Carta de los italianos de Italia a los italianos y sus descendientes que viven en Venezuela

A nuestros queridos paisanos que viven en Venezuela, a sus hijos, sus nietos….

Somos italianos de distinta extracción social y de variada orientación política y cultural de toda nuestra querida Italia. Sentimos la necesidad de comunicarnos con ustedes en relación a las importantes elecciones que se celebrarán el 7 de octubre en Venezuela.

No queremos escribir mucho. Nuestra invitación es clara: les instamos a votar por Hugo Chávez y, por supuesto, lo que él representa, para continuar y mejorar los logros en temas sociales, políticos, económicos y ambientales que han caracterizado su presidencia hasta ahora, naturalmente con muchas dificultades y los errores inevitables.

Se lo pedimos con toda la humildad del caso, ya que no vivimos en Venezuela, aun cuando algunos de nosotros estamos familiarizados con ese gran país.

Si sabemos, claro está, lo que pasa en nuestra querida Italia. Los acontecimientos del día a día viven en nuestra piel.

Si América Latina está construyendo un futuro de solidaridad, paz y dignidad, Europa no está en absoluto en la misma dirección.

La dictadura de los mercados financieros y la falta de sostenibilidad de un modelo de desarrollo que no queremos, está produciendo numerosas víctimas y la situación parece empeorar. Empresarios, desempleados y empobrecidos hacen huelgas y protestas, pero no se habla de esto en los medios. Muchas personas se quitan la vida. Los afortunados que trabajan regularmente, ven pasar el tiempo de la jubilación. Las escuelas están en ruinas. La inseguridad es total. Por supuesto, no son afectados los privilegiados que tienen grandes rentas y propiedades, entre ellos los políticos. Por este camino, la brecha entre la clase pudiente y los pobres va en aumento.

El gobierno italiano actual no fue elegido. Fue nombrado. Es un gobierno de los banqueros.

Tenemos una hermosa naturaleza, pero la especulación y la ignorancia de la gestión gubernamental la están arruinando.

Desafortunadamente, Italia está echando a la basura lo mejor de sus tradiciones, incluyendo nuestro gran acerbo cultural de siglos.

En el libro de Manuel Scorza “La Danza Inmóvil”, una francés le dice a su amigo peruano: “Europa ha muerto”. En verdad, tenemos un poco esa sensación.

América Latina, por el contrario, está transitando el camino que escogió. Es su momento. Y creemos que el presidente Hugo Chávez ha jugado un papel importante en este momento estelar, junto con algunos otros presidentes electos en la segunda mitad de los años 90. Antes, América Latina estaba sumida en dictaduras sangrientas o pisoteada por gobiernos neoliberales que no se preocupaban por la gente. Carecía de soberanía y prestigio internacional. Era, de manera humillante, el patio trasero de los Estados Unidos.

Desde que los vientos de cambio soplaron en una buena parte de su continente, se han logrado resultados sorprendentes en pocos años.

Venezuela ha liderado estos avances, gracias a la utilización social de los ingresos del petróleo a nivel nacional e internacional. La ONU la ha declarado libre de analfabetismo. La salud para todos ya no es un mito. La jubilación llega mucho antes que en Italia. Las horas de trabajo disminuyen. No es una coincidencia que la inversión social alcance hasta un 42,5% del presupuesto del Estado. Incluso el candidato opositor, Capriles Radonski, no ha podido dejar de reconocer los indiscutibles logros sociales realizados por el Gobierno Bolivariano en los diferentes ámbitos de la educación, la cultura, la salud, la nutrición, la vivienda, las pensiones, el salario mínimo. Por cierto, el plan de gobierno opositor prevé un recorte de la inversión en el campo social.

El proyecto de integración regional llamado Alba es un ejemplo para el mundo de lo que debe ser la solidaridad internacional: complementariedad, cooperación, disminución de las asimetrías y diferentes acciones en común, incluso para la paz. Al respecto, destaca el hecho de que mientras Italia continúa participando en las guerras serviles que crean estragos en las casas de otras personas, América Latina opta, cada vez más, por la paz.
Esperamos que el modelo Alba, en cuyo nacimiento el papel de Hugo Chávez fue fundamental, amplíe sus objetivos a favor de la justicia ecológica, para lograr una convivencia armónica con el planeta. Esto requerirá un cambio en los estilos de vida de los individuos y de la sociedad, eliminando los excesos de lo que es insostenible en el consumo de energía y recursos. Esta reestructuración de la economía requerirá la cooperación entre los pueblos, incluso antes que entre los gobiernos. Tal vez, aquí en Italia estamos haciendo algo pero, por cierto, no precisamente con la ayuda del gobierno.
Por estas razones, será una gran satisfacción para nosotros que la comunidad italiana en Venezuela, decida no tirar a la basura una experiencia que, a pesar de que aún necesita más tiempo, ha recorrido un largo y exitoso camino.

Si fuésemos venezolanos y tuviésemos el privilegio como Usds de tener la doble nacionalidad, votaríamos por Chávez.

Con la esperanza de que este mensaje se multiplique, le damos las gracias por su atención.

FIRMAS

Lucia Agrati, operatrice sociale, Milano; Carlo Amirante, Costituzionalista, Napoli; Giovanni Avena, direttore agenzia Adista; Vito Barone, pensionato, Roma; Rosa Bartiromo, psicologa, Napoli; Maria Cristina Basso, funzionaria, Napoli; Roberto Battiglia, dipendente pubblico, Roma; Marco Benevento, impiegato, Roma; Paolo Bertagnolli, pensionato e volontario, Bolzano; Dario Bertetto, libero professionista, Roma; Michele Boato, docente di economia, Mestre; Vincenzo Brandi, ricercatore scientifico, Roma; Ciro Brescia, redattore di “AlbaInFormazione” ed educatore di strada, Napoli; Gaia Capogna, traduttrice, Roma; Sergio Cararo, giornalista, Roma; Gennaro Celli, operaio, Napoli; Vincenzo Cinque, operaio, Napoli; Ingrid Colanicchia, giornalista, Roma; Geraldina Colotti, giornalista, scrittrice; Roma; Marinella Correggia, ecopacifista, autrice, Torri in Sabina; Valentino Correggia, coltivatore diretto pensionato, Rocca d’Arazzo; Sebastiano Cosenza, commercialista, Milano; Rosa Maria Coppolino, dipendente pubblica, Roma; Maria Cossu, ostetrica, Venezia; Nicoletta Crocella scrittrice, Viterbo; Eletta Cucuzza, giornalista, Roma; Anna Maria Dall’Occhio, collaboratrice editoriale, Milano; Daniele D’Ari, Fotografo, Napoli; Dario D’Ari, Anestesista, Napoli; Gabriele de Martino di Montegiordano, bibliotecario, Napoli; Franco Dinelli, ricercatore Cnr, Pisa; Ludovica Eugenio, giornalista, Roma; Claudia Fanti, giornalista, Roma; Antonio Gargiulo, operaio, Napoli; Marcello Gentile, piccolo imprenditore, Milano; Fabrizio Greco, educatore, Napoli; Alexander Höbel, storico, Napoli; Antonio Lupo, medico, La Spezia; Miriam Marino, scrittrice, Bassano in Teverina; Rita Martufi, ricercatrice Cestes, Roma; Giorgio Massi, ammiraglio, Roma; Lina Miele, dirigente comunale, Napoli; Loretta Mussi, medico, Roma; Nicola Nardella, avvocato, Napoli; Maria Luisa Naro, insegnante, Roma; Fabio Nicolucci, dentista, Roma; Marco Nieli, insegnante, Napoli; Enrica Paccoi, impiegata, Roma; Francesco Pagano, sociologo, Napoli; Pier Paolo Palermo, traduttore, Napoli; Marco Palombo, operatore sociale, Roma; Ferdinando Pesce, architetto, Torri in Sabina; Giampaolo Petrucci, giornalista, Roma; Gianmarco Pisa, educatore, Napoli; Paolo Primiani, ingegnere, Napoli; Carla Giovanna Razzano, pensionata, Roma; Livia Razzano, casalinga, Roma; Claudia Razzano, pensionata, Roma; Serena Romagnoli, insegnante, Roma; Angelica Romano, ricercatrice, Napoli; Giorgio Rossi, pensionato, Chioggia; Stefania Russo, impiegata, Roma; Marco Santopadre, giornalista, Roma; Francesco Santoianni, architetto, Napoli; Giovanni Sarubbi, giornalista, Avellino; Nadia Schavecher, operatrice sanitaria; Roberto Scorsani, guardia giurata, Roma; Davide Secone, medico, Quarto (Napoli); Luigi Sito, operaio, Napoli; Maria Spina, casalinga, Napoli; Valeria Sonda, operatrice sociosanitaria, Padova; Milano; Giuseppe Tadolini, medico ospedaliero, Ravenna; Paola Tiberi, casalinga, Roma; Maria Vittoria Tirinato, educatrice, Napoli; Arianna Ussi, insegnante, Napoli; Luciano Vasapollo, docente universitario, Roma; Andrea Vento, docente di geografia economica, Pisa; Agnese Verde, operaia, Napoli; Antonio Vermigli, attivista internazionale, Quarrata; Francesco Quirino, operaio, Napoli; Mariarosa Milna Vita, pensionata, Castel Focognano; Aldo Zanchetta, attivista internazionale, Lucca; Pierangela Zanzottera, organizzatrice teatrale, Milano;

Adhieren y hacen proprio este mensaje los italianos que viven en Venezuela

Mario Neri, empresario, (Caracas), Cecilia Laya, economista (Caracas), Attilio Folliero, profesor (Caracas), Giulio Santosuosso, scrittore (Caracas), Giordano Bruno Venier, architetto (Caracas), Antonio Neri, stilista (Puerto La Cruz), Evelia Ochoa, pensionata (Caracas), Mario Gallo, comerciante (Maracay), Pietro Altilio, industriale (Caracas), Isa Carrascon, pensionata (Caracas), Elio Gallo (Caracas), Concenzio Zavatti (Caracas), Giuliana Germia, casalinga (Caracas), Maira García, agente di viaggi (Caracas), Valentina Schumacher García, studentessa (Caracas), Ennio di Marcantonio, giornalista (Caracas), Axel Schumacher, traduttore (Caracas).


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