Hace unos días (17 de agosto) el presidente Obama nos honró a los residentes del estado de Washington con su visita aunque solo fuera motivada por política: obtener fondos para las campañas electorales de sus correligionarios que aspiran ocupar, o seguir ocupando, escaños en el Congreso – un recordatorio constante para todos de cómo se comercian los “futuros” de la democracia... si, como cualquier otra materia prima en la bolsa, si bien en este caso la bolsa electoral es regida también por el dólar. La recaudación de fondos esta vez era para la senadora Patty Murray quien aspira ser elegida por cuarta vez al Senado en noviembre. La senadora, antigua maestrita de párvulos es tímida y con cuestionable dotes de mando, pero al mismo tiempo menos apta a causar daño a la ciudadanía que su oponente Republicano, Dino Rossi, político local y buhonero de bienes raíces que afortunadamente perdió por dos docenas de votos ser elegido gobernador de este estado hace seis años.
Por enésima vez en los últimos cuatro meses, Obama ha estado usado en sus eventos de recaudación de fondos la metáfora, con variantes al tema, de cómo Republicanos manejaron un auto (la economía estadounidense) por 8 años del gobierno de Bush (2001-2009), dejándole estancado en una cuneta atrincherada (recesión profunda); y como los Demócratas, bajo su liderazgo, han logrado sacar el vehículo de la trinchera embarrada gracias a la política de recuperación sin el apoyo de los que lo llevaron allí y que ahora reclaman que se les devuelva las llaves.
Nuestro presidente continúa explotando esta metáfora con pequeñas modificaciones que vengan al caso, dado el lugar o el auditorio. Desafortunadamente para todos, esa no es la realidad – y esa monada metafórica es posible que le deje cornado y apaleado en las escasas semanas que quedan para las elecciones. Cierto que los Republicanos iban manejando cuando se estanco el auto, pero eso de “rescate” es tan solo hacerse ilusiones y presuntuosidad. El auto continúa estancado en la cuneta... en una trinchera fangosa que aparenta indicar no solo una doble recesión, más bien una depresión larga y profunda... una trinchera de arenas movedizas.
Los problemas económicos que EEUU confronta apenas están saliendo a la superficie, algo que tiene que ver con la estructura federal del país y la responsabilidad conjunta con los estados, sin que haya nadie encargado del rompecabezas... en su totalidad, como nación. Existe un desastre multibillonario hasta hora oculto o ignorado que incluye tremendos déficit en las pensiones de empleados públicos, el mantenimiento constantemente aplazado de una buena parte de la infraestructura del país, y un gran numero de anticipadas demandas sobre las múltiples garantías que la legislatura ha proveído a través de los años; además de los niveles de ineficacia aun sin reconocer en educación y salubridad que pone a los norteamericanos en desventaja con respecto a los residentes de otros países del primer mundo. Total, que la necesidad monetaria para sacar a este país del atolladero suma, y quizás sobrepase, los 25 billones de dólares... ¡US$25.000.000.000.000! o el equivalente a casi dos años de producto interior bruto (PIB); y eso es un problema que reta las soluciones mas innovadoras. En el pasado tanto políticos como economistas, salvo una minoría pírrica, habían esquivado todo lo que no fuera para ellos algo a corto plazo. Ahora ese esquivado largo plazo se ha convertido en corto plazo... y está llamando a la puerta.
Se nos está haciendo obvio que pronto los que poseen riqueza estarán ofreciendo “o esto o nada” soluciones a los que no la poseen; es eso, o que la perenne lucha de clases encuentre resolución, posiblemente haciendo de la lucha algo mucho mas real que figurativo. La esperanza de un alto crecimiento económico, irreal para economías maduras y en declive, o interminable crédito, por fin aparecen como lo que son: parte de un pasado temerario. Ni el crecimiento quimérico ni el aumento en la deuda son opciones validas que puedan sacar a Norteamérica las castañas económicas del fuego.
Una metáfora mas apropiada para un político honesto hubiera sido: como Demócratas y Republicanos, ambos partidos, durante las ultimas tres décadas han estado manejando un automóvil de pasajeros relativamente frágil como si fuese un cuatrimoto, llevándolo por tierras desoladas hasta una ciénaga. Y, como es de esperar, se estanco no solo por deficiencia en una rueda (el funcionamiento de la economía capitalista) sino por defectos en las otras tres: nuestra arrogancia como superpotencia; la influencia y control que el complejo militar-industrial ejerce sobre la Casa Blanca; y el hecho, aunque forzado, de cómo Estados Unidos – la población en general – acepta sin inmutarse (por el momento) la desigualdad e injusticia en su sociedad con una brecha económica cada vez mayor entre pobres y ricos.
Hasta ahora los gobiernos estadounidenses se han beneficiado de poder imponer el capitalismo económico norteamericano sobre una buena parte del mundo, pero ese “hasta cierto punto” timo parece estar llegando a su fin y el pobre Obama no tendrá a su disposición, como sus predecesores, esa mágica alquimia que trasmutaba el consumo en riqueza. Pero ese es un tópico que requiere su propio artículo [próximamente].
Entretanto, sugerimos que en temas económicos el presidente nos de a los norteamericanos la verdad sin blanquear... o que, por lo menos, deje de hacer el ridículo con esa maltrecha metáfora.
© 2010 Ben Tanosborn