Propuesta para resolver
la necesidad de encuentro de los intereses gremiales a lo interno del
PSUV.
Desde
hace algunas semanas (incluso meses), jóvenes militantes del PSUV,
en la región Caracas, se han encontrado con el fin de discutir cómo
debe ser la participación de la juventud dentro del nuevo partido.
Dos visiones se han elevado: una, que repitiendo la estructura de otras
organizaciones aboga por la creación de la Juventud del PSUV como órgano,
como cuerpo organizativo interno del Partido. Algunos lo llaman como
fase previa, otr@s como una forma de organización gremial o sectorial
interna... Otra, que considera que el partido no se debe parcelar en
subpartido juvenil, subpartido de mujeres, etc., y que, en consecuencia,
tienen la responsabilidad de integrarse a toda la estructura general;
que argumenta comprender la necesidad de encuentro de la juventud para
definir algunos asuntos estratégicos, pero que esto no amerita la creación
de un “secretariado juvenil” en sí, puesto que ya existen equipos,
tanto a nivel nacional como regional, de movimientos sociales y poder
popular y debemos evitar la burocratización del partido.
Ambas
opiniones obedecen a distintas formas de concebir, tanto la organización
partidista como la participación de la sociedad en general en sus procesos
de politización, y trataré de ahondar en ellas desde la propuesta
de la JPSUV.
Visiones Organizativas:
La
idea de la J-PSUV nace con el fin de agrupar a los jóvenes del partido
en una estructura interna que permita la organización de este sector.
Se dice que sin ella, se dispersarían las iniciativas y jamás se concretarían
las discusiones que le competen a este sector social, tales como: posiciones
frente al marco jurídico juvenil y educativo vigente, la creación
de estrategias para la captación de la juventud, el problema laboral
de la juventud, etc.
A
simple vista, la intención parece necesaria, sin embargo, de no evaluar
sus repercusiones en la totalidad del partido, pudiera traer consecuencias
complejas de manejar, pero sobre todo desgastantes en el momento coyuntural
en el cual nos encontramos.
Cuando
hablaba de la visión de las dos formas organizativas que pudieran estar
en pugna en este momento, me refería a que existen dos formas principales
de organización: la cartesiana y la integradora.
La
primera nos impone que para que exista una organización “eficaz y
eficiente” se deben separar los “roles” según las áreas que
se desean abarcar de la realidad. Para ésta una estructura organizativa
es como un engranaje en donde cada dependencia (bien delimitada y definida)
funciona como un todo con una Dirección vertical y clara1.
Desde esta perspectiva, nuestro partido antes de la forma de organización
que hoy posee, debería crear dependencias (o direcciones) para que
la militancia interna asumiera tareas y responsabilidades particularísimas
en la estructura. Es así como surgen pues los secretariados juveniles,
de mujeres, trabajadores, campesinos, etc., y así por sector social
sobre el cual se desee incidir, cada una con una estructura interna
y con responsabilidades derivadas para quienes participan en ellas.
La
segunda, señala que la realidad es indivisible2 y que las
mejores formas organizativas son aquellas que parten de los diagnósticos
de las necesidades concretas, las cuales deben ser abordadas de manera
integral por quienes forman parte de la organización. De ella se derivan
las propuestas de equipos multidisciplinarios, de asambleas y vocerías,
de incorporación de la mayor cantidad de sectores a las discusiones
estratégicas (educación, juventud, salud, vivienda, dirección política,
etc.), términos bastante comunes a nuestra realidad actual.
Si bien la primera proposición parece lógica, las limitaciones con respecto al PSUV saltan a la vista. Alguna de ellas:
- De crearse internamente los secretariados por área social, una persona mujer, joven, trabajadora, que además milita en su batallón ¿tendrá que asumir responsabilidades en cada estructura interna?
- En el actual momento político, donde la coyuntura electoral nos exige funcionar como un cuerpo unificado ¿es oportuno someter a la militancia a un proceso de elección de representantes para cada parcela?
- ¿Qué pasará entonces con la estructura de batallones y circunscripciones o brigadas?
Son
algunas preguntas que aún no tienen respuesta. Y si bien en estos momentos
sólo hablamos de la conformación de la juventud, mañana nos tocará
hablar de las demás seccionales pues no existiría justificación alguna
para que cada parte gremial tenga su espacio dentro de la estructura.
Y
me sigo preguntando, ¿qué puede estar detrás de estas propuestas?,
¿quizá la necesidad de crear nuevas parcelas de poder interna que
nos lleven, en el peor escenario a nuevos protagonismos individuales
o, en lo mejor de los casos, a la creación de nuevos órganos de presión
al partido?...
Me
detengo en este punto, porque creo necesario aclarar que, evidentemente,
para que el partido no pierda el rumbo revolucionario, deben existir
sectores de presión que lo orienten permanentemente. Ahora bien, el
problema está en ¿dónde deben estar los sectores de presión, si
dentro, junto al partido o ambos?
Esta
pregunta, además, está íntimamente ligada con otra necesaria: ¿cuáles
son las tareas de la militancia de un partido revolucionario?, pues
creo que sólo de su respuesta es que podremos encontrar sentido al
accionar que, autocríticamente, se vienen realizando de manera muy
improvisada y desgastante.
A mi juicio, creo que nuestras funciones principales son:
- Motor en la construcción socialista
- Motor en la destrucción del estado burgués capitalista
- La consolidación de la estructura interna del partido y,
- El impulso para la consolidación del movimiento social.3
- Elevación de los niveles de organización revolucionaria del pueblo
- Elevación de los niveles de conciencia revolucionaria del pueblo tal que le de carácter político a las luchas reivindicativas, contribuyendo así a crear las condiciones subjetivas necesarias para la construcción efectiva del poder popular.
Éstas,
inseparables, deben encontrarse en cada militante del PSUV, pues de
lo contrario la estructura del partido terminaría sustituyendo el rol
protagónico que NECESARIAMENTE debe crearse en los sectores organizados
del pueblo para que, así, podamos avanzar en el Poder Popular pleno,
en la democracia directa que tanto necesitamos. Recordemos que son las
luchas locales: de inquilinos, de campesinos, de estudiantes, obreros,
comunales… las que se enfrentan de manera directa al orden social,
a la propiedad privada, a la estructura del estado capitalista. En consecuencia,
de nada nos servirá si sólo actuamos sólo dentro del PSUV como tampoco
si no hay coordinación interna en los golpes que se dan a la estructura
que sostiene al capitalismo.
La J-PSUV
Ahora bien, volviendo al tema de la Juventud considero, en consecuencia, que más que la creación de una parcela interna del partido, las y los jóvenes debiéramos encontrarnos con dos fines:
- Promover el encuentro de la juventud interna para dar respuesta a:
- Coyuntura electoral.
- Captación de nuevos jóvenes.
- Consolidación de los batallones (como el resto de la militancia).
- Construir una propuesta que nos lleve al encuentro con los demás sectores organizados de la juventud (FFM, INJ, IMJ, FBE, por nombrar las institucionales y demás de carácter local), en la cual nos integremos como una organización más para planificar, juntos, las estrategias en los espacios concretos de lucha, sin que esto signifique negar la vanguardia ni la responsabilidad que tenemos de asumir esa tarea en los términos que definiera el Che.
Cabe
entonces reafirmar que, evidentemente, se necesitan espacios para el
encuentro de los sectores juveniles del partido, pero lo cuestionado
es que la creación de una estructura directiva sea la única forma.
De hecho, si analizamos bien nuestro partido, podemos encontrar que
si la célula mínima es el batallón, la siguiente es la circunscripción
y la última es el Equipo Político Regional (EPR) y la
Dirección Nacional (DN), lo correcto sería que la juventud presente
en la la DN junto a los EPR promueva el encuentro de las y los
jóvenes por circunscripción o región para planificar las acciones
que amerita la coyuntura. De estos espacios puede designarse una vocería
con la que luego se realice una reunión para redondear el plan estratégico
coyuntural. Esta instancia podría cobrar el nombre de Pleno
Nacional y Regional de la Juventud del PSUV.
Esto
no genera ninguna secretaría, ni puesto de mando, ni chapa alguna,
asunto que nos ha hecho perder en reiteradas ocasiones la perspectiva
estratégica de la lucha; no promueve la parcelación del sector y,
además, respeta la estructura interna con la que hemos venido trabajando
en el PSUV.
Es
así, pues, como en vez de nacer la J-PSUV, nacería el Pleno Regional
de la Juventud del PSUV, hacia el Pleno Nacional de la Juventud de la
Organización (al cual pudieran asistir las vocerías de los equipos
de trabajo), bajo los principios y estatutos de nuestro Partido.
Estas instancias, podrían sesionar por trimestres la primera y semestral
la segunda, en una primera etapa de concreción. Luego, pudiera evaluarse
su periodicidad.
Cada
joven de la estructura tendría la responsabilidad de apropiarse de
las tareas que surjan de esos encuentros para transmitirlas y llevarlas
a cabo en cada batallón, para que de este modo nunca se pierda la conexión
entre la base y las propuestas elevadas a las Direcciones.
La
segunda tarea, que lleva más tiempo, sería una propuesta a mediano
plazo que, de manera local puede comenzar a promoverse en los espacios
de lucha donde hace vida la juventud: el liceo, las instituciones de
educación superior, las misiones, las instituciones, el trabajo, etc.,
y sería la conformación de una especio de Frente Juvenil Socialista
o, como lo rescata el documento del Congreso Fundacional la Unión de
Jóvenes Bolivarianos por el Socialismo.
En
él, la Juventud del partido se encontraría con jóvenes revolucionarios
de otras expresiones organizativas para acordar los asuntos estratégicos
y procurar la planificación conjunta de algunas actividades. De esta
forma, podría lograrse el fortalecimiento del espíritu juvenil del
partido y, además, la elevación de los espacios gremiales de lo reivindicativo
a lo político, al tiempo que se ejecutan los cambios necesarios en
los espacios de lucha local -pues no podemos perder de vista que el
partido es una herramienta, no la garantía de la revolución en sí.
En
este Frente, con la fuerza interna acumulada y la estrategia clara,
ahora sí, la juventud crearía sus instancias de vocerías y toma de
decisiones. Junto con otras y otros. Junto con los demás sectores del
pueblo llano mismo.
Lo
otro es ignorar los antecedentes de las organizaciones de izquierda
que, en su afán de dar un trato distinto a la juventud terminaron desfasándose
en su accionar. Ignorar que la formación que se da en el compartir
cotidiano con cuadros con experiencia es vital para el crecimiento de
la militancia juvenil, y la retroalimentación entre las visiones generacionales
enriquece las resoluciones de los equipos. Pero, sobre todo, es comenzar
a separar a los jóvenes de sus batallones, lo que debilitaría la base
fundamental de nuestro partido.
Como
se puede observar, el presente escrito no es más que la sistematización
de algunas interrogantes y la elevación de algunas sugerencias para
su resolución. Sin ánimos de pretender que en él se encuentre la
respuesta acabada, el planteamiento es sólo una propuesta para el debate,
que estoy segura será recibida desde la necesidad de construcción
y problematización del proceso revolucionario en el que todas y todos
andamos.
La
realidad, resulta más compleja de lo recetaria que nos la ha impuesto
nuestro sistema educativo, por ello es normal que tendamos a ver las
soluciones a corto plazo, pero creo siempre importante detenernos y
reflexionar un poco para dar pasos más firmes. La creación de una
estructura revolucionaria: con un nuevo método y una nueva lógica,
no es nada sencillo, pero incluso más complicado aún es mantenerla,
sobre todo en tiempos coyunturales.
Reivindicamos
el batallón integrado por mujeres, hombres, jóvenes, adultas, adultos,
estudiantes, trabajadoras, trabajadores, artesanas, artesanos, pueblos
originarios, afrodescendientes, etc. Donde todas y todos debatamos sobre
las distintas especificidades que constituyen nuestra realidad; donde
la estudiante aprenda del trabajador y viceversa, el adulto aprenda
de la joven y viceversa y tomando como uno de los insumos ese intercambio
de saberes que reivindica el principio de la concatenación universal
podamos contribuir a la construcción política de la transformación
de la sociedad en su conjunto. Es decir, crear espacios donde el estudiantado
piense y aporte a la emancipación de la clase trabajadora; donde las
adultas y adultos piensen y aporten a las luchas de los jóvenes, donde
los hombres debatan y discutan junto a las mujeres como construir un
mundo sin violencia y sin agresión intrafamiliar. En cambio, si asumimos
el camino cartesiano, los asuntos de las mujeres serán de las mujeres
y no de todas y todos los revolucionarios; los asuntos de la juventud
serán sus asuntos y por esa vía podríamos terminar reproduciendo
algunos de los valores más nefastos de la ideología burguesa como
el individualismo y el egoísmo; Además de burocratizar al partido.
Esperamos,
pues, que estas reflexiones sirvan de aporte a la discusión y motiven
el debate en todos los sectores, internos y externos del PSUV, para
alcanzar una conclusión coherente que fortalezca las bases de esta
experiencia política.
oslyhr@gmail.com