En el umbral de un nuevo sistema mundial

Europa fue realmente impactada por las sanciones que Rusia impuso en respuesta a las acciones punitivas impuestas en su contra por la Unión Europea, Estados Unidos y otros países. No se trata del efecto psicológico como lo define el Ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Urmas Paet, "Hoy en día solo Estados Unidos y la Unión Europea tienen derecho a castigar a los chicos malos, Rusia no tiene ese derecho." La verdadera causa tiene un aspecto sombrío para muchos de los miembros de la Unión Europea a consecuencia de la reacción de Moscú.

En un comienzo, los medios de prensa europeos informaron con entusiasmo que la dirección política de Rusia haría que su pueblo muriera de hambre. Pero resulta que estas evaluaciones fueron situadas muy lejos de la realidad, al igual que sus autores de dudoso profesionalismo, se sitúan lejos del talento que se requiere para elaborar un trabajo analítico serio.

Primeramente, son pocos los productos que no tienen equivalentes producidos en otros países. Su ausencia resulta problemática solo para un estrecho círculo de personas con necesidades y gustos únicos, no para el público en general.

No resulta grave que no se encuentre el jamón original de Parma en Buriatia. Allí no estallarán rebeliones de hambrientos. Si la champaña Veuve Clicquot desapareció de los estantes de Slaviansk-na-Kubani, eso no cambiará drásticamente la vida de sus habitantes.

Segundo, los mercados nunca están vacíos. Los pollos producidos en Rusia reemplazarán a los "muslos de Bush" (término común en los estados pos soviéticos para referirse a los cuartos de pollo importados desde Estados Unidos), quesos similares producidos bajo licencia en Kazajstán y Bielorrusia llenarán los negocios y mercados en las provincias rusas en vez del queso "público" que se produce en Holanda e Italia. Bielorrusia y Kazajstán compiten para aumentar sus ventas de productos lácteos. Mucha gente a la que le gustan las manzanas sabrá que Almaty y no Varsovia es conocida como "la madre de las manzanas."

Tercero, aquellos que han ingresado a la nueva asociación construida con Moscú y sus futuros miembros, estarán agradecidos de Bruselas y Washington por imponer sanciones contra Rusia. Los países aliados de Moscú incrementarán sus beneficios a costa de los granjeros europeos.

La política de sanciones implementadas por Estados Unidos y la Unión Europea es como escupir hacia el cielo. La Unión Europea podría perder hasta 12 mil millones de euros (16 mil millones de dólares) debido a la prohibición de Rusia de importación de sus alimentos. Esto fue pronosticado antes de las sanciones de Rusia, en el sentido que los estados bálticos perderían alrededor del 10 por ciento de su producto interno bruto. Latvia exportaba el 90 por ciento de su pesca hacia Rusia. Ahora muchos productores de pescados y mariscos del país se enfrentan a la quiebra. Lituania tiene problemas al perder el mercado para los dos tercios de sus exportaciones de porcino. Estonia la está pasando mal debido a que antes exportaba entre un cuarto y un tercio de sus productos agrícolas a Rusia. Los productores finlandeses de mantequilla han entrado en pánico. Ellos exportaban su producto a Rusia desde comienzos del siglo pasado. Los horticultores polacos también están en problemas.

Los agricultores holandeses, húngaros, búlgaros, alemanes, franceses e italianos y los pescadores noruegos perderán ingresos que se calculan en miles de millones de euros.

Europa podría experimentar graves daños a consecuencia de bailar al son de Washington. Según cálculos de políticos finlandeses, Finlandia enfrenta una crisis política y elecciones anticipadas bajo la consigna de "¡Lejos de Bruselas!" Por otra parte, Hungría ha sido un socio económico y comercial tradicional de Rusia. Su dirección política abiertamente expresa su reticencia para cumplir con las decisiones de la Comisión Europea.

El descontento con la Unión Europea está madurando en Bulgaria y Grecia ya que Rusia absorbe respectivamente el 20,2 por ciento y el 12,4 por ciento de sus exportaciones.

Alemania, Italia y Francia, al seguir temerariamente la política de sanciones conducida por Estados Unidos, ya están enfrentando graves consecuencias. Estos países son las fuentes principales para el presupuesto de la Unión Europea. París exhibe un crecimiento económico de cero y el crecimiento interno bruto de Italia y Alemania bajó en 0,2 por ciento. Al hacer estas concesiones a Washington, Europa se auto condena a una nueva crisis. El crecimiento interno bruto podría tardar unos diez años para recuperar el nivel del año 2008. Finlandia conoce muy bien las implicancias de una caída económica.

Los europeos en realidad se están causando daño. Se han abalanzado en un proceso de restructuración para afectar a un segmento completo de la economía mundial y voluntariamente han cedido posiciones a sus competidores de Asia y de América Latina que cuentan con vibrantes economías.

China, Turquía e Israel ya han señalado que están listos para substituir las exportaciones europeas de verduras y frutas. Brasil, Argentina y Nueva Zelandia están listos para aumentar sus exportaciones de carne de res. Nueva Zelandia se negó a perder el mercado ruso uniéndose a las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos. Suiza se mantiene con su propia política ya que el queso y la leche de Suiza no tienen comparación con lo que Italia, Francia y Holanda tienen que ofrecer.

Sin perjuicio que Japón formalmente apoye a Estados Unidos, sus pescadores difícilmente estarán dispuestos a perder la oportunidad de asumir el puesto abandonado por sus competidores europeos.

Como es de suponer, Estados Unidos y la Unión Europea están ejerciendo presión sobre estos estados, tratando que se unan a las sanciones contra Rusia. Pero lo hecho, hecho está. La agricultura de las naciones más pobres de la Unión Europea ha comenzado a transitar el proceso de deterioro. Una nueva oleada de crisis económica está golpeando a Europa. Esto podría congelar el crecimiento del bienestar de los europeos o incluso destruir la Unión Europea.

Los miembros del grupo BRICS, de la Unión Aduanera de otras economías en desarrollo en la "periferia del mundo" obtendrán un nuevo impulso para su crecimiento económico y no la Unión Europea.

No hemos llegado al límite. Washington y Bruselas están en vías de finalmente eliminar la economía europea, lo cual hace felices a los asiáticos. Ahora están discutiendo la posibilidad de aplicar sanciones energéticas contra Rusia. Queda solo adivinar qué clase de consecuencias podrían tener para los miembros de la Unión Europea que dependen entre el 10 y el 100 por ciento del suministro energético ruso. Pero damas y caballeros, hay algo seguro. Con confianza podríamos decir que aun sin sanciones energéticas, Europa baja de categoría contra un fondo de vibrante crecimiento económico de Asia y de América Latina.

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

editorial@strategic-culture.org

Traducción desde el inglés por

Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona

 



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