Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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Desde comienzos del mes pasado, el tema de las “Infiltraciones de Ultramar” se ha convertido en el favorito de la prensa mundial. Hasta el problema de Chipre se ha opacado en su contenido. En general, las “Infiltraciones de Ultramar” podrían definirse como la revelación de informaciones confidenciales de compañías que operan en el extranjero y sobre sus clientes.
Filtraciones de Ultramar es una operación planificada
Estamos hablando de una operación planificada a escala mundial. El 4 de abril pasado las principales empresas periodísticas de una variedad de países en forma casi simultánea publicaron notas sensacionales sosteniendo que una organización denominada Consorcio Internacional de Periodistas Investigadores, (ICIJ sigla en inglés) posee un bien abastecido banco de datos sobre compañías de ultramar y de sus clientes. El volumen total de los archivos de la ICIJ excede los 260 gigabytes.
Lo anterior, vale decir 160 veces más información que los informes de embajadas publicados por Wikileaks durante el 2010. Los archivos de la ICIJ consisten en más de 2,5 millones de documentos, los datos de registro de 122 mil empresas de ultramar in las Islas Vírgenes Británicas, listas de personas que han utilizado estas compañías, copias de documentación personal, incluyendo pasaportes; correspondencia e información bancaria de transacciones y otros datos relacionados con políticos y hombres de negocios internacionales; grandes compañías y bancos. La documentación abarca una gama de fechas, las primeras datan desde hace unos 30 años. Los nombres de 130 mil personas de 170 países también se mencionan en la documentación.
La primera fase de la operación significó la recolección de datos no elaborados de personas anónimas en compañías de ultramar. No sabemos durante cuánto tiempo recopilaron esta información o mediante qué métodos para obtenerla. Es posible que la ICIJ y algunos periodistas conozcan las respuestas a estas interrogantes, pero se mantienen en silencio.
Ellos si que dan una respuesta: no podemos arriesgar a nuestros informantes. No obstante, se deberá notar que sería prácticamente imposible para una sola persona haber obtenido tan enorme cantidad de información. Incidentalmente, la idea que se trataba de una sola persona ya ha aparecido en la prensa.
Se trata exactamente de la misma loca suposición de que el 11 de septiembre del 2001 fue la obra de un grupo de terroristas al mando de Bin Laden.
La segunda fase se inició en el mes de enero del 2012 cuando la base de datos de las compañías de ultramar fue anónimamente traspasada a la ICIJ. Se trataba de una descomunal fuente informativa débilmente estructurada y malamente organizada que en concreto la ICIJ tuvo entonces que ponerse a reorganizar esta inconclusa fuente informativa.
En esta etapa, la ICIJ empleó los talentos de medios masivos de varios países como también el de sus propios periodistas. El grueso del trabajo fue realizado en el terreno. Resultó que los más prominentes participantes externos del proyecto eran de la British Broadcasting Corporation y el periódico británico The Guardian. Durante el desarrollo del trabajo los periodistas participantes del proyecto agregaron nuevas informaciones de fuentes anónimas a los datos ya obtenidos. Programadores y especialistas en tecnología informativa de Estados Unidos, Gran Bretaña y Costa Rica también participaron. En esta etapa, a la operación se le dio un nombre oficial: “Secretos a la Venta: El Laberinto Global e Interno del Dinero de Ultramar.”
A este nivel, el trabajo ya no solo no estaba oculto sino que hasta se publicitaba en los medios. A finales del 2012 un pequeño fragmento de la base de datos sobre empresas de ultramar, DOC (sigla en inglés) fue publicado, se refería a una docena de compañías de ultramar y a sus estructuras administrativas. Esto constituyó una poderosa mina de acción retardada.
La tercera etapa se inició a comienzos de abril del 2013. Fragmentos separados de la base de datos fueron publicados a través de los medios de una variedad de países. En cada país había varios medios de empresas periodísticas “autorizadas” que fueron seleccionadas.
Por ejemplo en Rusia, las empresas periodísticas “autorizadas” fueron la Vedomosti y la Novaya Gazeta. Resulta notable que la organización que retiene la base de datos (DOC) el ICIJ, prohibiera a aquellas empresas periodísticas nacionales que tenían acceso a la base de datos de pasar cualquier documentación de esta a las agencias policiales u otros cuerpos autorizados en sus propios países. Aparentemente, existiría el riesgo que sus informantes quedaran al descubierto. Ya existe un informe en el sentido que los medios alemanes se niegan a brindar información sobre los evasores de impuestos mencionados en la documentación liberada a comienzos de abril pasado a las autoridades competentes de la República Federal de Alemania.
La tercera etapa, que comprende la liberación limitada de la documentación de la base de datos podría durar muchos años. No obstante las primeras secciones de esta “explosiva información” podría ya provocar un levantamiento revolucionario dentro del actual ordenamiento mundial.
Infiltraciones de Ultramar: metas, objetivos y motivos
Mucha gente se hace una sola pregunta: ¿Cuáles son las metas de la operación? Por supuesto que existe la meta oficial como la refiere la ICIJ. Se trata de una batalla contra las compañías de ultramar, que se han convertido en un “hueco negro” en la economía, un obstáculo insalvable para el desarrollo social y económico. Es difícil discutir el hecho que el proceso de la “ultramarización” de la economía global ha ido demasiado lejos. Las evaluaciones más recientes de los activos escondidos a la sombra de compañías de ultramar se calculan entre 21 y 32 millones de millones de dólares (casi el doble del PIB global). Medido a escala global, las pérdidas anuales solo en el presupuesto estatal a consecuencia de que los clientes de las compañías de ultramar evaden impuestos alcanzan a cientos de miles de millones de dólares. A partir del año 2011, las pérdidas en el presupuesto de Estados Unidos debido a la evasión fiscal se calculan en 345 mil millones de dólares, incluyendo 100 mil millones de dólares a consecuencia de que los evasores utilizan a compañías de ultramar. En la Unión Europea las pérdidas llegan a un millón de millones de euros a través del empleo de esquemas de optimización tributaria y a la flagrante negación a pagar impuestos. No obstante, no se sabe cuánto de esto podría ponerse a disposición de las compañías de ultramar. Sobre la base de la tasa porcentual de Estados Unidos, obtenemos 290 mil millones de euros o sea por lo menos 350 mil millones de dólares.
En resumen, las pérdidas tributarias anuales tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos a consecuencia de los “resquicios” de ultramar cantidades que oscilan alrededor de los 450 mil millones de dólares.
Muchos creen que la lucha con las compañías de ultramar es solo una excusa para encubrir otros objetivos. Un vistazo general a los medios internacionales indica que en muchos de los informes el principal blanco no son las compañías de ultramar propiamente tales, sino algunos oligarcas, políticos y funcionarios de gobierno en particular. Aunque algunos países son también citados como “blancos”.
Bancos de prestigio internacional, corporaciones transnacionales y agrupaciones financieras también a veces son nombrados.
Una teoría detrás de los verdaderos objetivos de la operación es que esta apunta a asestar un golpe a ciertas empresas de ultramar con el objeto de empozar el dinero y los clientes en un pequeño grupo de compañías de ultramar “seleccionadas” e “intocables.” Nótese que la mayor parte de la documentación del banco de datos se refiere a un territorio de ultramar conocido como las Islas Vírgenes Británicas, BVI (sigla en inglés). Debido al alto nivel de confidencialidad respecto de la información sobre los dueños de una compañía, esta área es uno de los territorios de ultramar más confiables y populares. Desde el año 1984 cuando el territorio británico se declaró “paraíso fiscal” las islas han vendido más de un millón de compañías cuyos verdaderos dueños jamás han sido revelados. De manera similar al BVI, otros territorios de ultramar también han sido mencionados en el informe de prensa de ICIJ incluyendo a Singapur, Hong Kong y las Islas Cook. No obstante, se debe poner énfasis en que estas últimas son mencionadas solo como “sucursales” de las Islas Vírgenes Británicas.
Existen también otras teorías detrás de las verdaderas metas de la operación: no atacar a ninguna compañía en particular sino más bien estabilizar la economía global como un todo, causar crisis políticas en algunos países y por último llevar al mundo hacia un estado de caos controlado.
Por otra parte, la operación “Infiltración de Ultramar” no es considerada como independiente o autónoma sino como parte de una planificación global mayor en cuyo caso la operación “Infiltración de Ultramar” sería la continuación lógica de la operación para socavar el sistema bancario de la isla de Chipre.
Por supuesto que uno puede evaluar las metas de la operación “Infiltración de Ultramar” solo hipotéticamente. La organización más importante dentro del proyecto, la ICIJ misma plantea cierto número de cuestiones. Existe poca información en torno a ella.
Todo lo que se conoce es que fue establecida el año 1997, que su cuartel general está situado en Washington y que incluye a unos 160 periodistas de unos 60 países (88 periodistas procedentes de 46 países participaron en la operación “Infiltración de Ultramar”). La ICIJ fue creada como un proyecto de la gran organización sin fines de lucro denominada Centro para la Integridad Pública, CPI (sigla en inglés).
La Knight Foundation, la Ford Foundation, y George Soros, todos ellos actúan como patrocinadores del CPI. Esto lo inclina a uno a pensar que la operación en realidad tiene metas globales.
Los personajes centrales de la “Infiltración de Ultramar”
En el primer lote de materiales publicado por la prensa vemos a toda clase de personajes. Ellos aparecen en la documentación bajo una variedad de títulos: beneficiario, accionista, propietario, dueño, receptor de “comisiones de confianza”, director, codueño, presidente, etc. No obstante todos ellos aparecen unidos por el hecho de ser “evasores fiscales”. La lista incluye nombres de políticos, funcionarios de gobierno, hombres de negocios, especuladores, miembros de familias ricas y banqueros de una variedad de países, desde Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Alemania hasta Rusia, Ucrania, Mongolia, Azerbaiyán, Venezuela, Irán, Indonesia, la India y las Filipinas. The Guardian señala que según la documentación, el mayor número de dueños de compañías de ultramar se ubica en China, Hong-Kong, Taiwan, la Federación de Rusia y las ex repúblicas soviéticas. La lista también incluye los nombres de 4 mil ciudadanos norteamericanos.
En relación con el escándalo de ultramar, cierto número de personas han tenido su cobertura deshecha por la prensa, como ser, el tesorero de la campaña del presidente francés, François Hollande; Jean-Jacques Augier; el ex ministro de hacienda de Mongolia, Bayartsogt Sangajav; el general del ejército venezolano, José Eliécer Pinto Gutiérrez; dos hijos del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, Tomás y Gerónimo; la hija del ex presidente de las Filipinas, Ferdinand Marcos, María Imelda Marcos Manotoc; el jeque de Kuwait, Sabah Jaber al-Alí al-Sabah; una destacada coleccionista de arte, la Baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza; la ex esposa del comisionista petrolero, Marc Rich, Denise Rich; el millonario británico, Scot Young quien ha sido condenado por fraude. Los medios también mencionan al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev junto a miembros de su familia; al Primer Ministro de Georgia, Bidzina Ivanishvili, al hombre de negocios kazajo, Mujtar Ablyazov y al codueño de la empresa RosUkrEnergo, el hombre de negocios ucraniano, Dmitry Firtash.
La documentación menciona tanto a empresas como individuos y a varios intermediarios quienes actúan a modo de “pilotos” para individuos y empresas que se pierden en el intrincado laberinto de los paraísos fiscales. Los diferentes intermediarios cuentan con firmas legales, fondos fiduciarios, bancos, empresas constructoras, etc., etc. Los intermediarios a veces actúan como beneficiarios, pero solo de manera provisional y forman complejas cadenas con el objeto de mantener al verdadero dueño y último beneficiario en secreto. En cuanto al papel de los bancos en los esquemas de ultramar, el gigante de la banca alemana el Deutsche Bank, la empresa norteamericana JP Morgan y las compañías suizas UBS y Clariden son unos de los más activos, según la ICIJ.
Ya han pasado varios días desde la primera andanada de fuego de la “Infiltración de Ultramar”. Figuras políticas y de gobierno de algunos países han tenido tiempo para responder. Los servicios de impuestos internos y las agencias policiales de Alemania, Gran Bretaña, Bélgica, la India y Grecia han declarado que van a investigar el asunto y revisarán lo publicado que tenga relación con sus propios ciudadanos. Mientras tanto el ministro de hacienda de Luxemburgo, ha declarado que está listo para cooperar con otros países de la Unión Europea en torno al intercambio de informaciones sobre clientes bancarios que están evadiendo el pago de impuestos. Esto significa que el principal país de la banca ultramarina en la Europa continental lo ha dejado en claro que está listo para seguir los pasos de Suiza y comenzar a desmantelar la institución del secreto bancario. El gobierno austríaco es el único que ha decidido ir contra la corriente. Este gobierno ha tranquilizado a los clientes de los bancos austríacos anunciando que no tiene pensado entregarlos a las autoridades tributarias de otros países.
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