Una polémica imprevisible disparó la invitación a Mario Vargas
Llosa para inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires, el convite al
vigía de las libertades amenazadas, realizado por los organizadores,
las empresas editoriales, genero el rechazo de quienes vieron en la
decisión una clara maniobra de tinte político, alejada del sentido
esencialmente cultural del tradicional evento.
Para confirmar presunciones el narrador nacido en Arequipa,
ciudadano español y hace años radicado en Londres, fue figura estelar,
del encuentro organizado por la ultraconservadora Mont Pelerin Society,
donde recibió la genuflexa gratitud de la elite reaccionaria de
Argentina.
El cruce mediático que alimentó la previa, apenas rozo el debate
necesario entre producción intelectual y praxis, la mayoría de las
criticas estuvieron dirigidas a la necesidad de no contaminar la feria
con la ideología, de derecha en este caso.
Paradojalmente pocos cuestionaron la entrega del premio Nobel al
autor de La casa verde y Conversaciones en la catedral, por
considerarlo el reconocimiento a su méritos literarios, el premiado con
un cheque de 1,4 millones de dólares, les respondió en su discurso de
aceptación “si mis opiniones políticas han sido tenidas en cuenta pues
en buena hora. Me alegro mucho", a su vez el monarca sueco completó,
elogiando su “ cartografía de las estructuras de poder”.
En esa ocasión desde Perú una voz quebró el consenso, como el
jinete insomne de Manuel Scorza, Hugo Blanco, referente insoslayable
de la lucha campesina peruana y de la izquierda revolucionaria
latinoamericana, rechazó el carácter áureo de la fiesta en el Parnaso y
desnudó al converso con una carta visceral y demoledora.
Carta abierta de Hugo
Blanco a Mario Vargas Llosa
Señor Mario Vargas Llosa:
El premio Nóbel otorgado a usted representa un golpe más del
neoliberalismo a las poblaciones indígenas, ya que difícilmente podrá
encontrarse mayor enemigo de ellas que su persona.
Son diarios los golpes del sistema mundial gobernado por las
grandes empresas multinacionales contra dichas poblaciones, consistente
en la depredación de la naturaleza en sus zonas de vida, lo que
significa la muerte para ellas.
El ataque es múltiple, solo menciono algunos ejemplos: La
implantación de minas a cielo abierto, que roban el agua de la
agricultura y la envenenan, matando vegetales, peces, suelo y seres
humanos. La extracción de hidrocarburos con parecidos efectos. La
instalación de fuentes hidroeléctricas para la minería, que roban el
agua de la agricultura y provocan inundaciones. La tala de la selva
para extracción de madera, para instalaciones ganaderas o para
plantaciones de biocombustibles, lo que debido a las intensas lluvias
de la zona provoca la desertificación. La agroindustria que debido al
monocultivo y al uso intensivo de agroquímicos, mata la tierra
cultivable. El calentamiento global provocado por la emisión de gases
de efecto invernadero que asola con inundaciones y deslizamientos de
cerros, mata arroyos, disminuye el volumen de los ríos, diluye
glaciares, sumerge islas; provoca veranos muy calientes e inviernos muy
fríos.
Estos ataques no son sólo contra los pueblos indígenas, sino
contra toda la humanidad, pues todos vivimos de lo que la naturaleza
nos brinda; lo que sucede es que son las poblaciones indígenas las
directamente afectadas por él y por eso son las primeras en reaccionar,
ofrendando su vida ante la brutal arremetida del sistema, lo que los
convierte en héroes de la humanidad.
Usted, en más de una ocasión ha defendido a las empresas
depredadoras contra las poblaciones indígenas.
Veamos sólo dos ejemplos:
Medio Ambiente
El 5 de junio del 2009, día mundial de la defensa del medio ambiente
fue escogido por el gobierno de Alan García para masacrar a traición a
más de 200 indígenas (no 10 que es la cifra oficial repetida por usted)
que defendían la selva amazónica, el pulmón del mundo.
Esta masacre, el encarcelamiento y procesamiento de numerosas
víctimas del ataque, fueron respondidas con multitudinarias protestas
en la capital peruana y otras ciudades, se levantaron voces de protesta
en diversos lugares del mundo (naturalmente usted no estuvo entre
quienes protestaron), los hermanos amazónicos no se rindieron, había un
poderoso avance de los habitantes de la selva central hacia Lima.
Frente a eso, el gobierno se vio obligado a retroceder y se
derogaron dos de los más feroces Decretos Ley de depredación (que
además eran ilegales pues van en contra del derecho a consulta de los
pueblos indígenas por cualquier cosa que tenga que ver con su
territorio, reconocido por el convenio 169 de la OIT, que es ley
peruana de carácter constitucional aprobada por el Congreso). ¿Cuál fue
la actitud de usted? Al contrario de la mayoría del pueblo peruano,
lamentó la derogatoria, escribió “Victoria Pírrica”, manifestando que
futuros gobiernos peruanos no osarán “volver a meter la mano en la
Amazonía para alentar la inversión privada y el desarrollo económico de
esta región”, “los satanizados decretos estaban en el fondo bastante
bien orientados. Perseguían una necesidad imperiosa: atraer inversión
privada y tecnología de punta hacia una región que tiene grandes
reservas de gas, petróleo y muchos minerales….” “A esto acaban de
renunciar de manera suicida las comunidades amazónicas que siguieron
las consignas retrógradas de Alberto Pizango (pictured right) Fue al
revés, ha sido Pizango quien obedeció las consignas dadas por la
población amazónica, un estilo de democracia que jamás entenderá usted,
“demócrata” Vargas Llosa.
Usted usa el mismo lenguaje que la gran prensa en manos de las
empresas multinacionales depredadoras.
Además se lanza contra “las estúpidas mentiras según las cuales
aquellos decretos formaban parte del Tratado de Libre Comercio firmado
entre el Perú y Estados Unidos”. Esas “estúpidas mentiras” están en los
preámbulos de los decretos y fueron pregonadas por la ministra Mercedes
Araoz.
No se detiene ahí, considerando a los habitantes amazónicos
retardados mentales, no concibe que la resistencia pueda haber sido
pensada por ellos, dice que fueron instigados por Hugo Chávez y Evo
Morales.
No desperdicia la oportunidad para ensalzar a los dos gobiernos
más retrógrados y asesinos de indígenas de Sudamérica: Perú y Colombia.
Organización colectiva democrática
Seminario Las amenazas de la Democracia en América Latina:
Terrorismo, Debilidad del Estado de Derechos y Neopopulismo, evento
realizado en Bogotá (tenía que ser Colombia) durante los días 19 y 22
de noviembre del 2009.
Sus palabras:
“El desarrollo y la civilización son incompatibles con ciertos
fenómenos sociales y el principal de ellos es el colectivismo. Ninguna
sociedad colectivista o impregnada con esa cultura es una sociedad que
desarrolla, moderniza y alcanza la civilización… El socialismo, el
nazismo y el fascismo son los fenómenos colectivistas del pasado. Hoy
se expresa mediante el nacionalismo y los integrismos religiosos. El
fenómeno está brotando en América Latina de una manera muy sinuosa y
revistiéndose con unos ropajes que no parecen ofensivos sino
prestigiosos… En Perú está brotando con dos o tres hermanitos que en
nombre de esa identidad colectiva, la identidad indígena, autóctona,
genuina, la de la verdadera peruanidad, ha lanzado una campaña que
cuando uno la examina racionalmente parece que fuera tonta, casi
cómica, pero que toca un centro neurológico llamado el espíritu de la
tribu, que nunca desparece incluso en sociedades que han avanzado más
en el camino de la civilización. . . El indigenismo de los años 20 que
parecía haberse rezagado es hoy en día lo que está detrás de fenómenos
como el señor Evo Morales en Bolivia. En Ecuador hemos visto operando y
además creando un verdadero desorden político y social. El indigenismo
en Ecuador, Perú y Bolivia está provocando un verdadero desorden
político y social, y por eso hay que combatirlo… De Ecuador sé muy poco
lo que está sucediendo ahora… Si queremos alcanzar el desarrollo y
elegir la civilización y la moralidad, tenemos que combatir
resueltamente esos brotes de colectivismo… Creo que en el movimiento
indígena hay un elemento profundamente perturbador que apela a los
bajos instintos, a los peores instintos del individuo como la
desconfianza hacia el otro, al que es distinto. Entonces se encierran
en sí mismos”.
Usted entiende clara y correctamente que la comunidad indígena es
la herramienta fundamental para la defensa de la Madre Tierra. Por eso
el sistema dirigido por las empresas depredadoras multinacionales
comprende que el ataque a la naturaleza debe ir acompañado del ataque a
la comunidad indígena. Donde hay indígenas, en cualquier continente,
hay comunidad indígena, organismo verdaderamente democrático donde
manda la colectividad, no el individuo, como en la sociedad
“democrática” actual, donde mandan los intereses de las grandes
empresas.
Esa real democracia se manifiesta en el acuerdo de acciones de
protesta colectivas, en plebiscitos como los de Tambogrande, Ayabaca,
Huancabamba e Islay en el Perú, Andalgalá en Argentina, donde más del
90% manifiesta democráticamente “Vida sí, mina no”. Es a esa democracia
a la que tiene terror el sistema, por eso Fujimori en el Perú y Salinas
en México casi simultáneamente dieron leyes contra la comunidad
indígena, por eso de los Decretos Ley de Alan García algunos van contra
la naturaleza y otros contra la comunidad indígena. Por eso usted habla
con horror del “espíritu de tribu”, de “la colmena”, “el hormiguero”,
comprendiendo que la fuerza del movimiento indígena para defender la
naturaleza contra la depredación del gran capital es la comunidad
indígena.
Ese “desorden político y social” es la ruptura del “orden” que
necesitan las compañías depredadoras para asolar la naturaleza con sus
acciones hacia el “progreso”, que es por una parte el progreso de sus
ingresos millonarios y por otra el camino a la extinción de la especie
humana.
Usted ataca el colectivismo en nombre de la defensa del individuo.
El colectivismo no niega la individualidad, que debe ser respetada. La
individualidad es aplastada por el fundamentalismo mercantil que
implanta la “moda” obligando a todos a acatarla (McDonald’s, Coca
Cola), los menos sometidos a este aplastamiento son los indígenas,
entre los que cada pueblo se viste diferente.
Es la sociedad que usted defiende la que aplasta la individualidad
y exalta el individualismo que es el egoísmo supremo. La cultura
colectivista es la de la solidaridad humana, al contrario que la que
usted defiende, extremadamente egoísta. El mejor ejemplo de esto es que
las grandes empresas multinacionales están dirigidas por personas que
saben que con la desbocada emisión de gases de invernadero están
conduciendo a la extinción de la especie humana, pero ya no les importa
sus nietos ni sus hijos, sino cumplir con el sagrado mandamiento
neoliberal, ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor
tiempo posible.
La condena que usted hace a la democracia indígena ha sido
suficientemente bien replicada por (José) Saramago:
“Que alguien haya podido decir que el movimiento indígena es un
peligro para la democracia me parece algo increíble. Cómo de una cabeza
inteligente puede salir una afirmación tan monstruosa como esa”.
Para responder “a quien diga que el movimiento indígena en América
es el enemigo más grande de la democracia” “yo lo que les propongo a
vosotros indígenas de esta América, es que os convirtáis en heraldos de
la democracia. Si vosotros levantáis la bandera de la democracia, tal
vez los demás aprendamos”.
La comunidad indígena, sin darle ese nombre, hace tiempo que está
levantando la bandera de la auténtica democracia, además la está
llevando a niveles superiores, con la comunidad de comunidades en el
Cauca, Colombia, en las islas Kuna de Panamá, y en mayor grado en la
zona zapatista de Chiapas, donde desde hace 16 años gobiernan los
indígenas mediante las “Juntas de Buen Gobierno” que son rotativas,
cuyos miembros pueden ser revocados en cualquier momento y no ganan ni
un centavo (como en las comunidades indígenas) por ejercer esa función
Por eso no es casual que usted haya escrito “La Otra Cara del Paraíso”
desatando una catarata de calumnias contra esos indígenas, comprende
muy bien el peligro que para las grandes empresas significa su ejemplo
a los otros pueblos.
Las palabras de usted en el seminario también fueron refutadas por
dirigentes indígenas.
Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador: (CONAIE):
“Vargas Losa está pensando en el siglo anterior y cree que los
indígenas tenemos que continuar marginados. Si hay hambre, pobreza,
iniquidad, no podemos estar tranquilos”. “Si la democracia significa
igualdad y equidad, nosotros perseguimos justamente una verdadera
democracia”.
Luis Macas, fundador de la CONAIE:
“Vargas Llosa apoya un poder excluyente, semejante al que propone el
presidente estadounidense George Bush, con un mundo unipolar. Los
indígenas en cambio proponemos otro tipo de poder, que es el “ushay”,
en kichua, que es perfeccionar las condiciones de vida, la capacidad de
desarrollarnos colectivamente, desde el aporte de los distintos
espacios”.
El diputado Ricardo Ulcuango:
“¿Civilización es dejar que tres o cuatro lucren con el negocio del gas
en Bolivia, con las privatizaciones en Perú o con el petróleo del
Ecuador; es contaminar la naturaleza hasta dejarla seca o vender el
agua de los ríos al que pague mejor?”
Humberto Cholango de ECUARUNARI, la organización más grande de la
CONAIE que agrupa a los indígenas de la sierra: Son posturas como esa
“las que no dejan avanzar en la consolidación de una Latinoamérica más
democrática, más tolerante, más participativa, y más integrada,
reconociendo la diversidad de cada país con todos los actores que
construyen este continente”.
Como se ve, ellos tienen un concepto diferente de la libertad y la
democracia que usted, que opina: “El combate por la libertad nos obliga
a tomar partido resueltamente, sin subterfugios, por las sociedades
abiertas y democráticas del mundo libre cuyo liderazgo ejercen los
Estados Unidos”.
Racismo
Usted goza de un intenso racismo.
Se nota cuando recomienda a los indígenas que para superarse
abandonen su cultura.
Basta leer su novela “Lituma en los Andes”, un libro contra los
“serranos” (en el Perú costeño hay un racismo regionalista contra los
indígenas identificados regionalmente como habitantes de la sierra).
Cuando el cabo costeño le dice al guardia serrano que “merece ser
costeño”, éste le agradece. La culminación de la novela es la
constatación de que el canibalismo es un ritual serrano. Yo soy serrano
y en toda mi existencia no he visto nada semejante. Lo que sí veo es lo
que dije más arriba, que la cultura que usted defiende está llevando al
exterminio de la humanidad, no se la come, simplemente la está matando.
En mi libro “Nosotros los Indios” dedico un capítulo (“La cultura
india y el neoliberalismo” – José María Arguedas y Mario Vargas Llosa)
a la defensa de mi “tayta” José María contra los ataques suyos en su
libro “La Utopía Arcaica”. No voy a repetir acá lo dicho allí, sólo
menciono la presentación hecha para la segunda edición:
“Este artículo fue escrito en marzo de 1999. De entonces a ahora
se ha desarrollado una oleada de movimientos indígenas en el continente
y una desastrosa crisis del neoliberalismo. Esto demuestra que “la
utopía arcaica” no es el “indigenismo de José María Arguedas” sino el
bienamado neoliberalismo de Vargas Llosa, del cual continúa siendo uno
de sus gurúes.”
Uchuraqay
En enero del 83 fueron asesinados 8 periodistas en la comunidad de
Uchuraqay, Ayacucho (pictured left).
El gobierno represor que entregó el poder político del
departamento al genocida general Clemente Noel (fui suspendido por 120
días de la Cámara de Diputados por haber dicho esto y haberme negado a
retirar ese calificativo), nombró una comisión presidida por usted para
encubrir la responsabilidad del ejército en el crimen. Usted cumplió
perfectamente ese cometido, culpando a los comuneros en forma colectiva
por las muertes, desdeñando informes de antropólogos, juristas,
lingüistas y psicoanalistas.
La Comisión por la Verdad y Reconciliación y otras organizaciones
de defensa de los derechos humanos denuncian que usted se limitó a
recoger los testimonios y pruebas que dieron los militares implicados
en el crimen, las que naturalmente exculpaban al ejército, eliminando
el resto. Aplicando el racismo manifestado en “Lituma en los Andes”
dijo que habían sido los comuneros quienes mataron a los periodistas y
piadosamente afirmó que “todos éramos culpables” por no “civilizarlos”.
Dicen que pasado un tiempo un tribunal encontró pruebas de la
implicancia militar, y que usted manifestó que su conclusión la había
hecho por el “bien de la democracia”.
Menciono esto porque hay quienes presentan a usted como “defensor
de los Derechos Humanos”.
Los familiares de los periodistas muertos sienten asco por usted debido
a su labor de encubridor de genocidas como Noel.
Conclusión
Afortunadamente los pueblos indígenas del mundo inspiran cada vez
mayor respeto de otros sectores de la población mundial por estar a la
vanguardia de la defensa de la naturaleza en favor de toda la humanidad
y por practicar la verdadera democracia solidaria en sus
organizaciones, mostrando el único camino posible para asegurar la
supervivencia de la especie: Que sea toda la sociedad quien se gobierne
a sí misma y sea la que determine qué instalaciones industriales pueden
continuar existiendo sin poner en riesgo la supervivencia de la
especie.
Esto he podido constatarlo en la gira que hice por Europa
últimamente hablando precisamente de ese tema.
El verticalismo antidemocrático y egoísta de las grandes empresas
multinacionales a lo que usted no sé por qué llama “democracia”, tiene
cada vez menos admiradores.
No me extraña que usted haya recibido el Premio Nobel, También
(Barack) Obama recibió el premio Nobel de la Paz por impulsar la guerra
de Afganistán.
Pienso que Alfred Nobel, quien se sentía culpable por su
responsabilidad como empresario enriquecido a través de la producción
de dinamita usada por la minería y la guerra, no estaría satisfecho con
los dos premiados.
*Hugo Blanco luchador campesina peruano y de la izquierda revolucionaria
latinoamericana