En 2012, el ex-presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez afirmó tajantemente que para intervenir militarmente a Venezuela, solo le faltó tiempo. No es cualquier cosa tamaña afirmación viniendo de un ex-presidente que prácticamente acababa de culminar su mandato, dirige un partido político relativamente popular y su entonces ministro de la defensa -quien hubiera dirigido el hipotético ataque de Uribe- es nada menos que el actual presidente.

Colombia es el tercer mayor receptor de ayuda militar de EEUU. Así lo indica la enorme inversión militar que durante los últimos 15 años ha recibido Colombia en armamento, capacitación técnica, adiestramiento y diversos proyectos del Plan Colombia, justificado alguna vez en el marco de la lucha contra el narcotráfico. Sólo entre 2000 y 2009, Colombia recibió más de 6.000 Millones de dólares de EEUU.

El Plan Colombia permitió la expansión del mercado de la guerra, una industria recientemente privatizada en la gestión del Presidente George W. Bush con la iniciativa y complicidad de Dick Cheney  y Donald Rumsfeld un ex-alumno de Milton Friedman, el mentor del neoliberalismo. La privatización incorporó centenares de contratistas privadas, empresas que aportan no solo materiales y equipos y servicios, sino también soldados, personal adiestrado para tareas de alto desempeño en la guerra. Unos 800 soldados y 600 mercenarios de contratistas privadas de la guerra han llegado a Colombia desde 1999. Todos ellos gozan de inmunidad a cualquier acusación judicial. Desde su llegada se han reportado un centenar de violaciones y abusos sexuales a menores de edad cometidos por los soldados.

Todas las evidencias y los más recientes dictámenes del Poder Judicial colombiano indican claramente que durante su gobierno Uribe usó el poder y las atribuciones de la Presidencia para promover la proliferación y crecimiento de cuerpos paramilitares, e incluso coordinó con ellos la implementación de políticas de Estado orientadas al asesinato masivo de ciudadanos por diferencias ideológicas.

Colombia también firmó un tratado de cooperación con Israel en el ámbito de seguridad y defensa. La “Operación Jaque” en 2008, mediante la cual el Ejercito colombiano rescata de manos de las FARC-EP a un trío de mercenarios de contratistas privadas y a la excandidata colombo-francesa Ingrid Betancourt, fue quizás el primer producto de estas nuevas alianzas militares. Luego, en 2009, gracias a un acuerdo firmado entre Bush y Uribe, siete bases militares de gringas en Colombia representan el mayor avance bélico que EEUU ha tenido en toda la historia del continente.

EEUU acaba de declarar a Venezuela una amenaza contra su seguridad nacional y su política exterior. Esta mismo decreto ha sido usado consistentemente como paso previo a intervenciones militares en otras latitudes. Al intentar aclarar el disparate diplomático, voceros de la casa blanca confirman que en efecto “es el mismo texto que usamos en todos los países”, despejando toda duda sobre su intención con Venezuela.

La primera semana de abril de 2015, en una evento público para definir el futuro de las Fuerzas Armadas de Colombia en el marco del proceso de paz, la ex-viceministra del Departamento de Defensa estadounidense, sentada a la diestra del actual Ministro de la Defensa colombiano, declaró tajantemente que “las Fuerzas armadas de Colombia deben prepararse para combatir a Venezuela”.

aponte.cesar@gmail.com

@apontecesar