Pertenecer, por Naturaleza, por ciclo vital y por historia a la Juventud significa conocer nuestra pasión, nuestra fuerza, nuestros sueños y nuestra capacidad de amar y de luchar. Es el tejido de virtudes que debemos poner en evidencia, diariamente, ante amigos, familiares, extraños y contrarios, para que sepan que somos esa llama en la hierba seca; capaces de realizar tareas prodigiosas y que tenemos disposición de cargar pocas dudas y culpas por el largo o corto camino de nuestras vidas.
Que escuchen nuestras voces, que vean nuestros rostros, que sean testigos de nuestro arrojo, de nuestra fe, de nuestro actuar inteligente y apasionado, pues no somos otra cosa que esa greda que da forma a la historia. De allí que tenemos que escoger muy bien de qué lado de ese río de acontecimientos humanos habremos de poner el pie.
Carecemos –es cierto- de la “Experiencia” de muchos de nuestros mejores antecesores, guías y maestros. A algunos nos gustan los lujosos aposentos y otros tenemos que poner la mirada y el corazón en el duro camino y el penoso desierto. Lo importante es que tengamos bien dispuesta la Conciencia para entender con claridad las cosas que han pasado, pasan y pasarán.
Es posible que a veces nos pongamos tercos, desobedientes o confundidos pero nunca seremos cobardes, porque sabemos muy bien que la cobardía paraliza y hace imposible toda acción. Seamos Valientes para el combate, voluntariosos en el ejemplo, generosos en la Victoria y leales con quienes creen, luchan con nosotros y nos aman por lo que somos. Sea en tiempo de Guerra o en tiempo de Paz, que el temor no divida nuestras aguas ni debilite nuestros músculos; y que en tiempo de Paz aprendamos a convivir con nuestros semejantes y con la Naturaleza y así como disfrutamos de los viajes, de las grandes y pequeñas ciudades, también amemos el mar, la montaña y la llanura y todo lo que allí habita, porque de nada nos sirve ser valientes guerreros, provechosos estudiantes y fieles amigos, si no amamos el Planeta que debemos dejar a nuestros descendientes.
Ser jóvenes no nos extrae del futuro sino que nos sumerge en él, tanto como lo estamos en el presente: es esa la tarea siempre pendiente. Allá los que se esconden, los que viven en los sepulcros con su pijama de luto y pasan el día y la noche conspirando en rincones secretos contra el futuro y contra los que trabajamos todo el día bajo la luz del sol o en medio de la lluvia, pensando en un luminoso tiempo y en un presente menos arduo. Allá esos reyezuelos caídos del escenario social, político e histórico: los charlatanes que pretenden confundirnos constantemente sin saber que nosotros vemos cómo flota la mentira en su discurso sobre la superficie de la verdad así como flota el aceite sobre el agua. Son los violentos, los inescrupulosos y quieren hacernos caer para que los ayudemos a burlar la Justicia a que deberán someterse. Pero la decisión es parte fundamental de nuestra conciencia histórica en estos tiempos que corren. No nos concierne ese discurso trágico de los afligidos que han querido prolongar sus privilegios e imponerlos por encima de nuestra Esperanza. A Nosotros nos impulsan fuerzas mucho más profundas: buscamos la Justicia, la Paz y la Felicidad de un pueblo que ha sido largamente vejado, agredido y traicionado...Y eso está más allá de cualquier beneficio personal o de grupo.
Si este no fuera el objeto puro de nuestra lucha y la de los soldados dignos del Ejército de Bolívar, más nos hubiera entonces valido no haber llegado siquiera a los vientres de nuestras madres para cundirlas de vergüenza en un tiempo que requiere de jóvenes valientes, claros y disponibles contra un grupo de seres oscuros, cobardes y desertores.
Somos Jóvenes, somos Palabra y Acción, muralla suficiente contra la maldad de pocos que creen que por tener un poder económico mal habido y el poder de los grandes Medios de Comuniocultación, podrán detener el avance real en que navegamos por los rápidos del caudaloso río de la Historia. Sabemos muy bien quiénes somos, qué queremos y qué podemos aportar, como antes de nacer sabía Dios ya, en que Madre, en qué vientre y en que día, amanecer o Noche estaba escrito que viniéramos al mundo. Por ello debemos ser una parte buena de la mejor cosecha de hombres y mujeres que ha venido al mundo. Convencernos de que vinimos a Estudiar, Amar y Luchar para irnos luego por el mismo camino por donde vinimos, pero dejando sembrada una huella de nuestra acción que otros admiren y sigan, unos hijos de nuestro amor que coman de ese fruto y se nutran y no que nuestros actos sean el fruto podrido que los envenene y los avergüence. Deberá ser buena nuestra siembra para que llegue a ser buena nuestra cosecha.
Una cosa es que nos declaren la Guerra y otra es que nos venzan. Ya desde aquella gloriosa fecha de 1814, que celebramos, nuestro querido General José Félix Ribas y sus 500 muchachos, dejaron sembrada la semilla del valor y de la Victoria y salvaron a los Patriotas de una derrota y de una muerte seguras, cuando ya una misteriosa orden había decidido que los defensores de Barquisimeto se retiraran cuando el Gobernador español Ceballos avanzaba desde Coro sobre esta plaza. De ahí que ese primer regimiento, que cayó en pánico, vencido más por razones psicológicas que militares, fuera despojado de sus medallas, rango y estandartes, por orden del propio Libertador Simón Bolívar y sería llamado “el batallón sin nombre”, hasta que pudiera rescatar sus insignias y honores; cosa que logrará más tarde, en la Batalla de Araure, inspirados por el ejemplo que Ribas y sus muchachos dieran en Valencia y Aragua, en apoyo a Bolívar, hasta asegurar el confinamiento del enemigo en Puerto Cabello.
Nosotros, los jóvenes de hoy (como los de ayer) mientras fuere posible (y es nuestro deseo) declaramos la PAZ y la Victoria. Somos jóvenes, tenemos FE, no queremos envejecer indigna y precozmente, por esos tenemos dudas escasas. Lucharemos sin descanso para lograr el sueño de la Unidad latinoamericana, como aspiraran Bolívar, José Martí, Augusto César Sandino, el Ché Guevara, Fidel Castro y también nuestro Comandante en jefe el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías y como lo pregona ante el mundo sin vacilación alguna. En este propósito estaremos firmes hasta que un día la vida nos halle sentados en nuestros jardines o a la orilla del mar azul, cerca de los hijos y con los nietos sobre las piernas; o sentados en la loma respirando aires de libertad. Y en la noche nos acostaremos sin temor y sin vergüenza mientras nuestros hijos velan para que ese día no acabe o esperan su continuación con el siguiente amanecer. Por eso debemos cumplir nuestra tarea para no dejársela toda a ellos. Conocemos la dimensión de la amenaza que constituye el ALCA y la ENTREGA DE PDVSA a un imperio tan inhumano y voraz, que hoy se come a sus propios hijos como Saturno se comía a los suyos en el cuadro de Goya; amenaza para nuestro presente y nuestro futuro y es por ello que la Juventud revolucionaria, indígena y campesina debe estar Unida en un solo frente contra este nuevo monstruo que pretende devorar nuestro sueño y colmar de mayor miseria y dolor el camino que hemos de recorrer.
Hemos sacado los sucios ídolos del templo de la Democracia y de las Instituciones donde se debe impartir la Justicia, la igualdad, la Paz y la Fraternidad. Queda seguir limpiando los vestigios de tal incultura. Los hemos despojado resuelta y pacíficamente de un Poder que nunca merecieron tener puesto que lo usaban para su propio provecho, con desmedro de nuestro presente y de nuestro futuro y AHORA hemos apuntalado la Proa de este Barco de la Esperanza hacia un pueblo que tanto espera de nosotros. ¡Y Hacia allá vamos!.
Por eso, el León que devora las naciones ha bramado desde su madriguera, porque sus cachorros han perdido la presa y resultaron buenos para la rapiña pero malos para la caza. Ahora quieren declararnos su “Guerra Santa” acusando de “Terrorista” al gobernante y el gobierno más humanitario de América, que sigue al pie de la letra los postulados del Concilio de Puebla y que da “poder a los pobres” para disminuir la Pobreza, como lo mandan las Naciones Unidas y pretenden alcanzar con chantaje y violencia lo que no pueden lograr por vía de la Voluntad Popular, bajo acciones fascistas, al amparo de unos medios de comuni-ocultación que constituyen la gangrena social de nuestra querida patria Bolivariana. Conspiración a la cual pretenden bautizar con su cohorte de falsos y demónicos sacerdotes, inquisidores, manoseadores de la Biblia, para evitar que sigamos por el largo camino y el horizonte que nos hemos propuesto caminar y navegar; un camino al que nuestro Comandante bien ha llamado el ALBA o la Alternativa Bolivariana para las Américas.
Pero saben muy bien que somos los hijos de Simón Bolívar, los mismos que rompimos las cadenas y quebramos el yugo del Imperio Español y llenamos de libertad a toda la América en el siglo XIX con nuestro glorioso ejército. Conocen la dignidad y el valor de los jóvenes de la Campaña Libertadora y de quienes lucharon junto a José Félix Ribas en aquellos días de gloria que hoy han hecho grande e inocultable a Venezuela ante los ojos del mundo civilizado. Así fue en aquél tiempo, así fue en el pasado 11 de abril de 2002, en el sabotaje petrolero del 2003 en el Golpe Electoral y el Golpe Agrario y Mediático que pretenden realizar. Por eso es clara nuestra consigna ¡NO PASARÁN!, ¡NO VOLVERÁN!
Con la misma convicción con que saltaron a las calles los hombres y mujeres jóvenes que lucharon junto a José Félix Ribas, aún conscientes de la desigual ventaja de los españoles en su contra, y que lucharon hasta vencer y escribir la más gloriosa página de la Juventud Venezolana. Es lo que no nos quieren perdonar los grandes saqueadores y bandidos de la historia, los que apuestan en sus tumbas y echan los dados contra nuestros pueblos y nuestro futuro, los que se han hundido en el abismo de la desesperación y la traición, porque ven demasiado lejos su retorno al Poder y han sembrado –como un ejemplo digno de ver- el Consejo Infernal y el caos en la gran Nación Argentina que tanto ha dado a la Libertad, a la literatura y a la Cultura Americana. Escenario dantesco al que no volverá, como tampoco Ecuador, Paraguay, Bolivia y Cuba.
Y seguiremos siempre y a todas partes, sin dobleces, a nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y a nuestros Soldados Bolivarianos hasta donde sea necesario y a donde la historia nos cite. Estaremos allí, decidida y puntualmente, por nuestros sueños, con nuestra fuerza, con nuestra pasión porque por los nuestros es el Poema, el Canto y la Lucha.
Todos juntos, conscientes de que no podemos optar entre vencer o morir, ¡Necesario e vencer!.
gabrielmantillachaparro@hotmail.com