Revolución y geopolítica

La geopolítica es una ciencia relativamente joven. Surge de la necesidad de un estudio más sistematizado de ciertos fenómenos en las relaciones internacionales, así como las diversas proyecciones del poder nacional sobre determinadas áreas. Su desarrollo en el siglo XX se ve estimulado por las dos guerras mundiales. De allí, se establecieron determinadas zonas de influencia de los distintos centros de poder. Esta relación se basa en la dependencia en distintos grados.

La revolución bolivariana ha llevado una geopolítica que se expresa en el establecimiento de un mundo multipolar. Un equilibrio estratégico mucho “real” que el dominio monopólico capitalista de extensas partes del mundo. Este accionar sin duda lesiona los intereses de una potencia, los EEUU. que en la mayoría de los casos interviene violentamente para lograr un realineamiento estratégico de la región o zona. Es entonces, cuando para Washington se convierte en materia de interés nacional el anular o eliminar la Revolución Bolivariana e instalar un gobierno mucho más proclive a sus intereses. Para los EEUU es imperioso restablecer las relaciones históricas asimétricas de explotación con Venezuela. La intervención puede ser directa o indirecta. La primera con tropas sobre el terreno, la segunda se refiere más que todo a mecanismos sutiles o no, como la deuda, la inflación o la financiación de grupos criollos pro estadounidense.

Este es el guion que se mantuvo durante todo el siglo XX y que en lo que va del XXI se ha visto acelerado por una crisis sistémica del capitalismo a nivel mundial. Esta fase se ha caracterizado por una efectiva utilización de la violencia. Las mismas razones para intervenir en Honduras, Nicaragua, Granada o Panamá que para intervenir e invadir en Vietnam, Sarajevo, Afganistán, Irak, Libia o Siria. Las primeras dentro de su radio de acción directo. La segunda para acceder, mantener o acrecentar su influencia en zonas estratégicas a nivel mundial. Lo que han cambiado son las técnicas. Actualmente, el formato es intervención para restablecer la democracia y los derechos humanos. Y bajo estas premisas hemos visto surgir las “intervenciones humanitarias” que utilizan “bombardeos humanitarios” para lograr sus objetivos. En la actualidad se estimula las confrontaciones populares o entre conciudadanos (denominados por los analistas del pentágono y la CIA como “pelea de perros”) para dar la impresión, a través del complejo mediático internacional, de caos y anarquía para luego convalidar la sustitución del gobierno soberano de una nación. La denominada “primavera” árabe es un plan pre-concebido que cambió el balance del poder en una región tan neurálgica, estratégica e inestable como el medio oriente.

Bajo esta misma óptica analicemos en la actualidad los casos de Ucrania y Venezuela. En Ucrania para los EEUU también es necesaria la anulación de una zona de influencia contraria, en este caso la rusa e instalarse con acceso privilegiado en la región. Es anecdótico en el caso ucraniano que en menos de una semana de un llamado “gobierno democrático” ya le adeude a los EEUU y los organismos internacionales más de 1000 millones de dólares. Deuda, que, como en todo sistema nacional pro-neoliberal recaerá sobre los sectores mayoritarios y populares. Ucrania es, uno de los países con mayor concentración de recursos minerales en el mundo, yacimientos de magnesio, de hierro, la existencia de una de los mayores depósitos de uranio del mundo y también una variedad de riquísimos yacimientos de metales de tierras raras.

En Venezuela no les está yendo tan bien. Aunque el ataque mediático es inmisericorde contra el país, en el mundo real no ha tenido el “efecto social” buscado. Es decir, la violencia descontrolada no está en sintonía con las mayorías de la sociedad venezolana. Y a nivel internacional solo las empresas de comunicación y la farándula mediática se han hecho eco de este intento intervencionista.

Pero en nuestra región el panorama es otro. Con el advenimiento de la revolución bolivariana en 1998, Venezuela ha tomado un papel determinante en materia de consolidar la unidad del hemisferio. Esto indudablemente choca contra los intereses de los EEUU y se convierte en un obstáculo para lograr la supremacía monopólica estadounidense. Durante 14 años el concierto de naciones suramericanas ha visto un vuelco de 180° en la construcción de un nuevo escenario geopolítico impulsado por el comandante Chávez. Esto es una natural respuesta al orden económico impuesto a nuestros pueblos. En la actualidad la mayoría de los gobiernos conocen la realidad venezolana. Saben perfectamente que este es otro nuevo intento, otro zarpazo del capital internacional para hacerse de las reservas petroleras más importantes del planeta. Es por ello, que solamente los gobiernos más comprometidos con el proyecto hegemónico estadounidense como lo son Colombia y Panamá, son los únicos que se han prestado para tratar de hacer daño. Por el contrario la gran mayoría de pueblos suramericanos y del Caribe han dado un respaldo total y absoluto a la democracia revolucionaria.

Es por ello, que EEUU moverá y utilizará todos los mecanismos, instituciones y organismos que tiene a su alcance para que avance una sustitución violenta de las relaciones de poder en Venezuela. Ya hubo un primer intento con la OEA. Panamá siguiendo un guion escrito en Washington había solicitado la sesión extraordinaria a fin de debatir si ameritaba convocar a los cancilleres del continente para analizar la situación en Venezuela. Pero la mayoría de naciones del organismo por emitir una declaración política condenando la violencia y respaldando los esfuerzos de diálogo llevados adelante por el gobierno nacional. Esto no deja de asombrar, siendo la OEA históricamente un organismo plegado a los designios del Departamento de Estado Norteamericano y que ha convalidado golpes de estados contra gobiernos democráticamente electos, invasiones y todas las formas de intervencionismo de los EEUU para América Latina. Esto puede verse como una muestra de la creciente autonomía e independencia de las naciones Americanas a los designios del policía norteño.

Dentro de este esfuerzo gigantesco que hace el gobierno bolivariano y revolucionario por llevar la verdad, el viaje emprendido por el canciller Elías Jaua a diversas partes del mundo para que los gobiernos y organizaciones internacionales conozcan nuestra realidad bloqueada por una serie de manipulaciones y falsedades por parte del entramado comunicacional mundial. Este viaje tuvo su más contundente triunfo durante la toma de posesión de Michelle Bachelet como presidenta de Chile. El caso de Chile es emblemático tanto para la derecha neoliberal que lo exibe como un ejemplo a seguir en cuanto a los logros macroeconomicos. Y para la izquierda es un ejemplo histórico por ser el primer país donde se instauro el socialismo de manera pacífica y democrática y durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet por comenzar un periodo de inclusión.


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Hugbel Roa

Ministro para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología

 @hugbelpsuv

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