El petroleo nuestro de todos los años (II)

Con el resumen histórico de la semana anterior quise dejar de manifiesto que el petróleo de México ha sido motivo de la ambición yanqui por poseerlo y que, para ello, se han ejercido todo tipo de presiones políticas y económicas con el resultado actual de ser un recurso nacional puesto al servicio de la seguridad nacional estadounidense. Mientras el nacionalismo era un valor primordial del gobierno los mexicanos estuvimos unidos en el aprovechamiento del patrimonio, pero cuando tal premisa entró en desuso, so pretexto de una ilusa globalización, no nos ha quedado más remedio que salir a las calles y manifestar en contra de los empeños desnacionalizadores de la tecnocracia. Cuauhtémoc Cárdenas encabezó la lucha en 1996 cuando el intento privatizador de Zedillo; Andrés Manuel hizo lo propio en 2008 cuando lo pretendió Calderón; en ambos casos se pudo detener, aunque el afán tecnocrático logró avances considerables mediante subterfugios legaloides, siempre en el sentido de entregar el patrimonio de todos al interés de particulares, principalmente extranjeros. Procedo a enumerar algunos de tales avances tecnocráticos:

1.- Privatización de la renta petrolera.- Petróleos Mexicanos aporta más del 40% de los ingresos públicos, cifra muy cercana a lo que dejan de aportar los grandes consorcios privilegiados por exenciones. En términos reales esto significa que PEMEX paga los impuestos que debieran pagar dichos consorcios, en perjuicio del destino de los recursos para el bienestar de la población. El petróleo es de todos pero su valor en dinero es propiedad de unos cuantos. A esto se le llama privatización.

2.- Desintegración de la actividad industrial.- Fuera de toda lógica de técnica productiva PEMEX fue seccionado en varias divisiones, cada una de las cuales atiende a sus propios esquemas de negocio y utilidad. La división que produce el crudo lo vende a la de refinación a precio internacional con lo que, artificialmente, se provoca la baja rentabilidad de la producción de gasolina y la supuesta conveniencia de su importación. Igual sucede con el resto de la petroquímica primaria. Petrobras, que es un ejemplo que se dice querer imitar, está integrada desde el pozo petrolero hasta el expendio de gasolina de la esquina, igual que todas las empresas públicas o privadas petroleras del mundo. La división de PEMEX fue impuesta por el Banco Mundial (y graciosamente adoptada por Salinas de Gortari) para forzar la exportación de crudo a USA a costa de la importación de gasolina y petroquímicos. A esto se le llama extranjerización.

3.- Desmantelamiento tecnológico.- Hasta 1982 PEMEX había acumulado un muy sólido acervo tecnológico. Desde la hazaña de los técnicos mexicanos que mantuvieron la producción después de la expropiación y durante el embargo de refacciones y materias primas, hasta el diseño y la construcción de los grandes complejos petroquímicos, la ingeniería mexicana llevó a la empresa a los primeros lugares de capacidad tecnológica; Héctor Lara Sosa y César Bautista, entre muchos otros verdaderos patriotas que hicieron de la técnica un arma al servicio de México. El Instituto Mexicano del Petróleo, con directores de la talla de Javier Barros Sierra y Antonio Dovalí Jaime, apuntaló y consolidó el capital tecnológico de la empresa. A partir de 1988 comenzó el proceso de minado: se forzó la jubilación de la planta de personal altamente calificado, tanto en lo técnico como en lo relativo al compromiso nacionalista; el IMP se dedicó a dar clases de inglés y la tecnocracia a argumentar la falta de tecnología para forzar la contratación de ingeniería extranjera.

4.- Desmantelamiento financiero.- La Secretaría de Hacienda incautó las finanzas de PEMEX. Las decisiones de inversión de la paraestatal no obedecen al criterio técnico industrial sino a las urgencias fiscales del momento y al de quien sea el interventor del Fondo Monetario Internacional. En la práctica PEMEX está descapitalizado y en condición de quiebra artificial. En el extremo de este absurdo, la empresa se ha visto forzada a contratar la construcción de instalaciones industriales mediante financiamiento de contratistas y en licitaciones internacionales (los famosos PIDIREGAS) que, además de significar un alto costo financiero, implican la importación hasta de los albañiles para la obra en perjuicio de la ingeniería nacional.

La semana próxima continuaré abordando el tema.

Correo electrónico: gerdez777@gmail.com


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Gerardo Fernández Casanova


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