España, un país convulso

Por mucho que esos sectores favorecidos de la sociedad española, siempre al frente de regímenes del pasado y que ahora siguen gozando de la protección del partido del gobierno, digan que España es un país normal e incluso social, económica y políticamente envidiable, España vive tiempos convulsos. Menos mal que el partido de los profesores contiene la ira y la indignación, alivia la desesperación y alienta la esperanza de millones de personas en un panorama nuevo de este país.

Después de al menos dos décadas de despilfarro y desvalijamiento del dinero público, el famoso "rescue" ha hecho imposible seguir ocultando la realidad; es decir, lo que había detrás de tanta hipocresía, cinismo y jactancia durante sus mandatos, de uno de los dos partidos del bipartidismo virtual, y del oportunismo, debilidad y entreguismo del otro partido durante los suyos.

Pero a esa situación imposible que impide seguir por más tiempo encubriendo el desempleo, las humillantes del empleo, la pobreza en aumento, las mentiras que no cesan, el fraude y la estafa en sus distintas variantes sufridos por millones de personas, se ha sumado la lacra de una Justicia incapaz. De una Justicia condicionada por los laberintos, las argucias, las dilaciones y las sospechosas garantías propiciadas por un legislador favorable a la causa de las clases sociales acomodadas y de los dirigentes en detrimento de las clases populares, pero también por una ostensible falta de voluntad de los mandos judiciales de cortar por lo sano la sangría de dinero público, obligando a su restitución. Los procesos se eternizan, la prescripción gana terreno vertiginosamente, las maniobras ajenas a la técnica del enjuiciamiento propiamente dicho campan por sus respetos, y los jueces que se atreven a enfrentarse a los malhechores públicos son postergados. La impunidad se enseñorea del país. Pero hay incluso un in crescendo en el abuso del poder cuando parecía que el poder, por vergüenza o por temor a las reacciones populares, debía remitir en sus abusos. (Nos encontramos ahora mismo con un atropello muy grave que afecta a tres familias madrileñas. Sin respetar el procedimiento, sin esperar a la resolución de los recursos interpuestos por dichas familias y sin notificación del acto ayer el ayuntamiento de Madrid, con el respaldo de diez coches repletos de policías, las ha desalojado de su vivienda y ha dejado ésta reducida a escombros con el objetivo de construir en el espacio despejado manu militari lo que sea).

Y en estas condiciones, encontrándose España en estado tan lamentable de franca involución, con la sensación para muchos millones de españoles de hallarse en estado de excepción o incluso en una dictadura encubierta, por los excesos de la mayoría absoluta en el gobierno central, en varias autonomías y en infinidad de municipios, parte de los políticos y la mayoría de los periodistas españoles se dedican a hostigar a la democracia venezolana y a quienes la respetan, en parte para distraer la atención que se nos obliga a prestar a la basura. Unos proclamando directamente su adscripción neoliberal (o fascista), y los más ecuánimes secundando a los que acostumbran al libelo y a tergiversar, porque no se atreven a desentonar. Y todos cerrando filas corporativa e ideológicamente en contra de América Latina en general y en especial a Venezuela, sin tener para nada en cuenta las circunstancias que atraviesa históricamente ese continente, desde su conquista ominosa precisamente por los españoles.

Incluso el otro día oí decir a un moderador habitualmente moderado (como me pareció hasta ahora quien dirige el espacio de aparente debate televisivo titulado "Al Rojo Vivo") que el presidente de Venezuela es un "indeseable"... Aparente debate, porque cuando hay discrepancias o se simulan, al no terciar nadie de los presentes con otra óptica que no sea la que predomina, el trance se convierte en lo que ellos en otros debates denuncian de otros parlamentos monocordes. Como monocordes eran las Cortes franquistas y sistemas que consideran al capitalismo como una patología social y enfermos a quienes lo defienden...

Si adujese que la palabra indeseable, entendida como "persona no recomendable", no sería propiamente un insulto, ¿por qué no la emplea también para el presidente de gobierno español?. Pero sabemos las connotaciones que tiene el término y el impacto que causa en la opinión pública expresado por un periodista conocido. El caso es que este periodista, ignorante deliberado de la marcha de ese país que viene tratando desde hace varios años de zafarse de las garras del imperio ávido de su petróleo y de dominio, se pone a la misma altura de bajeza de otro más de los muchos informadores que que abundan en España destacados por su falta de rigor, por su nulo aprecio de la objetividad en ciertas materias como ésta, o por ser incapaces de relativizar el hecho político de países ajenos a nuestra idiosincrasia y condiciones. Porque teniendo en cuenta la penosa situación que vive España (que incluso justificaría que un militar tomase las riendas del poder y que tres cuartas partes de la población quizá lo apoyase), no se comprende cómo esos periodistas pueden ensañarse con el gobierno de Venezuela. Pues también ellos saben hasta qué punto el imperio “americano” no tolera los intentos de desarrollar el socialismo en Venezuela; razón por la cual ha ido reduciendo a cenizas los santuarios del socialismo que estaba en desarrollo, en Irak y Libia, y asolado Afganistán por razones geoestratégicas o vaya usted a saber por qué otros motivos...

Pues bien, sepan que Venezuela acaba de abortar “un plan de golpe de estado minuciosamente orquestado en cuatro fases con apoyo del exterior y participación de un grupo de oficiales de la aviación militar, varios de los cuales están presos y otros en fuga. Dicho plan estaba proyectado exactamente para un año después del inicio, el 12 de febrero de 2014, de las “guarimbas” sangrientas protestas con el gobierno que se saldaron con 43 muertos y más de 870 heridos. (…) Teniendo todo esto como antecedente el golpe de estado de abril de 2002, la usurpación de la presidencia por unas horas por parte de, éste sí, indeseable (hoy refugiado en Estados Unidos) y el posterior paro petrolero que provocó ingentes daños a la economía del país”. (Ver “Redes Cristianas” y “Argenpress”)

Por ver las cosas con amplias miras, los dirigentes del partido de los profesores en España tratan con simpatía a los países latinoamericanos que sufren el acoso permanente de un imperio que intenta desde illo tempore apoderarse del continente y del mundo entero.

España y la grandeza de alma en infinidad de españoles prudentes demandan mucha más categoría y más talla que la escasa que todo el mundo viene comprobando en sus políticos, en sus periodistas y en sus jueces. Confiemos en que esa grandeza la trasladen a las urnas, para evitar de una vez por todas que en España reinen y gobiernen los pícaros, los mediocres y los miserables...



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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