Ferguson parece presagio de males mayores

"Ferguson está bajo ocupación militar y todo el mundo está observando
con horror como la policía militarizada utiliza gases lacrimógenos y
balas de goma contra manifestantes desarmados. Lamentablemente, esto
es sólo un anticipo de lo que espera a todo Estados Unidos en los años
venideros. Mientras la economía se cae a pedazos y las personas se
muestran cada vez más frustradas y furiosas, pueden preverse muchos
disturbios civiles similares a aquel del que acabamos de ser testigos,
con el gobierno federal y la policía militarizada respondiendo a esos
levantamientos con una fuerza abrumadora”.

Así lo apreció a raíz de los hechos en el pequeño suburbio de Ferguson
de la ciudad de San Luis, estado de Missouri, el periodista Michael
Snyder, en su blog The American Dream.

Todo comenzó cuando el agente de policía Darren Wilson, un policía con
seis años de experiencia, disparó y mató al joven negro Michael Brown
quien, con su amigo Dorian Johnson, eran sospechosos de haber robado
una caja de cigarros en una tienda la mañana del lunes 11.

Según la policía, Brown fue herido de disparos cuando el agente peleó
con él y su amigo, en la calle; uno de los hombres empujó al policía
al interior del coche patrullero donde lo agredió físicamente y
riñeron por el arma del agente. Tras la pelea dentro del vehículo, en
la que hubo al menos un disparo, la lucha continuó en la calle, donde
Brown fue baleado varias veces.

Dorian Johnson ofreció una versión muy diferente. Dijo que él y Brown
caminaban por la calle cuando un agente les ordenó pararse y enseguida
agarró a su amigo por el cuello y trató de forzarlo a entrar en el
coche. Brown se echó a correr y el agente lo persiguió disparándole
varias veces.

La identificación del agente Darren Wilson como autor del asesinato
tuvo lugar casi una semana después del hecho. Sólo tras intensas
protestas de la ciudadanía local exigiéndolo, el jefe del Departamento
de Policía de Ferguson, Thomas Jackson, la dio a conocer.

El informe preliminar de la autopsia privada, realizada el domingo por
encargo de la familia del difunto, mostró que fueron seis disparos,
dos de ellos en la cabeza, los que acabaron con la vida del joven.
Hubo cuatro impactos que alcanzaron su brazo derecho sin dejar restos
de pólvora en el cadáver, lo que indica que no fueron realizados a
corta distancia.

Tanto la autopsia como testimonios de peritos indican que Michael
Brown tenía los brazos en alto cuando fue baleado.

La respuesta popular comenzó temprano y aun es intensa. La policía usa
gases lacrimógenos, bombas de humo y granadas de sacudimiento para
disipar las manifestaciones noche tras noche hace más de una semana.
Policías con uniformes antimotines apostados junto a un enorme
vehículo armado en la calle principal reprimen severamente a los
manifestantes y numerosas personas han sido arrestadas, entre ellas
Antonio French, concejal de San Luis, quien publicó videos de la
protesta y fue entrevistado por el sitio progresista ‘Democracy Now’.
La prensa estadounidense ha destacado en estos días la brecha racial
existente entre la policía y los habitantes de Ferguson, donde de los
53 policías con que cuentan, sólo tres son negros, a pesar de que lo
sean el 69% de los habitantes de esta localidad, según el NYT.

Se asegura que la Casa Blanca sigue de cerca la violenta situación,
que amenaza extenderse a otras ciudades y a todo el país en torno a
los funerales anunciados para el lunes 25 de agosto.
La velocidad de difusión que propician los medios sociales de
comunicación permite advertir a muchísimas localidades con similares
críticas situaciones de discriminación y desigualdades, de lo que
promete para los pobres la militarización de la policía que se va
imponiendo en Estados Unidos a partir de la entrega para uso policial
de los excedentes de guerra de tantos conflictos en los que Washington
se involucra.

A resultas del Programa de transferencia de equipamiento militar
(aviones, vehículos blindados, grandes ametralladoras, blindados
anti-minas, y otros) a los departamentos de policía locales y
estaduales que estableció el Congreso, el valor del equipamiento
militar recibido por estos organismos policiales ha aumentado en el
país, de un millón de dólares en 1990, a $ 450 millones en 2013, según
datos del NYT.

“Cuando la policía recibe tanto equipamiento, es inevitable que lo
use”, apunta el periodista Michael Snyder.

La brutalidad de la policía militarizada en Ferguson semeja la de los
conquistadores estadounidenses en Irak o en cualquiera otra ciudad del
tercer mundo víctima de ocupación estadounidense.


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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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