El fundamentalismo norteamericano y la paja en el ojo ajeno

"Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad"

S. E. El Libertador Simón Bolívar.

Históricamente, el mundo va encontrar en los Estados Unidos de Norteamérica el caso de fundamentalismo religioso más acentuado de la humanidad. Estos fundamentalistas que tienen sus orígenes en los grupos más atrasados del protestantismo europeo, acusan a los islámicos de fundamentalistas pero son los únicos que en sus billetes verdes colocan la frase: "In God we trust" (confiamos en Dios). La invocación de la fe para fines de dominación y uso del poderío político-militar es uno de los principios fundamentales de la corporación militar que gobierna al pueblo de los EE.UU. de Norteamérica, en ello radica lo que significa el fundamentalismo religioso del imperio y del cual acusan a otros países.

El grupo de religiosos calvinistas que emigraron al norte de México, desde Inglaterra en 1620 y fundaron Massachusetts “consideraron que su vocación era la de crear una nueva tierra prometida" (Garaudy. R.). Estos ingleses fundaron los Estados Unidos bajo el pretexto de un mito fundamentalista que se resume en el “nuevo éxodo bíblico”, justificación con la cual realizaron la matanza de indígenas, según los preceptos bíblicos de las "exterminaciones  de Josué” y sus "exterminaciones sagradas”, denunciadas por el cura cristiano Bartolomé de las Casas.

Para comprobar los elementos fundamentalistas de la política norteamericana, citemos algunos voceros de estas premisas; George Washington el llamado padre fundador, afirmó en su discurso inaugural: "ningún pueblo como los Estados Unidos debe agradecer la mano invisible que conduce los asuntos de los hombres". Nótese acá, el carácter escolástico de las primeras palabras del llamado “libertador norteamericano”; mientras que su sucesor John Adams señaló: "no cesa de considerar la fundación de Norteamérica como una obra de la providencia”. El también Presidente de los norteamericanos Thomas Jefferson recalcó la tesis de que su pueblo es "el pueblo elegido por Dios" para gobernar los destinos del mundo. Estos fundamentalistas han utilizado el pretexto de la defensa de la democracia y la libertad para colonizar pueblos, invadir naciones y someter a bloqueos a aquellos países que no se someten a su proyecto fundamentalista y hegemónico.

Esta tendencia la vimos reflejada en tiempos contemporáneos en la guerra de Vietnam, momento en el cual el Cardenal Spellman arzobispo de Nueva York fue a Saigón para decirle a los soldados yanquis lo siguiente: "ustedes son los soldados de Cristo”, y en su nombre asesinaron a una cantidad incalculable de hombres, mujeres y niños en uno de los episodios más vergonzosos que registra la historia reciente.

De acuerdo a las investigaciones realizadas por el filósofo francés Roger Garaudy, en su libro Breve Historia de los Estados Unidos, esta situación no ha cambiado mucho desde los preceptos fundamentalistas de los fundadores hasta nuestros días. El fundamentalismo sigue siendo la visión retrógrada que continúa primando en la política de Washington hacia el mundo: "... el lenguaje no ha cambiado desde Washington a Clinton, Norteamérica sigue según los oligarcas que la dirigen, no ha cesado en ser el brazo armado de la providencia divina".

Entonces valdría la pena preguntarse, lejos de la polémica si se comparte o no la visión de los yihadistas del denominado Estado Islámico (armado por los mismos norteamericanos para desestabilizar la zona del mal llamado Oriente Medio) ¿Quién es más fundamentalista? ¿O es que acaso quien acusa y grita: ¡allí va un ladrón!, no lo hace con el simple propósito de distraer la atención? Para que no descubran que realmente, el que grita es el verdadero ladrón.



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Arnaldo Guédez


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