Hipocresía en tiempos de Ébola

El denominado continente negro, tiene el amargo reconocimiento de ser el principal lugar del planeta, receptor de la hipocresía del occidente desarrollado. Desde hace décadas o mejor dicho cuando las tecnologías de comunicación comienzan a achicar las fronteras planetarias vemos horrorizados como regularmente África es golpeada por hambrunas guerras civiles, epidemias, sequias, inestabilidad política, matanzas en un continuo sin fin de calamidades. Y occidente siempre responde de la misma manera. En primer lugar la respuesta tardía. Ya cuando ha pasado lo peor que pude haber sido previsto. La organización y logística pasa por numeroso obstáculos, se pierde en el camino o simplemente no llega donde verdaderamente se necesita. Vemos como alimentos e insumos médicos y sanitarios son desviados por estados burocráticos inescrupulosos, pero copiados a calco de la “institucionalidad democrática occidental” producen pingues ganancias a costa del dolor de pueblos, tribus y etnias enteras. En estos tiempos de neoliberalismo la ayuda llega muchas veces en forma de inversión, que retorna a los centros económicos de donde salieron con grandes ganancias.

No es una coincidencia que la denominada “África occidental” sea el lugar “escogido” para presentar esta “nueva epidemia” del Ébola. Liberia, Guinea y Sierra Leona son los países donde se ha focalizado el brote que lleva hasta el momento cerca de tres mil 500 muertos. Y digo coincidencialmente porque la gran mayoría de estos países, integrantes del “áfrica occidental” han pasado por episodios de violencia racial y política que han degenerado en cruentas guerras civiles dando al traste con todos sus sistemas sociales, especialmente los que a salud pública se refiere. En el caso de Sierra Leona y Liberia son celebres por el caso de los “diamantes de sangre” (y no me refiero a la famosa película).  Este lucrativo y mortal negocio  de 50 mil millones de dólares americanos al año. Pero solo el 10% de esa suma regresa a los países africanos para financiar la guerra interna. El cuadro en Sierra Leona no puede ser menos que devastador: el 86 % del presupuesto nacional se destina a la defensa (guerra) y esto trae que el 90% de la población viva por debajo de la línea de la pobreza, la tasa de mortalidad infantil es del 29%, sólo el 31% de la población tiene acceso al agua potable y los casi tres millones de desplazados internos no tiene cubiertas necesidades básicas como alimentación, salud o vivienda. La guerra en Sierra leona es una guerra por el control de los campos de diamantes en el norte.

Este es un escenario perfecto para “experimentar” la aparición y propagación de una enfermedad infecto-contagiosa. La afirmación anterior no es traída de los cabellos ni sacada de una novela de ciencia ficción. Es mucho más real y mucho más capitalista. El miedo y la especulación son un buen caldo de cultivo para generar ganancias. Es aquí donde entran las grandes firmas farmacopeas a nivel mundial. Y a raíz de la “curación” del médico estadounidense infectado de ebola Kent Brantly desde Liberia se reafirmo la tesis de que ya existe el fármaco en respuesta al virus. En primer lugar apuntan al Ejército de los EEUU. En otra extraña coincidencia desde hace un año en Sierra Leona el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infeccionas de la Armada de EEUU traslado un equipo de especialistas para trabajar con el virus del ébola en el momento justo que comienza a detectarse un brote. Este fármaco que posee el ejército norteamericano tendría por nombre ZMapp y fue donado al hospital español Carlos III donde fueron internados los muchos menos afortunados misioneros españoles Manuel García Viejo y Miguel Pajares,  infectados y muertos por ébola provenientes de Sierra Leona. Pero el hecho que meses antes de este suceso se haya desmantelado y cerrado la Unidad de Investigación de Alertas Epidémicas, de dicho hospital, es un indicio que el traslado de estos religiosos obedeció al hecho estrictamente científico y no humanitario, por poseer una cepa del virus para su experimentación. Otro dato curioso que posterior a las declaraciones de Brantly se hallan activados 3000 soldados del “US Army” para la lucha contra la epidemia en África Occidental. El sitio web de España eldiario.es informa que una compañía canadiense Tekemira tiene la patente del medicamento llamado TMK-Ebola y que misteriosamente ha “agotado” su existencia. Esta empresa ha visto subir sus acciones entre un 25 a un 70% entre agosto y octubre. Otras compañías farmacéuticas que experimentan con cepas de ébola como BioCryst y Chimerix, han aumentado en 1.100 millones su valor desde el comienzo de la crisis. Pero las cifras están a la orden del día el BM informó que el costo económico para África Occidental podría superar los 32 mil  millones si se propaga mas allá de los tres países afectados.

Vemos como el occidente capitalista y desarrolla con esta desvergüenza histórica, este brote mediáticamente convertido en pandemia solo beneficiara a las trasnacionales farmacéuticas y servirá de argumento para el cierre de fronteras de ciudadanos africanos espacialmente en Europa y los EEUU, manteniendo la doble moral hipócrita hacia un continente que solo quiere salir del cuadro de atraso y olvido que la explotación del hombre por el hombre lo ha relegado.

 



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Hugbel Roa

Ministro para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología

 @hugbelpsuv

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