Cada cual tiene su propio Peña Nieto

Colonialismo: blanco mata a indio y/o a negro,

y/o a amarillo. Neo-colonialismo: los que no son

blancos se matan entre ellos, por órdenes del blanco.

Obama es un Peña Nieto, que manda asesinar a muchos miles de kilómetros fuera de su juridicción, y en casa justifica las tropelías de una estructura policial carcomida por el racismo y la xenofobia. Pura pose, pura sonrisa plastificada, pura experiencia en relaciones públicas (eso que inventó uno de sus amos), pura demostración de estado atlético juvenil. Sus saltitos enérgicos subiendo o bajando escaleras son patéticos. Antebrazos retraidos a la altura de la cintura como haciendo jogging, aire de suficiencia en todo momento, sonrisa perenne. Este afroamericano sin escrúpulos, tiene el descaro de salir por los medios para esbozar tibias reprimendas a los del Ku Klux Klan, que es lo mismo que decir la corporación policíaca de los Estados Unidos. Crímenes racistas que se cometen en su país, que está aún tan lejos de superar los conflictos e injusticias contra las minorias, como a mediados de los 60.

Un “buen salvaje” bien domesticado, gestionando el Estado de, para y por los blancos ricos. Su mesura, sensatez, sentido común, solo pueden ser creidas y aceptadas por una población que vive sumida en una profunda ignorancia acerca de su historia, aletargada por un conglomerado concentrado de medios de desinformación y de entretenimiento oligofrénico. Su lenguaje educado y archi diplomático, convierte su discurso en un postre empalagoso difícil de tragar. Pertenece, como su colega del Sur, a esa clase de individuos esclavos de las formas y de la imagen, como el de Atlacomulco, nunca se le encontrará un gesto apasionado, un momento de ira o de dolor, de frustración, de rebeldía, de un llamado enérgico a transformar la realidad, porque está podrida, desde sus raíces. Cuando lo intentan, no les sale, o lo que les sale es una mueca siniestra, que conforma a mediocres y a suicidas.

Más abajo tenemos Peñas Nieto en estado embrionario. En la República Bolivariana de Venezuela, por las mismas contradicciones en el seno de la burguesía apátrida, y la falta de consolidación de un sector hegemónico dentro de esa burguesía, hay tres, Leopoldo López, María Corina Machado, y Henrique Capriles Radonski.

A los argentinos, que Dios nos encuentre confesados y comulgados, si del huevo de la serpiente sale un pollito como Mauricio Macri o Sergio Massa.



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Erasmo Magoulas


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