Tras el profundo daño ecológico sufrido en territorio ecuatoriano por parte de las trasnacionales petroleras estadounidenses Chevron-Texaco no todo está perdido, ahora Ecuador debe actuar en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, organismo donde son miembros. Esta nación son los autores de la petrodiplomacia por excelencia y su ubicación geográfica forman parte de una inocultable discusión actual: las inmensas ganancias que debieron provenir de la renta petrolera internacional para las inversiones que sirvieran a su crecimiento nacional e internacional en la página de ruta del cuidado medio ambiental, pues la zona afectada es un reservorio mundial.
Para que Ecuador pueda participar en el proyecto de un mundo destinado bajo el lente de todos los análisis hacia el resultado en las inversiones —hacia el tema ambiental y energético— debe seguir en el fortalecimiento de importantes alianzas donde la necesidad de su presencia y lo oportuno de sus análisis, defensas y alianzas logren detener una posible dispersión ambiental.
A pesar de un profético derrumbamiento de las economías en los cinco continentes, crece a diario la necesidad del consumo de energía la cual no se detiene por el incontable aumento de la población. Las demandas en China, Norteamérica, Latinoamérica, el Caribe, Asia y otras importantes regiones, han disparado los precios del petróleo porque todas compiten por esta misma fuente de energía, pero han abandonado la fatalidad de la contaminación.
Muy a pesar de la futura carestía junto al juego de los tres carteles más importantes del planeta —los precios OPEP, West Texas y Brent del mar del Norte— ello no impedirá el suministro de inversiones en presupuestos a ser invertidos sobre las naciones productoras, pero debe incorporarse el tema medio ambiental.
Ecuador no escapará al beneficio de inversiones provenientes de su renta diaria y créditos obtenidos por ayudas de otros países, siendo los más grandes en el presente y a futuro repúblicas como China más el avance de la construcción de refinerías en Suramérica y el Caribe.
Estas instalaciones serán nuevos anclajes del futuro en los movimientos geopolíticos globales que están por venir en defensa y garantía de los mercados actuales hacia la fórmula necesaria del abastecimiento seguro y oportuno; todo estará por lograrse en quienes mantengan las más cercanas alianzas sobre el medio ambiente para mejores infraestructuras de procesamiento de crudo, derivados y seguridad de su trasporte marítimo por tuberías: gasoductos y poliductos, ya que su incalculable reserva oceánica, marina y andina así lo decreta.
Muy a pesar de las grandes inversiones ambientales en planes, proyectos y exploración mundial, también está en mapear los nuevos territorios donde se encontrará más bitumen; los resultados poco halagadores reside que en muchas alejadas y nuevas regiones hallarán menos.
El crudo se está encontrando en mayores cantidades en los espacios que durante décadas se han explotado: Ecuador, Rusia, Golfo Pérsico, Medio Oriente, Brasil y Venezuela, exceptuando dos nuevas zonas poco conversadas: Haití y Cuba, donde sí hay petróleo abundante; este factor cambiará el escenario en la próxima década por hallarse tan cerca del mayor consumidor mundial: Estados Unidos de Norteamérica lo cual desde ya es una amenaza en toda su expresión.
Por estas fáciles razones los países productores se aprestan a subir su producción: Petrobras en Brasil, Aramco en Arabia Saudita, Grazpron en Rusia, hasta los ocupantes de Irak, nación que estará próxima a producir —antes del inicio de esta golpeada década— unos nueve millones de barriles diarios y la no menos famosa cifra proyectada por Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima de doblar al 2019 su producción diaria. No obstante, todas estas naciones deben revisar el inmenso daño y la agonía que actualmente se sufre en tierras ecuatorianas.
Ahora, ¿cómo lograr todo esto? ¿De dónde saldrán los millones de dólares para todas estas nuevas inversiones ambientales sin dejar de lado lo concerniente a taladros, mejoradores, transporte, nuevas rutas, aumento de personal, trazado de nuevos kilómetros de tuberías y tanques de almacenamiento?
Ello está encuadrado en el sinfín de convenios firmados y materializados también en alianzas que están por venir con el Mercosur y las existentes con Petrocaribe, Petrosur, nuevas refinerías dentro de esta plataforma continental y otras tan alejadas como las de Asia y varias partes del mundo que no son tan indiferentes al temido bosque militar y abuso ambiental.