La agresión terrorista cometida en Noruega (22-07-2011) nos obliga a indagar sobre el por qué en una región como la Escandinavia, admirada por su alta calidad de vida y avanzada organización sociopolítica, se ha consumado un acto abominable que niega los principios elementales de la convivencia humana.
El odio ideológico y racial mostrado por el criminal Anders Behring Breivik en su documento digital "2083. Una Declaración Europea de Independencia", que lo motivó al asesinato de casi un centenar de jóvenes militantes del Partido Laborista noruego, plantea la interrogante de si se trata de un hecho aislado o si obedece a un clima de neofascismo generalizado en el viejo continente.
Todo indica la validez de la segunda hipótesis pues el avance electoral de los partidos de ultraderecha y su presencia en los parlamentos escandinavos y de países como Alemania, España y Francia, son prueba inobjetable de la expansión de la xenofobia y el fundamentalismo en un amplio segmento de la sociedad europea que culpa a los regímenes socialdemócratas por el hundimiento de sus economías.
Dramáticamente, han sido los grupos ultraderechistas quienes han ganado popularidad a través del llamado a construir “una Europa sólo para los europeos” y señalando que el fracaso de la Unión Europea es consecuencia de la supuesta flexibilidad con los inmigrantes, el multiculturalismo y la contribución de los países prósperos con los menos favorecidos.
En tiempos donde los radicalismos también acechan a Venezuela, promover una red internacional antifascista es vital para generar conciencia sobre el valor innegociable de la democracia y los derechos humanos.
(*)Constitucionalista. Profesor universitario
jesussilva2001@cantv.net
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