El Departamento de Estado ha iniciado lo que pudiera ser una escalada en su política de agresión al pueblo persa.Y lo hace en la misma forma en que lo ha hecho siempre: mediante la utilización de la calumnia. En el pasado reciente, calumnió al gobierno de Sadam Hussein de poseer armas nucleares y produjo, a través de las transnacionales de la comunicación, una satanización general del líder iraquí. Luego de preparada la opinión pública interna e internacional, invadió a Irak, donde sus tropas permanecen consolidando la destrucción de este Estado. La calumnia fue descubierta, pues no existían en Irak armas atómicas ni químicas, pero eso poco importó a los agresores y a sus aliados. Sadam Hussein fue secuestrado, juzgado por esbirros traidores y asesinado impunemente, ante el silencio o la complacencia del mundo entero.
Desde hace mucho tiempo, la política estadounidense en esta zona del mundo ha seguido fielmente un programa de destrucción de los estados nacionales, hasta lograr el establecimiento de gobiernos títeres que actúen según los intereses imperiales europeos y americanos. Para ello han utilizado distintas vías: desde el soborno hasta la invasión armada y ocupación territorial, siempre basados en la supuesta amenaza de estos regímenes para la seguridad del que antes llamaban "mundo libre". La fabricación de situaciones inventadas sigue siendo su arma favorita en la preparación de sus agresiones, como lo fueron en Pearl Harbor y, en el caso del siniestro del acorazado Maine en la bahía de La Habana.
Hoy, están acusando al Gobierno iraní de ser autor de un complot para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, cuando esta acción sería totalmente contraria a la política exterior de Irán, que mantiene buenas relaciones con el Gobierno saudita. El despliegue dado a la acusación, las declaraciones incendiarias de personeros del Gobierno americano, las ya múltiples opiniones de los consabidos "expertos y académicos", y la conducta de la prensa internacional, indican que estamos en presencia de una escalada agresiva contra el pueblo persa, que bien puede ser la última fase antes de la agresión militar directa. Sin lugar a dudas que el imperialismo existe y está más vivo y agresivo que nunca.
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