Con el pasar de los años se ha vuelto muy común el asociar los términos “Clase Media” y “Contrarrevolución”. Quizás por el hecho de que al ser humano se le ha inculcado desde hace décadas un pensamiento capitalista, egoísta e individualista; donde prevalece la riqueza material sobre los valores de humanismo y solidaridad social. Esto posiblemente haya llevado a que muchas personas, con cierta cantidad de recursos, hayan actuado bajo estos principios a la hora de tomar decisiones a lo largo de su vida.
Sin embargo, el que una persona nazca en una determinada clase social, o pertenezca a ella, no la hace necesariamente estar en contra de los movimientos revolucionarios o populares. Ernesto “Che” Guevara procedía de una familia de clase media-alta, y perfectamente pudo continuar su carrera de médico en un consultorio de su tierra natal; pero, a diferencia de muchos de los médicos de nuestro país, dejó a un lado ese camino y todos sabemos ya la grandeza de su obra y de su aporte a la humanidad.
El Camarada Fidel Castro procedía de unos padres terratenientes de clase media, quizás hasta de clase alta, tomando en cuenta las condiciones en que se encontraba Cuba en ese momento. Aún así es uno de los principales íconos y líderes de la izquierda, así como una inspiración para muchos a nivel mundial. Nuestro propio Padre de la Patria, Simón Bolívar, fue hijo de una de las familias más ricas de nuestro país y no le costaba nada dedicarse a burgués de la Europa de su momento o a explotar a los pobres de su país, ambos oficios recurrentes de la clase alta en ese período histórico.
Más de una vez se le preguntó a Fidel acerca de sus orígenes y su destino, en el libro “Biografía de dos voces” que Ignacio Ramonet escribe junto al líder cubano, el comandante asegura que él perfectamente pudo haber continuado el oficio de su padre o un futuro digno de un hijo de terrateniente. No obstante, el camarada Fidel reflexiona lo siguiente: “El hombre no es totalmente dueño de su destino. El hombre también es hijo de las circunstancias, de las dificultades, de la lucha...Los problemas lo van labrando como un torno labra un pedazo de material. El hombre no nace revolucionario me atrevo a decir.” (Pág. 43, Ramonet)
La procedencia o la clase social no hicieron menos revolucionarios a muchos de nuestros grandes líderes o pensadores. Depende de cada quien el cómo utilizar las ventajas que la vida le ha dado. Es por esto que considero una atrocidad cuando leo u oigo a camaradas expresarse de manera general acerca de la clase media como contrarrevolucionaria, pues estaríamos cayendo en la misma generalización que cae la oposición cuando habla de los chavistas como gente ignorante y sin inteligencia.
El Comandante Hugo Chávez, en su carácter de líder de nuestra Revolución, ha insistido en la idea de que nuestro proceso es de inclusión, y no de exclusión. El decir que una persona debe ser excluida simplemente por formar parte de una determinada clase social sería ir en contra de los principios planteados por nuestro Presidente.
Esta Revolución ha fomentado el uso de internet como un medio capaz de llevar la cultura y la educación a todas partes. Prueba de esto, es el lanzamiento de nuestro satélite Simón Bolívar, que busca, entre otras cosas, hacer llegar la tecnología y la telecomunicación a todas partes de nuestro país y de nuestro continente. Sin embargo, sólo un pequeño porcentaje de la población a nivel mundial tiene acceso a una computadora, y mucho menos a internet. El hecho de que aquí, en gran parte, podamos disfrutar de este medio, nos hace contar con una herramienta que para la gran mayoría a nivel mundial, es un privilegio de las clases medias.
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