El Imperialismo en América Latina

En primer lugar es fundamental responder dos preguntas ¿Qué es el imperialismo moderno?, ¿Por qué América Latina y no Idoamérica o Amerindia?

Respondiendo la primera interrogante diremos que el imperialismo moderno es el capitalismo en su fase superior y última de desarrollo; es la etapa del dominio del capital financiero parasitario en lo económico (Banco Central de Pagos Internacionales - BPI, con sede en Basilea Suiza, Banco Central de casi todos los bancos centrales del mundo capitalista; la Reserva Federal de EE. UU. -FED, el Banco Central Europeo, el Banco Central de Inglaterra y el Banco Central del Japón), en lo político e ideológico. Estos dos últimos efectos del dominio imperial lo ejercen utilizando una densa prensa mediática servil; cuya misión es crear confusión, distorsionar la verdad, “demostrar” a los ciudadanos latinoamericanos que la especulación y expoliación económica son necesarios para el desarrollo y que la estafa es una actividad normal cuando la practican banqueros. Además es necesario precisar que el imperialismo tiene sus reinos: el primero está en EE.UU. sede del imperialismo norteamericano y el segundo en Europa, baluarte del imperialismo europeo; ambas expresiones imperiales tienen dos componentes: uno etnográfico simbolizado por el sionismo israelí, y su exacerbado racismo; y, el otro militar representado por la OTAN, para imponer sus intereses a sangre y fuego; cuyas víctimas actuales son Irak, Afganistán y Libia. Asimismo, complementan su poder de dominio los instrumentos de coerción y chantaje ejercido a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).


A diferencia del siglo pasado en el que uno de los rasgos principales del imperialismo era la fusión del capital bancario con el industrial, sobre cuya base surgen el capital y la oligarquía financiera con Wall Street a la cabeza; hoy en día es la superposición del capital financiero parasitario sobre la economía productiva. En la actualidad son los grandes banqueros quienes controlan y dominan todos los sectores estratégicos de la economía global; no solo eso, los bancos capitalistas son grandes lavanderías por donde circula el dinero del narcotráfico, el tráfico de armas y el dinero que gobernantes inmorales saquean en sus países. Se suma a este gran poder, el control de facto de la tecnología de internet, medios de comunicación y también el dominio de la energía nuclear.


Por ejemplo General Electric, el “gigante” estadounidense diseñó cinco de los seis reactores nucleares de la central de Fukushima, cuyos nefastos resultados están a la vista con la catástrofe de Japón. En el orden prioritario de interese se antepuso criterios capitalistas, donde la regla de oro es: poder tiene quien acumula más riqueza, no interesa la forma; con esta lógica los imperialistas norteamericanos instalaron los 5 reactores en Japón, país altamente sísmico sin considerar niveles adecuados de seguridad, estimaciones futuras ante previsibles sismos y maremotos y ciclo de vida de las plantas; pues ello significa mayor gasto y una merma en la tasa de ganancia de los capitalistas; es decir, la renta antes que la vida.


Respondiendo la segunda interrogante nos apoyamos en la definición oficial de la Real Academia Española sobre el término: “América Latina o Latinoamérica”, nos dice la RAE “que es el conjunto de países del continente americano en que se hablan lenguas romances, específicamente español, portugués y francés. Es decir, incluye a Hispanoamérica (países de habla española), Brasil (de habla portuguesa) y Haití (donde el francés es lengua oficial aunque el criollo haitiano es el idioma comúnmente utilizado). Esta definición es mucho más amplia que el de “Idoamérica” (promovido por Haya de la Torre, Sandino y otros) o “Amerindia” (México), focalizado en las culturas originarias que habitaron los territorios de nuestro continente. Desde mi punto de vista, Latinoamérica o América Latina, expresan una mayor diversidad etnocultural.


El imperialismo en América Latina. En primer lugar se precisa que el enemigo fundamental para nuestra región es el imperialismo norteamericano, sobre el cual no debe existir ambigüedad alguna.


Para el imperialismo norteamericano el control de América Latina es un objetivo estratégico y geopolítico. Para lograrlo utiliza instrumentos de dominación económica como los cuestionados Tratados de Libre Comercio - TLC, el Fondo Monetario Internacional - FMI, el Banco Mundial – BM, la Organización Mundial de Comercio – OMC. Igualmente, utiliza como mecanismo la cuestionada deuda externa, con su tasa variable. Monetariamente impone el dólar como moneda de intercambio; lo que permite al imperialismo apropiarse de la producción con precios en contra de los productores latinoamericanos (industriales, campesinos) y a favor de sus exportaciones subsidiadas. Asimismo, las corporaciones imperiales se apoderan a través de gobernantes venales (como el peruano Alan García, como lo fue Álvaro Uribe en Colombia, Lobo en Honduras, etc.) de los minerales, los recursos hidrobiológicos, hidrocarburos, tierras, agua, energía, comunicaciones, alimentos, etc.


A partir del año 2000, el imperialismo diseñó un nuevo esquema de control militar subregional a través de los llamados puestos avanzados de operación (FOL – Forward Operating Locations), diseñados como centros de “movilidad estratégica” y uso de “fuerza decisiva” en guerras relámpago con base en tropas aerotransportadas de despliegue rápido. Con este proyecto el pentágono ha integrado bases militares antiguas y creado nuevas como las de Colombia; estas bases son 19 y están ubicadas en: El Salvador (Base Comalapa), Honduras (B. Soto Cano - Ex Palmerola), Costa Rica (B. Liberia), Cuba (B. Guantánamo), Puerto Rico (B. Roosevelt Roads), Aruba (B. Reina Beatriz), Curazao (B. Hatos), Perú (BB. Iquitos y Nanay), Colombia (7 Bases: Malambo, Palanquero, Arauca, Tolemaida, Aplay, Larandia y 3 Esquinas), Paraguay (B. Estigarribia). Además el imperialismo norteamericano tiene en proyecto la implementación de tres bases más: Brasil (B. Alcántara), otra en la Triple Frontera Guarní: Argentina, Brasil y Paraguay (Justamente donde se encuentra la reserva de agua dulce más grande de América del Sur) y en Argentina (B. Tolhuin - Tierra del Fuego). Estas bases militares tienen algo en común: están muy próximas a los lugares donde existe abundancia de minerales, petróleo, gas, agua dulce, biodiversidad.


Por ejemplo: las siete bases militares de Colombia, entre otros objetivos, apuntan a apoderarse del petróleo venezolano de la cuenca del Orinoco, cuyas reservas probadas y de altísima calidad, son las más grandes del planeta. Estudios recientes han determinado que EE. UU. cuenta con reservas petroleras para un máximo de diez años; ello explica el odio del imperialismo norteamericano al presidente Hugo Chávez, porque justamente este mandatario, en una acción singular y constitucional ha recuperado soberanía sobre sus recursos estratégicos, como el gas, petróleo, minerales, tierras, fauna marina, etc.


América latina por los ingentes recursos naturales que posee, es la reserva estratégica de los piratas imperialistas; quienes habiendo agotado en sus propios países sus recursos naturales, envenenado sus cuencas hídricas de agua dulce, ahora se preparan para tomar por asalto nuestro continente. EE. UU., cuya población apenas representa el 5% de la población global (6,500 millones), consumen más del 30% de los recursos del planeta.

cesaraching@yahoo.es



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