Inevitable polémica suscita El filósofo español Santiago Alba Rico, luego de la publicación del artículo titulado "Israel y la próxima revolución árabe". Alba Rico es un férreo opositor al gobierno sirio de Bachar El Asad. Veamos un extracto de lo que dice:
"Pues bien, ese sirio soñador (que serían los opositores de Assad) no era uno sino miles en 2011, cientos de miles, miles de miles, y si hoy son menos o tienen menos peso y visibilidad es porque algunas de estas fuerzas geológicas los han matado y otras los han abandonado, incluyendo los medios de comunicación y la mayor parte de los partidos e intelectuales de izquierdas, los cuales -por omisión o por acción- han acabado aceptando con toda naturalidad los barriles de dinamita del dictador y casi justificándolos con arrogante pragmatismo frente a las atrocidades de los yihadistas"
El camarada Alba Rico ha decidido tumbar el sólo, cual Sansón bíblico amarrado a las columnas del templo filisteo, este otro templo al que asisten todos las organizaciones, países, expertos y ciudadanos comunes que respetan y agradecen la lucha anti imperialista de Siria, de Libia hasta hace poco y de Irán.
Alba Rico aspira ganarle al ajedrez a la muy compleja realidad con una verdad única y final que da el jaque mate. El filósofo explica que la situación actual de los Palestinos es la misma que enfrentan los opositores al gobierno sirio. La misma que enfrentaban los libios bajo el gobierno de Kadafi, hasta consigue semejanzas entre el primer ministro israelí, Netanyahu, con el presidente sirio Al Assad. Aquí otro extracto:
"Tenía razón, pues, Bachar Al-Assad cuando decía, en su reciente discurso de investidura que “las revoluciones árabes sólo han traído caos y violencia a la región”. ¿La tenía? Para medir hasta qué punto son razonables estas palabras del dictador sirio basta recordar que en realidad son un plagio de una declaración de Netanyahu, hace poco más de un año, en el mismo sentido. Bachar Al-Assad señala con el dedo las ruinas de su país y dice: “mirad la destrucción que ha traído vuestra reclamación de democracia”. Netanyahu señala hoy Gaza y dice a los palestinos: “mirad la destrucción que ha traído vuestro apoyo a Hamas“
Los gobiernos de Bachar en Siria, el del horriblemente asesinado Gadafi en Libia y el de la revolución Iraní tenían y tienen innegables logros que mostrar como efectivos luchadores anti imperialistas, cómo Estados respetuosos del resto de las naciones, cómo colaboradores de los pueblos del tercer mundo, y con variaciones en cada caso, cómo naciones que aceptan la disidencia política. Y esto no es poco en un mundo tan injusto e inclemente para con las mayorías. Parangonarlos con la dirigencia de un Estado genocida que lleva sesenta años de dominación y exterminio sobre otra nación, es inaudito. Muy maniqueo. El papel lo aguanta todo, como dice el viejo dicho, y más aun si viene escrito con la intransigencia que muchas veces contamina a los teóricos intelectuales.
¡Cuidado, camarada filósofo! Los extremos se tocan. No respetar los matices lo puede hacer semejante a quien más adversa. Si abrimos la caja de Pandora de las comparaciones, quien viene después de igualar a Bachar con Netanyahu. ¿que tal Mariano Rajoy con Bachar? ¿Fidel Castro con Pinochet, cosa que ya han hecho analistas del bando contrario. Ó como haría un racista; ¿Chávez con Francois Duvalier? Con tanta intransigencia; ¿Quedaría algún "títere con cabeza" como decimos en Venezuela, entre todos los gobiernos del mundo? Dios o el diablo está en los detalles.
Está prohibido para los revolucionarios decirle a cualquier ciudadano que se calle, como lo hizo el Rey aquel, o aplicarle censura. Por eso sugiero para estos casos como el de la posición de Alba Rico en el tema del Medio Oriente, que deje para los círculos intelectuales opiniones tan desconcertantes. Pero para los foros públicos, y más en el mundo que se globaliza más y más segundo a segundo, necesitamos estar unidos todos los frentes progresistas y confiar en que nuestros intelectuales estén más pendientes de proveernos de conocimientos potenciadores de nuestra condición revolucionaria y colectiva. Échese una "equivocadita", por el bien de las mayorías humildes y de todos los que lo leen.
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