, como en el referendo de diciembre 2007 ---“Quién no vota por Chávez, vota por Bush”--- pese a que fue un fracaso. 4. Atacar los problemas del desabastecimiento y de la inflación, íntimamente relacionados, por el lado de la oferta estatal subsidiada y masiva. 5. Imponer una unidad monolítica dentro de las fuerzas oficialistas, sin espacio para la crítica o disidencia, como ilustra, entre otros, la exclusión de Luis Tascón del PSUV, por el simple hecho de haber solicitado la investigación de un documento.

4. Los independientes y la credibilidad del Presidente

Es probable, que los sectores independientes e indecisos (posibles abstencionistas) decidirán las elecciones de noviembre y parece muy dudoso, que la prolongación e intensificación del modelo económico-político-discursivo que llevó al debacle del referendo de diciembre, convenza a esos sectores a votar por el gobierno. Lo que está claro, sin embargo, es que a mediano plazo ese modelo significará el fin del Presidente, porque a) es disfuncional bajo las condiciones políticas emergentes venezolanas y, b) sus contradicciones inherentes resultan cada vez más claras e inaceptables para los ciudadanos. El resultado será una pronta crisis de credibilidad del Presidente.

5. Advertencia paradigmática para el Presidente: el saqueo del Mercal Sabaneta

El saqueo del Megamercal (distribuidora estatal de alimentos) Sabaneta y la siguiente militarización de la ciudad con más de doscientos militares y policías, es una seria advertencia al Presidente sobre la decreciente viabilidad de su modelo predecembrino. El acontecimiento es paradigmático en tres sentidos: 1. sucedió en el lugar natalicio del Presidente; 2. el alcalde de Sabaneta, Aníbal Chávez, es hermano del Presidente, y, 3. el gobernador del Estado (Barinas), Hugo de los Reyes Chávez, es su padre. El hecho de que ni esa confluencia de poder dinástico-estatal pudo garantizar las condiciones de abasto y seguridad en la ciudad, da lugar a serias interrogantes.

6. El fortalecimiento de de la derecha bolivariana y el discurso de las Tres R

Contrariamente al discurso de la Revisión, Rectificación y Reimpulso (Tres R), pronunciado por el Presidente después de la derrota del 2/12, su política ministerial ha consistido en fortalecer a la derecha bolivariana. El nombramiento de Rodolfo Sanz como Ministro de Industrias Básicas y Minería (MIBAM), y del hermano de Diosdado Cabello, José D. Cabello, como Superintendente del Servicio Nacional Aduanero y Tributario (Seniat), entre otros, ilustran ese preocupante desarrollo. Más allá de ser fichas de Diosdado Cabello, ninguno de los dos ministros muestra meritos para ocupar carteras tan importantes.

La solicitud de investigación de un documento oficial de J.D. Cabello, por parte del diputado Luis Tascón, ha motivado un pronunciamiento público del Gobernador, en el que dice que Tascón: a) "es un instrumento del imperio"; b) que “la falsa izquierda es nuestro verdadero enemigo” y, c) que tiene en su poder “un oficio donde Tascón pide un pasaporte diplomático para un banquero venezolano acusado de narcotráfico”.

Este discurso ilustra cuatro elementos importantes de la cultura política impuesta por la derecha bolivariana en la NCP: ad a) la sistemática difamación, de tinte stalinista, de cualquier cuestionamiento o crítica progresista a sus prácticas de poder; ad b) el carácter de clase de este bloque termidoriano de la Nueva Clase Política; ad c) el modus operandi del líder del bloque, quien muestra, desde sus tiempos de Ministro del Interior y Justicia, una especie de gravitación natural hacia los artilugios de la contrainteligencia, particularmente el uso de fotos y documentos comprometedores. ¿Cómo explica Cabello que, siendo gobernador de Miranda (sic), tenga una copia de un documento de esta naturaleza en su poder?

Los métodos de los servicios de inteligencia y contrainteligencia son uno de los resortes principales del poder del gobernador. Otro activo que tiene es, saber realizar sus intereses desde el anonimato del poder, manteniendo un bajo perfil público. Por eso es bueno para la salud del proceso bolivariano, que finalmente empiece a transparentarse su papel en la política de Miraflores.

7. Cuatro elementos para salvar al Presidente

El futuro del Presidente reside en que logre: a) liberarse sustancialmente de su dependencia de la derecha bolivariana; b) que instale una dirigencia democrática colectiva de vanguardia; c) desarrolle un proyecto económico viable; d) supere su discurso binario que impide la consolidación y ampliación de su hegemonía en el país.

8. El momento histórico para democratizar la conducción fue en 2002

El momento histórico de sustituir el modelo vertical de conducción presidencial fue después del golpe militar. El Presidente estaba sacudido por la experiencia, le había regresado la humildad y era la responsabilidad histórica de los demás líderes, imponer una conducción democrática, bajo el correcto argumento de no exponer al Titanic a un segundo choque.

Y, de hecho, a pocos días del fracasado golpe, cuatro importantes líderes de la Revolución decidieron realizar la misión de hablar con Hugo Chávez, para democratizar el sistema de conducción. Lamentablemente, cuando llegó el momento de negociar con el Presidente, se echaron para atrás. La consecuencia de dejar al Presidente en la discrecionalidad de construir el modelo de 2003-2007, fue el paulatino desarrollo de una alianza estratégica entre el Presidente y la derecha bolivariana, que desembocó en el duopolio de poder estatal y partidista respectivo, que sufre la Revolución hoy día. En este sentido todos los líderes bolivarianos tienen una corresponsabilidad histórica en el advenimiento de la situación actual.

9. Sanear el modelo económico

Las debilidades estructurales más profundas del modelo presidencial radican en la política económica y discursiva como expliqué en el artículo anterior. Parece obvio, que si el Presidente no logra desarrollar un programa y discurso claro y convincente de saneamiento estructural de la economía (inflación, desabasto, precios administrativos, propiedad, Socialismo del Siglo XXI), no podrá convencer a importantes sectores de clase media y a independientes, para votar en noviembre por el.

Dado que en su entorno ministerial nadie se atreve a decirle al Presidente lo que es posible en la economía venezolana, y lo que es irreal, le convendría asesorarse con un Consejo Asesor Internacional independiente, de gente que sabe de economía. En ese grupo podrían estar el economista peruano Oscar Ugarteche (finanzas internacionales), el mexicano Julio Boltvinik (política redistributiva social), el informático-economista escocés Paul Cockshott (inflación, Socialismo del Siglo XXI), el econometrista alemán Klaus Bartsch (análisis macroeconómico econométrico), el español Arturo Ferrín (logística) y el estadounidense Joseph Stiglitz (keynesianismo desarrollista). Caveat: si el Presidente encarga la conformación de este grupo a sus habituales engranajes de funcionarios venezolanos y caribeños, es decir, a los cortesanos que lo rodean, será un ejercicio inútil, porque solo invitarán a sus amiguitos y socios.

10. Modificar el discurso

Dos conceptos en inglés nos ayudarán a entender el problema estructural del discurso presidencial. Los propagandistas estadounidenses enfocan el control ideológico de la población bajo el concepto de perception management, gerenciar las percepciones. Todos los gobiernos del mundo, burgueses o socialistas, realizan una sistemática política de “gerenciar” las percepciones de la población, con diferentes grados y particularidades. La particularidad del discurso del Presidente es el management by crisis, es decir, la gerenciación de percepciones por medio de constantes crisis y amenazas de enemigos, reales o virtuales.

El peligro de esta táctica es que a mediano plazo cansa a la población, es decir, tiene un bajo umbral de saturación, que afecta la credibilidad del Presidente cuando no se concreten los peligros. Un consenso sustancial y duradero solo puede establecerse sobre contenidos y reglas compartidos, no sobre interminables situaciones de excepción y juicios binarios.

11. ¿Cómo neutralizar a la derecha bolivariana?

El poder político en Venezuela está repartido entre dos grandes bloques: el de la centro-derecha burguesa, y el de la simbiosis entre el Presidente y la derecha bolivariana. Ante la dimensión de esos poderes, las propuestas anacrónicas de la izquierda tradicional, que no logra actualizar su software de izquierda fordista de los años treinta (estatización), son huracanes en un vaso de agua.

El Presidente es un hombre pragmático, y la mejor manera de hacerle ver el alto costo político de su simbiosis con la derecha bolivariana consiste en convencerlo, de que los independientes y los sectores bolivarianos más honestos se están yendo del proceso. Y que en noviembre esos votos serán el fiel de la balanza que decida las elecciones de “paz o guerra” de Venezuela.



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Heinz Dieterich


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