Quiero agradecerles
por su invitación, ya que creo que lo que está ocurriendo aquí es
muy importante para el proceso venezolano, pero también es importante
para todo el mundo. Porque creo que en este momento Venezuela está
en el centro de la revolución mundial, y todos los socialistas deberían
estar observando lo que está sucediendo aquí y también aprendiendo
de este proceso, sus pasos para adelante y sus pasos para atrás.
Como Jesús
Dávila, yo también creo importante provocar la discusión, así que
hay algunas cosas que voy a decir que creo podrán resultar provocadoras.
Dado que estoy
aquí como representante del CIM pensé que seria apropiado empezar
con algunas expresiones internacionales. Hay cuatro con las que voy
a llamar su atención. La primera viene de Japón: “el éxito de la
gestión japonesa se fundamenta en la captación del oro que existe
en la cabeza de los trabajadores”. El segundo viene de Francia, de
1968, sobre cómo se conjuga el verbo participar: “yo participo, tu
participas, el participa, nosotros participamos, ustedes participan,
ellos sacan ganancia”. El tercero, y el cuarto vienen de Yugoslavia,
donde tenían empresas de autogestión, donde los consejos obreros tenían
la autoridad legal basada en la propiedad social de los medios de producción.
La tercera expresión es: “nosotros hacemos nuestro trabajo bien,
y tenemos la expectación que ustedes hagan bien su trabajo”. Y la
cuarta expresión es: “no importa lo que haces, lo que importa es
donde lo haces”.
La reflexión
de hoy tiene que ver con el tema del control obrero, consejos de fábricas
y la economía socialista. Quisiera empezar diciendo algo sobre el socialismo.
Para mi el socialismo tiene que ver con el desarrollo humano, y ese
énfasis explicito en el desarrollo humano es lo que diferencia al socialismo
del siglo XXI del socialismo del siglo XX, porque está enfocado en
el ser, en el desarrollo de las capacidades de los seres humanos, el
concepto del desarrollo humano integral. Todas esas ideas están en
la constitución Bolivariana, y cuando pienso en socialismo, pienso
en tres aspectos, tres lados del socialismo, al igual que el presidente
Chávez, quien ha hablado del triangulo del socialismo. Y los tres lados
son: primero, la propiedad social de los medios de producción; segundo,
la gestión obrera de la producción; y tercero, la sociedad solidaria
donde la producción se da en función de las necesidades de los seres
humanos.
Aquí
nos enfocaremos en la cuestión de la gestión obrera, que tiene que
ser vista como una parte de esta combinación, pero como una parte esencial.
Pero ¿Por qué es esencial? Consideremos el proceso de producción
bajo el capitalismo: en el capitalismo sabemos que los trabajadores
están subordinados al capital y lo único que importa es la ganancia.
Es importante entender que el trabajo bajo las relaciones de producción
capitalistas es explotación, pero no es solamente explotación. Marx
fue muy claro al decir que el trabajo bajo las relaciones de producción
capitalista deforma al ser humano. Esto es natural porque al capitalismo
no le preocupan los seres humanos, estos son medios para hacer ganancia.
La producción capitalista transforma a los seres humanos en seres unidimensionales.
Separa el pensar de la acción, intensifica el trabajo porque lo único
que importa es la ganancia, pero también aliena a los trabajadores
de su actividad, desde los medios de producción. Los trabajadores no
ven a los medios de producción como el resultado del trabajo de los
trabajadores anteriores o de su trabajo. Así que, naturalmente, no
se preocuparan mucho de cuidar esos medios de producción, al menos
que estén forzados a hacerlo. También están alienados de lo que producen
y Marx describió este proceso de producción bajo el capitalismo como
un “vaciamiento de los seres”.
Los trabajadores
deberían tener la posibilidad de tomar medidas sobre las prácticas
laborales contrarias a la salud de los trabajadores, deberían poder
determinar el ritmo de trabajo para que sea un ritmo humano, deben tener
la potestad de poder vetar a sus supervisores y escoger los supervisores
que quieren. Pero estos sólo son actos defensivos, que les dan a los
trabajadores el poder de negar. Para avanzar, los trabajadores deben
tener la potestad de utilizar sus conocimientos para cambiar la y reorganizar
la producción, para poder acabar con la ineficiencia y la despilfarro,
y buscar mejores maneras de producir. Los trabajadores saben como hacer
esto. Los gerentes japoneses sabían esto, eso es lo que querían decir
cuando hablaban del oro en la cabeza de los trabajadores.
Pero la pregunta
es ¿Quién se beneficia de esas mejoras? Eso es lo que quisieron decir
los franceses cuando dijeron: “nosotros participamos, ellos hacen
ganancia”. Pero pongamos a un lado la cuestión de quien se beneficia
y supongamos que esto ya está resuelto. Una cosa es decir: “usen
su conocimiento de la producción para mejorarla y hacer que la producción
sea más eficiente”, pero si esto es todo lo que tú estas haciendo,
la división entre pensar y hacer continúa existiendo. Ellos piensan,
ellos planifican, tú haces.
Tenemos el
ejemplo de Yugoslavia. Ahí existían empresas de propiedad social
donde los consejos de trabajadores tenían la autoridad legal para tomar
todas las decisiones. Los trabajadores fueron elegidos a los consejos
por dos años y hubo una rotación constante, y los trabajadores también
participaban en consejos de plantas además del consejo de toda la empresa,
y como resultado del proceso de rotación, los trabajadores tenían
un buen conocimiento de cómo funcionaba la fábrica y tenían el poder
para tomar las decisiones claves. Pero de hecho, la realidad fue que
los consejos de fábricas no tomaban las decisiones, fueron tomadas
por los gerentes y expertos. Los gerentes y expertos diseñaron sus
propuestas y las llevaban al consejo obrero, y los consejos obreros
simplemente aprobaban las propuestas presentadas por los gerentes. Por
ejemplo, los gerentes proponían que iban a invertir una cierta cantidad
de dinero ese año para introducir un nuevo producto, para desarrollar
una campaña de publicidad, para establecer algunos acuerdos con otras
empresas, y lo que pasaba era que los consejos obreros escuchaban las
propuestas, discutían muy poco y simplemente aprobaban las propuestas.
Yo visité Yugoslavia frecuentemente en los 70 y los principios de los
80, y observé reuniones de los consejos obreros y vi muchos debates
largos e intensos, pero nunca fueron debates sobre estas decisiones
críticas, eran sólo sobre cosas como quién podía tomar sus vacaciones
o cuál debería ser el sueldo designado para los trabajadores de diferentes
plantas. Los consejos obreros discutieron estos temas por mucho tiempo,
pero la pregunta es ¿Por qué fue que los trabajadores deliberaron
sobre estos temas por mucho tiempo pero no se enfocaron en las decisiones
claves, las decisiones que tenían que ver con la producción y las
empresas?
Dejaban las
decisiones claves a los expertos, y tenían la idea de que los gerentes
y expertos tomarían las decisiones correctas, de ahí es donde viene
la frase: “nosotros hacemos nuestro trabajo bien, tenemos la esperanza
de que ustedes van hacer su trabajo bien”. Obviamente hubo casos donde
los gerentes y expertos tomaron decisiones que llevaron las empresas
a la ruina. Entonces, los trabajadores botaban a esos gerentes. Yo conozco
dos ejemplos relacionados con esto. Un ejemplo adonde despidieron un
gerente de la empresa y le dijeron que nunca más volviera, y otro donde
amenazaron a un gerente con arrojarlo desde una ventana del tercer piso
si no renunciaba. Así era como los trabajadores botaban a los gerentes
que estaban causando problemas... Pero la diferencia entre pensar y
hacer aún seguía existiendo. ¿Por qué? Los trabajadores sentían
que no tenían suficiente conocimiento, no estaban aprendiendo. Es difícil
aprender como gestionar una empresa después de un largo día de trabajo
duro.
Cuando Marshall
Tito introdujo la Ley de Gestión Obrero en 1950, dijo que algunas personas
pensaban que los trabajadores nunca iban a ser capaces de aprender a
gestionar, pero él dijo que iban a aprender con la práctica. Pero
20 ó 30 años después no habían aprendido, y uno de los problemas
fundamentales fue la necesidad de poner un fin a la división entre
pensar y hacer, y para eso es necesario reducir la jornada laboral o,
mejor dicho, transformar la jornada laboral. Es decir, tomar parte de
la jornada laboral y dedicarlo a la formación de los trabajadores para
poder gerenciar la empresa, porque si no se elimina esta división entre
pensar y hacer, lo que sucede es que los trabajadores no desarrollan
sus capacidades, pero los gerentes sí desarrollan sus capacidades.
Y no fue por casualidad que en la Unión Soviética, en Europa de Este,
China y Yugoslavia los gerentes se convirtieron en los nuevos capitalistas.
Ahora llegamos
a la última cita: “no importa lo que haces, lo que importa es donde
lo haces”, y esta cita nos lleva otra vez a la cuestión de ¿Quién
se beneficia de los cambios en la productividad? En otras palabras,
¿Cuál es la finalidad de la producción? ¿La ganancia? En Yugoslavia
era para maximizar el salario de cada trabajador en la empresa, es decir,
cada grupo de trabajadores estaba orientado hacia el interés propio,
y cuando el interés propio es el fin de la gestión obrera, todos los
cambios en productividad serán dirigidos simplemente a incrementar
el salario de los trabajadores en la empresa. Y si esto es tu fin, tú
puedes ver donde te va llevar. Una cosa que sigue es que los trabajadores
compiten entre ellos mismo, compiten entre cada uno, todos intentando
aumentar el salario de cada uno de sus trabajadores. Che Guevara visitó
Yugoslavia, observó la experiencia y dijo: “bueno, muy interesante
pero esta idea de competencia entre trabajadores, ¿Cómo ayuda para
la construcción del espíritu socialista?” Y esto funcionando dentro
del mercado, que genera la competencia entre diferentes grupos de trabajadores,
generó un aumento de las desigualdades entre ellos. Las condiciones
de desigualdad aumentaron en Yugoslavia, entre trabajadores de diferentes
empresas, entre trabajadores de diferentes regiones del país, y eso
ciertamente aumentó las tensiones, pero ya existía desigualdades anteriores
a este proceso de competencia en el mercado, y esto está relacionado
con el tema de los medios de producción disponibles para cada empresa.
Medios de producción de propiedad social podrán existir, donde todos
los medios de producción pertenecen legalmente a la sociedad en su
conjunto, pero los medios de producción vienen en pedazos y todos los
medios de producción no son iguales, algunos son mucho mejores que
otros, más modernos que otros, y yo llamo a esto el problema del acceso
diferenciado o desigual a los medios de producción.
El hecho de
que haya un acceso diferenciado a medios de producción que son de propiedad
social no es un problema si el propósito de la producción es satisfacer
a la sociedad. Esta desigualdad que existe no necesariamente es un problema
ni necesariamente va a llevar a una situación de ventaja para algunos
trabajadores, pero si es un problema si estas empresas están orientadas
por el interés propio, porque ahí los trabajadores de las empresas
privilegiadas van a ganar un salario más alto que los trabajadores
de empresas menos privilegiados. Por ejemplo, un trabajador trabajando
en una empresa podría estar ganando tres veces más de lo que gana
otro trabajador trabajando en otra empresa pero haciendo precisamente
el mismo trabajo. De ahí viene la expresión: “no importa lo que
haces, lo que importa es dónde lo haces.” En este caso, aunque legalmente
los medios de producción son posesionados socialmente sería incorrecto
pensar que los medios de producción son propiedad social, en este caso
todos no tienen el mismo acceso a los beneficios de la propiedad social.
Lo que existía en Yugoslavia es mejor definido como propiedad grupal:
medios de producción de propiedad de grupos de trabajadores que trabajaban
en esa empresa.
Estos son cuestiones
claves y la razón por lo cual la gestión obrera no puede ser vista
de una manera aislada. Necesitamos entender que es sólo un lado de
la construcción del socialismo, donde la meta es el desarrollo de las
capacidades del ser humano, el desarrollo humano. Tenemos que recordar
que hay tres lados de este proceso: propiedad social de los medios de
producción, gestión obrera que abre la posibilidad de que los trabajadores
desarrollen sus capacidades en la práctica; y la producción para necesidades
sociales, las necesidades de la sociedad, de las comunidades. Esa última
parte requiere de la articulación entre Consejos Obreros, Consejos
Comunales y otras expresiones de la organización social. Tenemos que
ver esto como una guerra con tres frentes: para la propiedad social
de los medios de producción, en contra del capital; para la gestión
obrera, contra los burócratas del Estado, el verticalismo y los gerentes;
para las necesidades sociales, contra intereses propios, y esta parte
involucra, precisamente, la importante batalla de ideas en confrontación
con las viejas ideas.
Cada uno de
estos tres lados son necesarios para la construcción del socialismo,
y si se descuida la batalla en estos frentes, los lados que son descuidados
seguramente van a infectar los otros frentes de lucha. Yo creo que en
esta guerra de tres frentes, la clase obrera organizada debería ser
la vanguardia en cada uno de estos frentes.
Para terminar
quiero hacer hincapié en la importancia de lo que ustedes están
haciendo aquí, ya que no hay modelos para imitar, y por lo tanto
es necesario inventar. Y ese es el punto que Jesús Dávila señaló
antes: “ninguno de nosotros tenemos toda la verdad”. Creo que una
de las mejores expresiones de esto es lo que dijo Fidel Castro en Noviembre
de 2005, el dijo: “Una conclusión que he sacado al cabo de muchos
años, entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante
error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía
de cómo se construye el Socialismo”.
Parecía ciencia
sabida, tan sabida como el sistema eléctrico concebido por algunos
que se consideraban expertos en sistemas eléctricos cuando decían:
“Esta es la fórmula, este es el que sabe”.
Creo que esto es algo que nos debería dar a todos una gran humildad, y el reconocimiento de la necesidad de tomar nuestros propios pasos, y en esto hay algo que se dijo acerca de la importancia de la crítica y aquí siempre cito algo que dijo Rosa Luxemburgo: “La clase obrera, reclama el derecho de poder cometer sus errores y así aprender en el proceso de la historia”