La Universidad era toda agitación, tanto como lo fue el liceo Caracas donde estudió. Percibido como portador de consignas políticas, esquemas y discursos irreverentes, Ali Primera, cantor del Liceo, cantor del pueblo, no solamente es hoy por hoy un capítulo especial de la nueva canción venezolana, Ali Primera ¨ese canto redentor¨ como lo definió¨ el falconiano Miguel Angel Paz, en su libro, es un emblema viviente por su significación para una historia de la sensibilidad en Venezuela, hemos querido recordarlo, en este mes de octubre en un Ciclo Musical en La Haya-Holanda en la Misión Diplomática que dirige el Embajador Agustín Pérez Celis.
Una secreta devoción lo emparentó no sólo a la acción a favor de los excluidos, sino a la jerga de la ¨ars poética¨ de los viejos rapsodas y bardos que han sido siempre los cronistas de su tiempo. Más que el éxito, le tocó cumplir con el itinerario de todo cantautor, tradujo así en imágenes poético-musicales lo que consideró fundamental expresar y que le concernía tanto a su geografía interior como a la imborrable realidad social.
En su cancionero, encontramos el espectro del pasado: el paisaje marginal, la desolación de la provincia venezolana, el escenario urbano, las contradicciones sociales, los héroes revolucionarios, el intelectualismo de izquierda, las estampas e historias de personajes de la lucha nacional e internacional por la liberación de los pueblos. Sin malabarismos y dualismos literarios, siempre uso el lenguaje directo y su rechazo a los mecanismos persuasivos de la industria cultural venezolana, a la comercialización, analizados a través del tiempo del terrorismo mediático, no son más que el reflejo de su consistencia y rectitud, valores que hoy más que nunca están en vigencia.
Recordamos haberlo visto en televisión comercial solo en actos políticos, donde participaba como cantante invitado, pero nunca cobró por estar en esos eventos. Si bien su cancionero abarcó el espectro del mensaje social, poco a poco, su obra musical se fue expandiendo, sus primeros trabajos datan de los comienzos de la década de los sesenta, por ello muchas de las piezas se escucharon en los pasillos y aulas de clases de la Universidad Central de Venezuela –sobre todo en tiempo de elecciones estudiantiles- como posteriormente en su estancia en un país de la lejana Europa del Este, donde Alí Primera combatía la nostalgia de su terruño –Falcón- armándose de un estilo de combatiente y poeta revolucionario. Para nosotros las canciones de Alí Primera, se convierten en una magistral banda sonora de nuestra infancia y adolescencia: llena de sinsabores, alegrías, luchas y proféticas utopías, algunas realizadas y otras por realizar.
Las producciones musicales mantuvieron una constante, el canto al pueblo, a la otra Venezuela, cuando en su época eran evidentes los rasgos de desequilibrio e irracionalidad social y política. Sin embargo, en momentos en los cuales era difícil de observar esas realidades, menos aun combatirlas con programas sociales de equidad y justicia como los que hoy tenemos, su certeza interior de artista, que siempre los gerentes deben escuchar, esa intuición sensible lo llevó a describir situaciones ya olvidadas por el totalitarismo urbano.