El régimen de Kiev y la seguridad nuclear de Europa

Durante una reunión en Minsk, capital de Bielorrusia, Petro Poroshenko, dijo que el destino de toda Europa pasa por el desarrollo de la situación en Ucrania. En cierto modo, tiene razón. Debido a lo precario del régimen a cargo de Poroshenko, en esa parte del mundo, la creciente preocupación por la amenaza planteada por el poderoso y mal administrado potencial nuclear del país se hace cada vez más evidente.

La situación en la Central Nuclear de Zaporizhia, la más grande de Europa, está causando una particular alarma. El 30 de agosto pasado, durante una entrevista publicada por el diario alemán Westdeutsche Allgemaine Zeitung, el experto en energía nuclear de Greenpeace, Tobías Münchmeyer dijo que actualmente la línea del frente de las operaciones militares se ubicaba aproximadamente a 200 kilómetros de la Central Nuclear de Zaporizhia, cuyos reactores fueron construidos durante la era soviética y que están insuficientemente protegidos contra la artillería.

Según Münchmeyer “existe mucho armamento anti blindaje en la región que podría penetrar las coberturas de las instalaciones. Hasta una explosión en la red eléctrica podría tener desastrosas consecuencias, ya que esta podría interrumpir el sistema de enfriamiento del reactor nuclear.” A este respecto, Münchmeyer recordó las graves consecuencias del accidente del reactor nuclear de la Central Fukushima-1 en Japón, donde el sistema de enfriamiento fue el que falló. La Sociedad Alemana para la Seguridad de los Reactores Nucleares ha informado que está siguiendo el desarrollo de los eventos en Ucrania Oriental de manera muy estrecha y mantiene un prolijo contacto con las autoridades ucranianas.

Existen legítimas bases para esta preocupación. En meses recientes, informes sobre instalaciones industriales estratégicas siendo atacadas por la Guardia Nacional se han tornado cada vez más frecuentes. El 27 de agosto pasado, la planta de coque de Makiika ubicada en Donetsk Oblast anunció su cierre definitivo. Se sostiene que el ejército ucraniano bombardeó los talleres de la planta utilizando un lanza misiles Grad. Tres misiles estallaron muy cerca de las instalaciones de almacenaje. La planta química Stirol ubicada en Gorlovka también amenazó con el cierre definitivo. Pavel Brykov, vocero de la planta señaló que impactos provenientes de lanzacohetes múltiples Grad y Uragan sobre la planta Stirol podrían causar un catastrófico derramamiento de substancias tóxicas que provocarían la muerte a personas no solo en Ucrania sino también en la vecina Rusia y Bielorrusia.

El Servicio de Seguridad de Ucrania ha emitido advertencias en el sentido que ha habido un aumento de amenazas anónimas de volar centrales hidroeléctricas y nucleares, “desastre que podría tener consecuencias imprevisibles y extremadamente graves para la población de Ucrania y los países vecinos.” Existen también por lo menos dos ejemplos en que militantes del Sektor Pravy han intentado tomar las instalaciones nucleares en Ucrania con el pretexto de “protegerlas”, pero en realidad con el objeto de emplearlas como chantaje. Uno de los intentos se realizó en la Central Nuclear de Rivne, cuando un grupo de secuaces armados del tristemente célebre Sashko Bily –posteriormente muerto por el Servicio de Seguridad de Ucrania—penetraron a la fuerza en las instalaciones. Según informes de prensa, en esa oportunidad ellos deseaban “compartir las ganancias”, es decir, puro crimen organizado. Un incidente similar y el más alarmante de todos, se llevó a cabo en la Central Nuclear de Zaporizhia, cuando unos 40 miembros del Pravy Sektor, fuertemente armados, fueron detenidos al ingresar a Enerhodar y declararon que solo tenían “buenas intenciones.” Alegaban que solo intentaban impedir que la planta nuclear fuera tomada por los “separatistas.” No obstante, los atacantes fueron detenidos por la policía y los guardias de seguridad de la planta nuclear. Las vías de acceso a la ciudad fueron cerradas como medida de prevención.

Algunas de las principales opiniones en torno al ataque mencionan la intención de mantener a raya a las autoridades ucranianas y muy posiblemente intentar producir una bomba nuclear “sucia” para también intimidar a Rusia.

Serias interrogantes se están planteando respecto de la capacidad de las autoridades del actual gobierno de Ucrania para cautelar el potencial nuclear del país. Algunas de sus recientes medidas lo hacen sumamente dudoso. Por ejemplo, el gobierno declaró su intención de dejar de usar el combustible nuclear ruso y reemplazarlo por uno de ensamblaje norteamericano. Es bien sabido que intentos anteriores llevados a cabo por Yushchenko casi terminaron en desastres. A pesar de toda su fanfarronada, la casa Westinghouse en su búsqueda de ganancias, declaró que se iban a compensar fácilmente las pérdidas y todavía no ha sido capaz de lograr la plena compatibilidad tecnológica entre su ensamblaje y las barras de combustible ruso. El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, comentó que “no es ningún secreto que la compañía norteamericana Westinghouse está tratando de obtener una parte del mercado europeo. Debido a las diferencias en los combustibles, los intentos por introducir las barras de origen norteamericano en los reactores de origen soviético, están muy lejos de ser seguros.” Lavrov recordó que hubo graves problemas cuando la Westinghouse comenzó a trabajar en la República Checa (donde la central nuclear es también de origen soviético). Como el país fabricante original, Rusia solicita se le mantenga informada de tales planes. “Semejantes experimentos podrían no dar buenos resultados, especialmente en Ucrania, donde el recuerdo de Chernobil aun se mantiene”, advirtió el ministro. Este “permanece” en la memoria del pueblo ucraniano pero no en las memorias de las autoridades de gobierno y el Partido Verde de Alemania está sonando fuertemente las alarmas sobre el tema.

Los Verdes están preocupados porque una nueva amenaza nuclear se está gestando otra vez en la central de Chernobil de Ucrania y redactó una carta dirigida al Ministro de Relaciones Exteriores para que él haga algo, ya que no todo se ha hecho como estaba planeado con las ruinas del reactor de Chernobil. La construcción de un nuevo sarcófago está detenida y la vieja estructura de acero se encuentra deteriorada. El día 12 de febrero del 2013 una sección de la techumbre y las paredes de la sala de máquinas se derrumbaron. El Reactor Nº 4 explotó y colapsó el año 1986 en la Central Nuclear de Chernobil. La construcción de un nuevo sarcófago se inició durante el gobierno de Yanukovych pero actualmente se encuentra paralizada.

Expertos independientes entrevistados por la Deutsche Welle dudan de la capacidad del actual gobierno de Ucrania para asegurar la radioactividad en la Central Nuclear de Chernobil.

Además, aun descartando los hipotéticos ataques contra las centrales nucleares de Ucrania, todas ellas plantean un peligro considerable, ya que todas han llegado al límite de su expectativa de vida útil y no hay fondos para la construcción de nuevos reactores o llevar a cabo refacciones de fondo en aquellas actualmente en funcionamiento.

En vez de la muy necesitada clausura, sus vidas útiles están siendo permanentemente prolongadas. Esto se refiere principalmente a la Central Nuclear de Ucrania del Sur en la Provincia de Mykolaiv la cual fue construida durante la época soviética el año 1982. Según un sondeo independiente realizado por el Centro Ambientalista Nacional, sus indicadores técnicos señalan que esta central nuclear se encuentra en condiciones peligrosas. He aquí las conclusiones: “La prolongación de la vida útil de esta central nuclear y la cantidad de ciclos de enfriamiento del reactor que han sido excedidos o que pronto serán excedidos, podrían provocar un accidente en la unidad energética con la consiguiente pérdida de presión en el sistema primario de enfriamiento y un colapso del núcleo central, como también la fuga de substancias radioactivas hacia la atmósfera.” Los ecologistas sugieren que se posponga la extensión de la vida útil de la central y que el mantenimiento preventivo se continúe hasta que todas las medidas tendientes a eliminar los peligros identificados hayan sido totalmente cumplidas. Las autoridades, no obstante, están ignorando estas advertencias que vienen de expertos independientes. La situación planteada en la Central Nuclear de Ucrania del Sur no difiere de la que impera en toda la industria nuclear en el resto del país. Según la publicación del gobierno titulada “La Estrategia Energética de Ucrania hasta el Año 2030” se ha planificado que la operación de 12 de 15 unidades nucleares que llegaron al final de su vida técnica útil entre los años 2010 y 2012 será prolongada por otros 20 años.

Queda perfectamente claro que la solución de los complejos problemas que enfrenta Ucrania en su complejo energético nuclear, el cual es el cuarto en el mundo, en relación a la generación energética total nacional, depende mucho más no solo de sus recursos financieros. Resulta inconcebible alcanzar la solución sin la estrecha cooperación de los socios científicos, tecnológicos e industriales de Rusia y de los científicos nucleares ucranianos que construyeron este extremadamente complicado y colosal complejo; de otra manera solo habría en adelante un colapso y una degradación total.

Mientras tanto, las autoridades de Kiev, con fanática tenacidad, también continúan destruyendo todos los actuales vínculos ucraniano-rusos en la industria nuclear, creyendo ingenuamente y de manera ignorante que solo con “la energía de la recuperación nacional” serán capaces de llevar adelante cualquier avance. Ya han anunciado que al tiempo que abandonen el combustible nuclear ruso, “ellos mismos” van a completar los Rectores 3 y 4 de la Central Nuclear de Khmelnistskiy, construirán su propio depósito centralizado para combustible agotado y construirán una planta para la producción de combustible nuclear en Kirovohrad Oblast, cerca de Smolino, lo cual “fortalecerá la independencia energética del país”. Pareciera no importarles cuánto costará, si será rentable y lo más importante si será segura. Lo más importante son ellos y no los “Moskalis.”(término peyorativo para referirse a los rusos). Pero ellos no parecieran entender el hecho que estas instalaciones son absolutamente imposibles de construir sin la adquisición de los equipos relevantes en Rusia. En el extranjero, estos equipos tienen normas completamente diferentes, y en Ucrania misma, sencillamente no existen las condiciones para producirlos. Los intentos para reemplazar los equipos rusos con sus propios e imperfectos equipos “hechos en casa” resultan sumamente peligrosos en términos de la confiabilidad de las mencionadas instalaciones.

Es una lástima que nuestros fraternales vecinos estén sufriendo las deficiencias y las incompetencias del régimen que se ha instalado en Ucrania. También resulta una lástima que los proyectos conjuntos que están siendo liquidados, incluyendo los proyectos en el sector de energía nuclear, los cuales habrían traído numerosos beneficios para la población. La cuestión en juego, no obstante, no se trata solo de un nuevo fracaso económico de las nuevas autoridades de Kiev. ¿Qué podría pasar con el complejo energético nuclear del país a consecuencia de este régimen? Se trata de un problema para toda Europa y requiere de una urgente atención.


Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bien recibidos en

editorial@strategic-culture.org

Traducido desde el inglés por Sergio R. Anacona













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