(Según Eduardo Gallegos Mancera)

Disciplina partidista

En algunos medios de comunicación del Estado Apure, últimamente han venido criticando nuestra posición partidista (PCV) en cuanto al apoyo que le hemos dado en la Región, a todas las candidaturas que postuló el PSUV a la Gobernación, Alcaldías y Consejo Legislativo a elegirse el próximo 23 de Noviembre, en el marco de las elecciones regionales en toda la República Bolivariana de Venezuela. Inclusive algunos amigos o compañeros de luchas revolucionarias en años recientes, y que ahora andan medio molestos por no haber logrado sus aspiraciones individuales, han mostrado actitudes irrespetuosas y denigrantes contra la militancia y dirigencia comunista apureña.

Esgrimen los “amigos” el argumento que: “eso de la disciplina partidista es una pendejada”. Por parte de nosotros que de tanto resistir y protegernos de los ataques “ya tenemos la concha dura como los Morrocoyes”, por los ataques de los reaccionarios anticomunistas y ultraderechistas, hemos optado por no entrar en confrontaciones viscerales, como pretenden ellos, las cuales nos conduzcan a rupturas o antagonismos irreconciliables; sencillamente preferimos respetarles sus planteamientos sin necesidad de compartirlos. Sin embargo, creemos necesario divulgar y citar (in extenso) por este espacio lo que al respecto de la disciplina partidista nos dejó escrito en Cualidades del Dirigente. (Ediciones del PCV, Mayo 1988, p.p.36-37), el Camarada Eduardo Gallegos Mancera, a quien recordamos siempre con afecto, cariño y eterna admiración:

“Nuestro partido se diferencia de los demás en la noción de disciplina que le es inherente. Somos un ejército disciplinado de clase, aunque entre nosotros no rija el “ordeno y mando” sino el acatamiento voluntario, al entrar al partido, del centralismo democrático: elección de abajo hacia arriba de los organismos de dirección y subordinación de la minoría –de quien quede en minoría en cada caso concreto- a la mayoría.

En los partidos burgueses no existe esa disciplina férrea de que estamos hablando. Son partidos-masa, en las cuales nadie en verdad está obligado a nada y donde resulta imposible controlar las actividades del militante.

En el PCV las cosas –repetimos- son diferentes. La estructura celular –método leninista insuperable- nos permite, o debe permitirnos, conocer cómo se comporta cada miembro. Y la mística en tal sentido nos ayuda.

La noción de la disciplina ofrece un variado espectro, desde la puntualidad y la asistencia a las reuniones hasta la aplicación de la línea política debidamente fijada. Creo no necesitar extenderme sobre esto, pues los estatutos son elocuentes.

Nuestra disciplina debe ser férrea, lo cual no quiere decir aplicación ciega de sanciones a cada paso. Para que sea aceptada, es necesaria la información al militante y el empleo de la persuasión. Directivas a rajatabla corren el riesgo de no ser entendidas o de ser mal ejecutadas. Y nada más ajeno a nuestra ética proletaria y a nuestras pautas en general. El caudillo –o el que pretende fungir de tal- siempre fracasa, a la corta o a la mediana.

En relación con todo esto, vale la pena recordar las sanciones contempladas en los estatutos. Abarcan una graduación acertada que es preciso recorrer desde la más leve hasta la más rigurosa: la expulsión del partido, a la cual debe apelarse en caso extremo y sin vacilaciones cuando los hechos lo exijan. La amonestación, primera en la escala de menor a mayor, puede en muchos casos ser eficaz, si reviste carácter constructivo y no de relación normativa y, más aún, con nuestra moral proletaria”.

Como puede notarse, aunque muy concreto son muy ilustrativos los razonamientos de nuestro Camarada Eduardo, además de muy oportunos para el acontecer de hoy. Si en nuestra realidad político-electoral del presente, en el proceso de transformación nacional, no se logra una importante disciplina en todas las organizaciones revolucionarias, en particular las que intentan conducirlo a motus proprio o con carácter de “exclusividad”, seguramente en esa misma medida se irá dificultando el nivel de avance, fortalecimiento y consolidación.

Por tanto, para nosotros si es vital la Disciplina Partidista, aunque ella por si sola no es lo más indispensable, pero de que es muy importante y necesaria no tenemos la más mínima duda, hoy como siempre.


desideratum_apure@yahoo.com


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Oscar Adolfo Alvarado

Licenciado. Vicepresidente del Consejo Legislativo del Estado Apure. Presidente de la Sociedad Bolivariana del Municipio Biruaca.

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