El tema lo tratare a la luz de la tradición del movimiento comunista y el accionar diplomático de la que fuera la primera patria de los trabajadores: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Todo aquel que se precie de ser un sincero revolucionario debe entender que las presiones y el acoso imperialista será una constante, para todo proceso revolucionario, tan así que solo con el triunfo pleno del comunismo, la desaparición de la explotación del hombre por el hombre, la extinción de todo estado capitalista (e incluso socialista) y el fin de la burguesía como clase social, se podrá pensar en el fin de las amenazas y el acoso de fuerzas reaccionarios; aun que seguramente esto no será ni el fin de la historia, ni del surgimiento de nuevas contradicciones que ese tipo de formación social resolverá según sus nuevas condiciones.
La naciente Revolución Bolchevique enfrento al cerco imperialista y la intervención de 14 naciones que buscaban arriar la bandera roja del Kremlin, en plena aplicación de la política de Wiston Churchill de “matar al bebe en la cuna”. Guardias blancos, cosacos, expedicionarios británicos, la legión Checa, junkers alemanes, nacionalistas polacos de Pilsudski, Soldados japoneses, Italianos, tropas francesas, invadieron y acecharon por los cuatros costados a la naciente republica soviética. Solo la férrea resistencia de los trabajadores soviéticos, el surgimiento del ejército rojo, el poderoso respaldo internacional y la inteligente política exterior soviética que aprovechaba las contradicciones entre las potencias imperialistas logro salvar a la URSS de la gran agresión internacional anti-soviética.
La firma de la paz de Brest-Litvosk de 1918, por el cual los bolchevique negociaron la paz con Alemania el imperio Austrohúngaro, Bulgaria y el imperio Otomano a cambio de la cesión de amplios territorios fue un trago amargo pero necesario para salvar al naciente estado soviético; además que a los pocos meses al ser derrotada Alemania la Rusia Soviética denuncio los tratados y se recupero mucho del territorio perdido; la naciente Revolución Bolchevique fue obligada por muchos acontecimientos a realizar retrocesos tácticos para supervivir, pero jamás entrego a ningún revolucionario a los gobiernos burgueses que la asediaban, al contario respondió fundando con revolucionarios de diversas partes del mundo, la Internacional Comunista, la legendaria organización mundial para la lucha contra el capital.
La Unión Soviética en toda su existencia fue el asilo constante, el refugio seguro para revolucionarios del todo el orbe, que obligados por la circunstancias deben huir de sus países ante la posibilidad cierta de una muerte segura, la tortura o la prisión.
La URSS jamás entrego a los fascistas del almirante Horty a los refugiados húngaros de la Republica Soviética Húngara de 1919.
La URSS jamás entrego a los comunistas y antifascistas alemanes refugiados en suelo soviético luego del ascenso de Hitler al poder en 1933; ni siquiera firmado el acuerdo de no agresión Alemán -soviético de 1939, implico peligros alguno para los camaradas alemanes asilados; incluso ya iniciada la agresión nazi contra la Unión Soviética Stalin le ofreció a los jerarcas nazis la liberación de todos los prisioneros de guerra alemanes a cambio de la libertad de Ernst Thaelmann, el líder de los comunistas alemanes detenido en un campo de concentración, a pesar de los esfuerzos soviéticos por salvar la vida de Thaelman esta será finalmente ejecutado en 1944 por ordenes de Hitler.
Vencida la Republica Española en 1939 miles de antifascistas y republicanos españoles encontraron en la URSS la mano amiga y un refugio ante la barbarie franquista, miles de niños españoles durante la guerra civil fueron refugiados en la URSS para alejarlos de los peligros del conflictos. El dictador Franco terminada la guerra civil exigió a la URSS la devolución de estos niños, que según la propaganda fascista estaban presos en la atea y marxista Rusia bolchevique, por supuestos la URSS jamás atendió a las amenazas del dictador católico-fascista ibérico.
Luis Corvalán líder del Partido Comunista Chileno durante el periodo de gobierno socialista de Salvador Allende, que luego del golpe fascista de 1973, estaba detenido en un campo de concentración pinochetista; el gobierno soviético realizo un esfuerzo diplomático y logro rescatar a Corvalán de la cárcel fascista y una muerte segura intercambiándolo por un contrarrevolucionario ruso.
El imperialismo mundial y fundamentalmente el norteamericano siempre denuncio, amenazo a la Unión Soviética por su mal ejemplo y por su respaldo a todos esos movimientos revolucionarios y de liberación que surgían por todas partes del planeta.
La URSS fue acosada económicamente, aislada, espiada y saboteada, se le condeno a un posible exterminio nuclear, se realizo un esfuerzo denominado guerra de las galaxias o iniciativa de defensa estratégica, que era simplemente bombardearla con armas nucleares desde el espacio; pese a la amenaza de una guerra nuclear durante la crisis de misiles, al URSS no dejo sola a la Cuba Revolucionaria.
La Unión Soviética nunca se amilano, siempre respondía incrementando la solidaridad y el apoyo a los procesos revolucionarios que surgían, el Afganistán revolucionario, la Nicaragua Sandinista y a los combatientes salvadoreños del FMLN.
Nunca, pese a la intervención de los años 20, ni al cerco internacional, ni por la agresión hitleriana, ni la guerra fría, ni ante la amenaza nuclear la Unión Soviética y el campo socialista entrego a revolucionario alguno, a cambio de una relativa tranquilidad o retrocedió ante la amenaza.
La experiencia soviética y el socialismo de Europa del este pudo haber cometido muchísimos errores y seguro los cometió, pero jamás nadie piedra acusar a esa experiencia de haber faltado a su deber internacionalista.
Nadie en la faz de la tierra podrá acusar a los comunistas de haber entregado al enemigo a un hermano de lucha.
(*) Prof de historia.
vladimirabreu@hotmail.com