El socialismo no se decreta,
es un largo proceso de transformación, no sólo de las bases materiales,
que trasforman a una economía de explotación a unas relaciones económicas
de cooperación y solidaridad, sino también deben transformar al hombre
enajenado, propiciar el surgimiento del hombre libre. La ética
del socialismo es su filosofía, es la que le da dirección, son
los principios que guían para la formación de la nueva sociedad, el
hombre nuevo. Como Filosofía requiere de una sólida base argumentativa
producto del debate reflexivo permanente. A igual que el modelo socialista
a construir esta ética sin bien tiene unos principios claro no es un
modelo predeterminado está y estará en permanente construcción. Es
el amor lo que esta en el centro de la moral socialista y es el
nutriente del accionar político.
Sin este sustento el proyecto puede convertirse solo en mecanismo de distribución, pero no lograra la constitución de una verdadera sociedad socialista. Lo más importante es poder establecer las diferencias diametrales que la diferencia de la ética capitalista, es decir, que diferencia la igualdad, la libertad y la justicia capitalista de la solidaridad, igualdad, libertad y la justicia socialista, de lo contrario es bastante probable que valores propios del capitalismo nos sigan acompañando y hasta sean legitimados por un seudo discurso socialista. Los valores éticos del capitalismo son en realidad manifestaciones de una anti ética, son verdaderos valores son el egoísmo, la explotación y el control sobre el otro. La ética socialista no puede ser una metafísica, decálogo de principios huecos sin ninguna base material y real. Asimismo la ética del socialismo debe epistemológicamente romper con los reductos ideológicos que se heredan inevitablemente del capitalismo. Esta debe ser una de las primeras tareas de la educación socialista: desconstruir la ideología capitalista que aún está infiltrada en los conceptos, categorías y teorías del discurso socialista. La ética socialista debe también alejarse de cualquier práctica populista que se hace cómplice de los vicios y del consumismo capitalista. Para que el debate sobre la participación y los valores en el socialismo no sea metafórico y sobrepase la visión metafísica debe tener un sujeto definido, es el pueblo, el excluido, el que ha sido marginado históricamente de la participación de los bienes materiales e inmateriales.
Frente a un planeta que manifiesta sus limites, frente a la crisis de un modelo civilizatorio que se ha llevado por delante los mas elementales derechos del hombre, ya no es posible medidas coyunturales, es necesario y sin demora el enfrentamiento al modelo societal capitalista y poner todo el esfuerzo por el surgimiento de un nuevo mundo que haga posible la vida humana en toda su plenitud y en el que se garantice la existencia a las generaciones futuras.