El bastimento de la independencia se reconoce a partir del conocimiento de las heroicas luchas de nuestros Libertadores, sobrehumanos pasajes sucedidos por el empeño en la libertad, igualdad y justicia, conceptos tan antiguos y tan reales que desde entonces sus letras han inspirado las más valiosas gestas de liberación en todos los continentes.
Relata la historia que Simón Bolívar escribía a vivas voces algunas de sus cartas al lado de los más valiosos hombres de sus ejércitos. Francisco de Miranda al bordo del Leander sembraba las ideas de la revolución a todos sus marineros, contaba sus historias por Europa y su llegada al Caribe. Estas ideas despertaban el alma de quienes no cedían ante los engaños de las oligarquías y de la iglesia del momento.
Siglos después, la libertad cobra los mejores espacios para el discernimiento, orientación y los nuevos escenarios de lucha a los cuales debemos incorporar para su formación al nuevo militante Bolivariano.
En este momento urge la activación de un nuevo espacio de formación que concentre a todos aquellos convencidos en la capacitación política, como la principal salida que riegue el espíritu de las ideas, desde la independencia, pasando por las principales teorías científicas hasta llegar por medio de la comprensión ideológica al Socialismo del Siglo XXI.
Para esto, debe proponerse la creación de un espacio de orientación y formación político ideológica que sea capaz de servir de guía en las más altas y precisas orientaciones que permitan detener las constantes preguntas que nos interrogan ¿Estamos formando a las generaciones que orientarán en la práctica y en la conciencia revolucionaria la sostenibilidad y orientación ideológica del presente momento revolucionario?
Esta es la pregunta que nos acecha en las recurrentes crisis que no logran dar respuestas, estancando las diversas y claras salidas políticas que debieran profundizarse en refutaciones a los hostiles momentos desestabilizadores originados permanentemente con los sectores de oposición.
Pero también hay duras críticas a las recién formadas Escuelas de Formación de Cuadros, las mismas se han ido convirtiendo en desfiles de contextos que sirven a los defensores de “mercados” de poder político; y no, a la cimentación e instauración de hombres que difundan las reflexiones socialistas. Es así, como en vez de tener revolucionarios irrumpiendo en zonas indispensables para amparar nuestra causa social solo tenemos “retratos políticos” que como un ermitaño amparan a las piezas de poder en las colectividades; es decir, que nuestros dirigentes y guías comunitarios han dividido al Pals en toletes, lo que hace que el proceso político se haga sumamente flojo e inconsistente en cuanto a las necesidades de la multitud.
Tal pareciera que las pasadas recetas ideológicas de procesos en otras latitudes aún permanecen intactas en la mente de algunos cuadros políticos, lo que se convierte en una confusa incógnita de ¿Cuál es el Socialismo del Siglo XXI que queremos construir? De ahí las grandes lagunas de nuestro pueblo y la rabiosa agresividad de los trabajos y estrategias psicológicas de nuestros adversarios que son tan feroces.
Por tal razón, los hombres y mujeres inspirados en lo que ha sido el ejemplo del gran Simón Rodríguez, deben dar un paso al frente en la construcción de lo que debiera llamarse la Escuela de Formación Sociopolítica. Desarrollando sus ejes formativos en tres horizontes
El primero, orientando a la formación básica de cuadros, bien podría llamarse, el nivel Patria.
El segundo, orientado hacia el nivel básico de instrucción, circunscribiéndose al nivel medio de formación de cuadros en Revolución.
El tercero y más importante se orientaría al nivel Socialismo, como cuadro avanzado de formación y el futuro profesional que debe asumir las bases de nuestra nación.
venezuela01@gmail.com