Pepe Mujica: con el paso de los años la verdad es como el buen vino

Últimamente hemos asistido a algunas cátedras sencillamente humanas de un hombre que al parecer la experiencia, esa a la que se refería Gabriel García Márquez, en su exquisita novela El amor en los tiempos de cólera “nos llega cuando no la necesitamos", a éste sí que le ha servido para decir unas cuantas verdades, que sólo el paso de los años las hacen ver como sencillamente irrefutables.

Este año, hace escasamente unos días en Brasil, Mujica en breves minutos en su intervención en el foro de Sao Paulo dio una lección magistral a la humanidad sobre cómo los efectos del sistema consumista y su insostenibilidad, han impactado a toda la humanidad. Habló de la Política (con mayúscula) y de la necesidad de que el hombre gobierne al sistema y no al contrario, conversó además sobre el cambio climático y los efectos devastadores de éste sobre el planeta. También habló de algo fundamental, el problema de la felicidad del hombre como único y más perdurable bien anhelado por todos los seres humanos, allí declaró que "la preocupación por el medio ambiente debe pasar por reconocer que el primer elemento de defensa del medio ambiente es la felicidad, para lo cual vinimos a esta vida”.

Hay que hacer notar, que dicho discurso fue montado en las redes y ahora ha sido compartido por jóvenes de todas latitudes y también por personas de distintas edades sin distingo ideológico, de religión ni credos. Pepe sencillamente ha roto la brecha comunicacional impuesta por las corporaciones mediáticas, sólo con un Arma clave: decir La Verdad.

Anteriormente, había logrado llamar la atención, por su modesta forma de vivir, es decir, por la cotidianidad con la que asumió su cargo como Presidente de la República del Uruguay, siendo declarado como el presidente más pobre del mundo por los medios de comunicación, a lo cual respondió de forma brillante: "Yo no soy pobre, pobres son los que creen que yo soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero sólo para ser rico. Quiero tener tiempo para dedicarlo a las cosas que me motivan”.

“Y si tuviera muchas cosas tendría que ocuparme de atenderlas y no podría hacer lo que realmente me gusta. Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco. La casa pequeña para poder dedicar tiempo a lo que verdaderamente disfruto. Si no, tendría que tener una empleada y ya tendría una interventora dentro de la casa. Y si tengo muchas cosas me tengo que dedicar a cuidarlas para que no me las lleven. No, con tres piecitas me alcanza. Les pasamos la escoba entre la vieja y yo; y ya, se acabó. Entonces si tenemos tiempo para lo que realmente nos entusiasma, no somos pobres”. Pepe Mujica ¡vaya ejemplo de sabiduría e inteligencia!

Pero sus célebres respuestas no sólo se han quedado allí, en días pasados algún periodista le inquirió sobre un tema difícil en la realidad latinoamericana: la educación; y éste le respondió de manera impecable: “No le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en el hogar”. La educación “es responsabilidad de todos, no sólo de los maestros y del Estado, es de la sociedad uruguaya entera, porque ahí nos jugamos el futuro de la nacionalidad... Si el hogar fracasa, no le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en él, hay docencia y formación en cada madre que se preocupa por la suerte y formación de sus hijos, dónde están y dónde no están (…) y esto tiene tanta importancia como la docencia, porque es el ejemplo formador". En relación a los medios de comunicación dijo: “están llenos de ordinariez y es lo que estamos difundiendo. Si ese espacio público está sembrando contenido, está elevando la calidad de quienes lo reciben”. Para Mujica no es posible tener un país próspero sin una buena educación en la cual cada vez se invierta más, “si el conjunto del pueblo no participa o no entiende que esto es una cosa nuestra, de todos”, dijo.

Asimismo, aseguró que el proceso tecnológico es imparable e ineludible “tenemos que saber que el mundo que viene es más complicado (…) y cada día que pasa el trabajo menos calificado será el menos gratificado inapelablemente”.

Además del “besito de las buenas noches, que vaya que lo precisan (los niños), sobre todo cuando son cachorros, hay que romperse el alma para que tengan disciplina, cumplan con los horarios y entiendan que en la vida hay que tener método y que hay responsabilidades desde chicos, aspecto que tal vez sea de las cosas que hay que rescatar con más fuerza del mundo antiguo (…) “pobrecito el nene, y nos pasamos para el otro lado. Con el tiempo, los ‘gurises’ (niños) agradecerán que se les haya puesto límites. Porque inevitablemente uno tiende a reproducir lo que mamó los primeros años de vida".

Finalmente, nos dio una lección de perdón y dignidad al visitar la cárcel en la cual estuvo una gran parte de su vida debido a su compromiso con la lucha por un mundo mejor, de la cual dijo: "sería un degenerado si sintiera rencor por este joven soldado de esta la prisión, por las torturas a las que fui sometido durante doce años". Comentó también que sus manos se mantuvieron amarradas por el alambre que le estrangulaba la circulación, y que durante largos años de prisión sólo podía conversar con una rata que de vez en cuando llegaba a su celda. A pesar de ello, salió de allí sin resentimientos y casi milagrosamente a ser Presidente de la República de Uruguay.

El "Pepe" como cariñosamente le dicen sus amigos, en cada cosa que dice y hace demuestra que es cierta la frase: “el vino mientras más viejo, mejor”.


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Arnaldo Guédez


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