En el estado Amazonas
de Venezuela renace una red de puestos de salud. Médicos de la
Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de Cuba contribuyen.
Sergio Malarov de Uruguay
y Guillermo Argueta Monterrosa de El Salvador trabajan hace un año
como médicos en la selva amazónica. Ellos pertenecen al Batallón
51, un grupo de médicos jóvenes que fueron formados en la Escuela
Latinoamericana de Medicina (ELAM) en la Habana, Cuba. Después de que Fidel Castro entregó las primeras
becas a bachilleres de países latinoamericanos; de los cien primeros candidatos de Venezuela,
51 fueron los que se graduaron como médicos cumpliendo los seis años
de estudio. Por eso, Hugo Chávez los llamó sin más hablar el “Batallón
51”.
El Batallón 51 está
dirigido por la Coronela Eugenia Sader Castellanos. La médica militar
de la Fuerza Aérea de Venezuela organiza la distribución de casi 300
médicos en el interior del país. Una parte de estos egresados de la
ELAM provienen de otros países latinoamericanos (1). Este año va a
sumarse otro grupo procedente de Cuba.
En el año 1956, cuando
la metralla arrasó a los 82 guerrilleros, poco después de llegar a
la Sierra Maestra, Che Guevara, el único médico dentro de los rebeldes,
quien ya había establecido varios ambulatorios de salud en pueblos
pobres, “tuvo que elegir entre una caja de balas y una caja de remedios.
No podía cargar con las dos, y prefirió la caja de balas.” (Galeano,
1985).
50 años después de
esta decisión, Cuba recibe respeto y honor de todo el mundo por su
provisión de atención y formación médica en los países llamados
del tercer mundo. Es así, que trabajan en el año 2007, más de 31
000 trabajadores y trabajadoras de salud, médicos, médicas, enfermeros
y enfermaras de la isla del Caribe en 72 países del mundo (Huish, 2008).
Como respuesta a los
grandes daños del huracán Mitch, Cuba estableció en el año 1998
la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y entregó más de 11
000 becas a estudiantes de 29 países para estudiar medicina en la Habana.
Los candidatos son elegidos sobre todo de familias con bajos recursos
de países latinoamericanos y africanos. También un grupo de los Estados
Unidos fue aceptado. Todos los servicios como libros, alojamiento, alimentación
y otras necesidades son cubiertos por la beca. La única obligación
de los estudiantes es regresar a sus países y trabajar como médicos
en sus pueblos y comunidades.
Siguiendo el ejemplo
de Cuba, en Abril 2007 se abrieron las puertas de una segunda ELAM en
Venezuela (Escuela Latinoamericana de Medicina A. P. Réverénd). En
ambas universidades, el foco de la formación es la Medicina General
Integral, que junto a la medicina clásica fortalece la prevención,
la educación para la salud y la rehabilitación. Intencionalmente se
integran las terapias alternativas, porque, entre otros, algunos de
los estudiantes indígenas van a colaborar con shamanes cuando
regresen en sus pueblos.
La creciente accesibilidad
a la atención médica, sobre todo en poblaciones marginalizadas, contradice
la tendencia neoliberal, que quiere limitar su acceso a aquellos que
pueden pagarla. La nueva constitución venezolana, que garantiza atención
medica gratuita para todos, y que prohíbe la privatización del sistema
público de salud, se opone a esta política de la exclusión social
(PAHO, 2006).
El Amazonas venezolano
fue por mucho tiempo una zona casi excluida de los servicios estadales.
La selva de lluvia y poca poblada es una extensa zona fronteriza con
Colombia y Brasil. En muchos comunidades, pocas veces o nunca, se habían
visto médicos. Hoy en día se esta ampliando la red de ambulatorios
de atención primaria, con la meta de dar cobertura completa a la población
distribuida de forma dispersa en esta vasta región. En este marco,
los médicos del Batallón 51 trabajan en los puntos de consulta de
acceso más difícil.
Guillermo Monterrosa
cuenta: “Cuando llegamos aquí (San Juan de Manapiare), con
Sergio el 8 de noviembre de 2007, estaba empezando la época seca. El
río Manapiare y todos los caños cercanos empezaron a reducir su caudal
y se hicieron de difícil navegación. Una situación que no favorecía
el transporte de combustible fundamental para la central electrógena
que da energía al pueblo.... con el apoyo de los consejos comunales,
empezamos a dar consulta abierta a las comunidades
y poco a poco se iban abriendo a nosotros.
...así, apenas recién
llegados, nos encontramos con nuestro primer trabajo de parto en el
ambulatorio, recuerdo que fue el primer sábado, recuerdo que Sergio
atendió el parto y el alumbramiento y yo estaba presto a recibir al
bebé para reanimarlo. El momento llegó y por complicaciones de trabajo
de parto prolongado el niño nació con una cianosis marcada y flacidez
generalizada. Sergio me lo dio y cuando lo miré pensé “no puede
ser que nuestro primer nacimiento fallezca” y comenzó la reanimación,
que me pareció duró una eternidad, hasta recuperar las funciones vitales
del recién nacido. Todo esto no hubiera sido posible sin los materiales
de aspiración e incubadora con los que contamos en el ambulatorio además
de la energía de los paneles solares que también fueron donados por
una misión bolivariana.”
Y Sergio Malarov comentó:
“Sin la beca de la ELAM no hubiese podido estudiar medicina…. aprendimos
mucho en Cuba, y ahora nos alegra aplicar lo aprendido… Nosotros
aprendimos a ver el paciente como ser humano y no como medio para el
negocio”.
(*) El Batallón 51 está conformado por la primera promoción de 51 médicos egresada en el 2005, la promoción de 58 médicos egresada en el 2006, y de 91 médicos egresados en el 2007.
http://www.aporrea.org/misiones/n109626.html
Galeano E., Century of
the Wind. Memory of Fire. 3 vols. New York: Pantheon Books, 1985
Huish R.,
Going where no doctor has gone before: the role of Cuba's Latin American
School of Medicine in meeting the needs of some of the world's most
vulnerable populations. Public Health. 2008 Jun;122(6):552-7.
PAHO (2006). Barrio Adentro: The right to health and social inclusion in Venezuela. Caracas: PAHO/WHO for Venezuela. http://www.ops-oms.org.ve/
wgmetzger@yahoo.com