Desde que el Comandante Hugo Chávez obtuvo la presidencia del país en 1999 comenzaron a soplar vientos de cambio en Venezuela, ese cambio necesario que haría posible la transformación profunda de toda la estructura del Estado Venezolano, la cual pasa obviamente por hacer revolución dentro de las instituciones públicas; y aunque en un principio no se lograron diseñar las estrategias para cristalizar el proyecto, en el año 2006 fueron creadas las directrices que darían inicio a la construcción de esa nueva patria.
De allí parte la importancia del Primer Plan Socialista Simón Bolívar 2007-2013 y sus importantes siete líneas estratégicas, pero a mi juicio hace falta más, no es suficiente con lo contenido allí, si no lo ponemos en práctica, hoy en día solo hace falta centrarse en una empresa del estado, la que sea y detenerse a pensar un poco en como funciona y les aseguro que van a concluir que nada está funcionando como debería, en primer lugar porque no están alineadas con el Proyecto Socialista Bolivariano y segundo por que aún siguen plagadas de enemigos acérrimos del proceso que usan su camisa roja “ de turno” para enquistarse en el poder y destruir la revolución desde adentro, y eso es algo que nosotros los socialistas por convicción no podemos seguir permitiendo, yo definitivamente estoy convencida de que para transformar el Estado, necesariamente debemos transformar al hombre y mujer venezolanos, es un problema de conciencia, de valores; por ese motivo es imperante el proceso de transformación de la Gestión Pública Venezolana y este debe comenzar por la estructura, es decir, la instituciones deben deslastrarse de ese modelo autárquico que históricamente han adoptado, pues para que se cristalice este proyecto necesariamente deben involucrarse con el entorno, no podemos los servidores públicos seguir actuando al margen de la sociedad, imponiendo nuestras individualidades por encima de las necesidades del colectivo, es allí donde radica la importancia de la participación activa de pueblo en la gestión pública, se trata de empoderar al pueblo para que sea protagonista de sus propios cambios, y por ende corresponsable de todo lo inherente a ellos, del mismo modo debo decir, que promover la participación del colectivo en la gestión pública, hacerlos dueños de sus proyectos, inculcarles sentido de pertenencia y hacerles entender que de ellos depende que esos cambios sean sostenibles en el tiempo, no es fácil, hemos sido formados en un sistema excluyente, en el cual las comunidades nunca han tenido cabida, es por esta razón que el reto de nosotros los nuevos Gerentes Sociales del siglo XXI es aún mayor, dado que debemos ser agentes de cambio para que ese ideal de gestión que luce perfecto en el papel pueda convertirse en una palpable y sólida realidad.
Para concluir, voy a reiterar que en la medida en que como servidores públicos y punta de lanza de esta nueva institucionalidad entendamos que solo nosotros podemos transformarnos internamente para poder cambiar nuestro entorno, haremos posible el cambio, es decir, debemos hacer una revolución interna para que los efectos se reflejen en el exterior y así de esta manera transformaremos todo lo que nos rodea, y eso solo lo lograremos inoculándonos muchas dosis de valores éticos y morales, los cuales escasean en estos tiempos.
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