La desmedida arremetida de Israel contra el pueblo palestino ha dejado en el mundo una estela de dolor por el que las potencias deben responder. Los poderes políticos, económicos y religiosos están llamados a levantar su voz para detener el fuego que ha ocasionado la muerte de miles de civiles.
El mundo parece estar angustiado. Las redes sociales están saturadas de imágenes desgarradoras pero la voz de la razón parece estar sumergida por el estrépito de las armas. Las víctimas, según el derecho humanitario internacional, deben ser protegidas y hasta ahora solo unos pocos entre ellos el Gobierno Revolucionario, han accionado contundente para detener la matanza que ha cobrado la vida de niños inocentes que apenas han abierto los ojos para encontrarse con la muerte.
Ahora bien, el tema es que aún no hay señales de que iglesias y religiones, “creyentes de la paz” hagan esfuerzos verdaderamente importantes para frenar la guerra. Ni católicos, ni protestantes, ninguno ha levantado su voz públicamente para el cese al fuego. Pareciera que las guerras no existen en sus colosales iglesias. Ah pero las veces que el comandante Chávez hablaba, al día siguiente aparecían pronunciamientos por doquier, por los disturbios y acciones violentas que emprendió el oposicionismo en las calles Venezolanas, por los muertos o heridos, por los asaltos a oficinas del gobierno y ataques mediáticos, el pronunciamiento de algunos que practican diferentes religiones fue aupar a la calle y en lugar de aportar con el encuentro a la paz, ignoraron la voz de la mayoría que quería tranquilidad y ellos saben a quién me refiero, porque además, pareciera que un grupo político religioso se estuviera reorganizando para seguir con la fracasada idea loca de pretender salir del Presidente Maduro; incluso ya se habla de una sexta columna, mucho cuidado.
La violencia solo trae sufrimiento, destrucción y muerte y es necesario que desde la óptica religiosa enfrentemos a los gobiernos que se regocijan de las guerras. Las religiones y los poderes políticos y económicos aun cuando adversen una tendencia política, como en el caso venezolano, deben exigir a los medios privados de comunicación que informen de manera justa y sin prejuicios de la tragedia que sufren los pueblos, producto de la necesidad de un gobierno de apoderarse de sus riquezas, como en efecto ocurre con el injerencismo norteño.
En el caso Venezolano, que nos sigue importando muchísimo al igual que lo que ocurre en Palestina, en Siria, en Ucrania, es necesario estar alerta, la quinta columna quedo develada, no han logrado avanzar por encima de los intereses de la mayoría de los venezolanos, el lacayismo sigue su frustrada y financiada tarea de desestabilizar, pero, de esa sexta columna debemos estar pendiente; se habla de líderes cristianos relacionados con el Mossad, de reuniones de corte religioso con connotación política, de planes de inoculación desde la misa, el culto u oraciones con el objetivo de socavar este proceso que tanto nos ha costado.
El llamado es a las UBCH, a los voceros de comunas en construcción, a las salas de batalla, a los trabajadores, a la militancia Chavista a estar alertas, a estar pendiente de este tipo de situaciones dado que quienes se oponen al legado del comandante, harán hasta lo imposible para frenar la profundización de la revolución como proyecto de país. Mosca con la sexta columna.
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