(Primera parte)
Escribo desde la amistad, desde el tremendo respeto y desde la urgencia de unidad en el campo de las luchas populares y del pensamiento y acción marxistas, señalo así, de paso, a la acción de los profesores universitarios, aquellos que no se dejan arropar por la arrogancia de la estructura medieval, que es un ropaje invisible y pesado, y quienes tienen en sus experiencias de lucha y persecución su principal mérito, más allá de la luz académica, resuena un eco de años, la lucha los promueve como seres humanos necesarios.
Tengo en mis manos el libro del camarada brasilero Leovegildo Pereira Leal, voy a leerlo para ustedes, tiene en su título el magnetismo propio de lo que conjugan dos términos de actual y urgente dinámica: Marxismo y Socialismo. Respecto a su autor, podemos decir, en cuanto a su formación académica, que es de carácter diversificada, es graduado en periodismo por la universidad Cásper Líbero de Sao Paulo, Magíster en Historia por la universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro y Doctor en Sociología Política por la universidad de Sao Paulo. Inicia su carrera de perseguido político mucho antes, en la dictadura militar instaurada en 1964. Activista político desde muy joven, siempre consideró fundamental el desarrollo de lo teórico como necesidad urgente para una práctica consecuente. Ha desplegado una actividad comunicacional en diversos medios, entre estos, folja de S. Paulo, Estado de S. Paulo, IstoÉ y el Journal do Brasil. Además de ser parte del consejo editorial de la revista Crítica Marxista e implacable jugador de ajedrez, ha ejercido el cargo de profesor de Comunicación Social en la universidad de Caxias en Río de Janeiro, coordinador del curso de comunicación social de la universidad de Fumec en Belo Horizonte, y actualmente es profesor de Ciencia Política y Sociología en la universidad Antonio Carlos, unidad Raposos en Mato Grosso.
Haré comentarios derivados de la lectura de su libro, no pretendo abarcar el texto íntegro, simplemente la tarea que me propongo es poner a consideración de los camaradas marxistas venezolanos las ideas que se desprendan de una lectura respetuosa por la persona y por la obra. En esta primera entrega haré summa derivada de una lectura de la presentación y las dos primeras partes del capítulo introductorio.
Toda traducción es un crimen, y como tal, siendo yo el victimario, no me queda sino asumir los errores interpretativos y los límites propios en el manejo teórico, espero poder robar algo de la luz de la obra de Leo, el Gran Alfil, y ponerla al alcance de los camaradas que leen con paciencia.
Presentación
La primera referencia, la crisis del socialismo real, puesto en escena como evento central de la historia contemporánea, se denuncia ocultado, en su estudio, por visiones peligrosamente conservadoras, tanto así, que el mismo objeto de estudio queda nublado, oscurecido. Tales visiones han sido producidas hegemónicamente, a partir de metodologías ideológicamente determinadas por las filas marxistas-leninistas y trotskistas, enfoques que participan de un mismo “vicio teleológico” totalmente extraños al materialismo histórico –personalmente prefiero llamarlo “visión materialista de la historia”, usando las palabras de Marx- formulado para el conocimiento de los procesos históricos y sociales.
La interpretación teleológica, al igual que la acusación de “economicismo”, como uno de los principales ataques al cuerpo teórico práctico del Marxismo, ha derivado en escenarios de lucha teórica, en endogamias teóricas, donde el problema de la verdad o de la certeza de tales ataques ha quedado saldado por la simple superioridad numérica. El profesor Leo se plantea una revisión, un recorrido de la ortodoxia marxista como una forma de reivindicación del marxismo, pero para escapar de la trampa teoricista, se plantea también, metodológicamente, el análisis de una experiencia histórica concreta: La Revolución Cubana. Sin dejar de lado un compromiso con la totalidad histórica que obliga a las referencias políticas e históricas del campo socialista, en especial la URSS.
Introducción
1. La derrota del euro-socialismo como marco histórico y teórico
La identificación de ciclos históricos, de nexos existentes entre eventos de apariencia independiente, no es un elemento a priori sin fundamento, es el saldo de una concepción de la investigación que, como dice Marx, “(…) ha de tender a asimilarse en detalle la materia investigada, a analizar sus diversas formas de desarrollo y a descubrir sus nexos internos” (Marx, 1975, pág. XXIII), sólo desde esta perspectiva valiente, y comprometida con la realidad, más que con un sistema absoluto y especulativo, es donde todo marxista marca el primer paso. Desde esa postura, al borde del abismo, se vuela desde una visión de totalidad.
La lucha de clases cierra un ciclo histórico con el fin de los estados socialistas del este, enmarcado en una realidad cruzada por eventos políticos, económicos e ideológicos. La visión referencial de este ciclo a partir del surgimiento/extinción de los estados socialistas tiene su razón de ser y, de acuerdo con Leo, tales eventos configuran algunas veces, una equivocada expectativa ideológica, la cual pone a los estados socialistas situados fuera de los límites geográficos del continente europeo, como condenados al mismo destino.
Dentro de las razones que argumenta Leo en contra de tal suposición, podemos entender como elemento de unidad, la originalidad necesaria del socialismo como proyecto de emancipación de los pueblos no-europeos, esto significa que, el socialismo, como forma política, debe abandonar las fórmulas euro-centricas y dar la pelea por constituirse desde su originalidad, realidad atravesada por el acertado enunciado robinsoniano que nos invita a decidirnos por ser originales so pena de errar copiando.
Leovegildo le otorga en su estudio prioridad a las formas políticas sobre las formas sociales. Desde esta perspectiva es interesante plantearse la necesidad de reformular las nuevas estructuras clasistas, las cuales se complejizan como consecuencia de nuevas formas de opresión y de explotación en Latinoamérica y otros países del mundo no-europeo. El trabajo de Leo se asume enmarcado en una intención ética primordial de avanzar hacia la construcción de una sociedad comunista, tomando al marxismo como el instrumental teórico de su concepción y concreción, tiene como objeto teórico al socialismo marxista, y como objetivo, el de contribuir a la comprensión de los nexos centrales de la estructura de estado en las sociedades socialistas marxistas desde el pensamiento de Marx.
En relación con lo anterior, el economista marxista norteamericano, Paul Sweezy, identifica una crisis de las que él llama “sociedades post-revolucionarias” y valiéndose del concepto de paradigma de Thomas Khun, propone la necesidad de innovar teóricamente, de construir una “base nueva” para la estructuración de sociedades post-revolucionarias. Leo identifica la vena cientificista de Khun enmendando alguna errónea interpretación del planteamiento de Sweezy, llamando la atención sobre la ruptura paradigmática, que al igual que el concepto de “revolución científica” de Khun, no deben comprometernos con una ruptura con el marxismo. Incorporo y cierro con un trozo del texto del profesor Leo, en portugués. La traducción es inmediata:
Nao perde significado, contudo, o chamamento de Sweezy. A questao central está em que nao está suficientemente formulada em Marx, nem no marxismo, a teoría específica do estado-sociedade-socialista de transiçao ao comunismo em níveis de explicitaçao capazes de dar à mesma a condiçao de paradigma como pensado por Khun. Na realidade, este paradigma está por ser construido em uma operaçao de complementaçao e desdobramento, nao de ruptura. E aí estará a base nova reclamada por Sweezy. (Leal, 2008, pág. 18)
2. Falta una teoría marxista para el estado marxista
En diversos escritos Marx esboza elementos que pueden ser constituyentes de una teoría marxista del estado, por ejemplo, en el primer capítulo de la Ideología Alemana (Marx & Engels, 1973), leemos:
La estructura social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos; pero de estos individuos, no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad. (Marx & Engels, 1973, pág. 20)
Claramente se establece un vínculo orgánico entre lo social y lo político como factor determinante de la visión marxista, en otro escrito leemos lo siguiente:
Como el Estado es la forma bajo la que los individuos de la clase dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se condensa toda la sociedad civil de la época, se sigue de aquí que todas las instituciones comunes se objetivan a través del Estado y adquieren a través de él la forma política. (Marx & Engels, 1973, pág. 78)
Hay así una cantidad de certeros elementos desperdigados por la obra marxista que pueden dar pistas de una teoría del Estado, sin embargo, al igual que con conceptos como el de ideología, el de alienación, entre otros, no hay una obra de síntesis, y si la hubiese, estaríamos ya a la distancia histórica suficiente para abordar tal empresa con el afán de ponerla a vibrar al ritmo de nuestras dinámicas latinoamericanas, justamente ese es el objetivo que se propone Leovegildo.
A partir de una cita de Perry Anderson, de su libro Consideraciones sobre el marxismo occidental (1976), incorporado por Leo a la bibliografía y del cual no dispongo de una copia, se plantea el profesor, entre otros asuntos, la pregunta sobre la relación entre socialismo y democracia. La pregunta tiene, en los actuales momentos del proceso revolucionario venezolano, una actualidad casi que absoluta, una fuerza a nivel de movimiento tectónico, es decir, podemos estar, los marxistas, evadiendo una problemática seria para la comprensión de nuestro proceso, cuando caemos en la trampa de la supuesta permeabilidad del marxismo ante un concepto que en ciertos escenarios es manejado por la reacción como obstáculo ético. Al respecto dice Leo, de nuevo en un portugués de traducción inmediata:
Pode-se e debe-se questionar se este estado socialista marxista terá alguma coisa de democrático, tanto em seu aspecto sustantivo quanto no adjetivo. De nossa parte, consideramos mesmo que uma das mais graves deformaçoes sofridas pelo marxismo, senao a mais danosa, é a absolutamente e literalmente desautorizada, pelo próprio Marx, inclusao da democracia como un valor marxista, no interior de uma lógica estrábica, esplicitada ou nao, que supoe a democracia um “valor universal”. (Leal, 2008, pág. 20)
El comienzo es valiente y acertado, muy pocos son los camaradas marxistas que se atreven a desgarrar el velo ahistórico de la democracia y buscan más allá, pocos se plantean construir el comunismo sin ocultar comprender al socialismo como una transición. A partir de estos elementos empezamos la lectura con una urgencia por la incorporación de las ideas de Leo en espacios de discusión y estudio. Continuaremos la próxima semana con la parte restante del primer capítulo.
P.S. Terminé este artículo sin la posibilidad de incorporar la bibliografía, la deuda será saldada en la segunda parte.
(*)Lic.
Profesor UBV
Estudios Políticos y de Gobierno
proyectsucre@yahoo.es