El proceso de paz en Colombia

El proceso de paz en Colombia ha tenido un devenir insospechado para
las fuerzas reaccionarias de la burguesía colombiana y de la
oligarquía financiera global. La aceptación de la paridad de fuerzas
contendientes en que se reconocía por parte del presidente colombiano
Santos la imposibilidad de derrota de las FARC-EP, a riesgo de que el
conflicto de prolongara per secula seculurum, desde un inicio vetaba
cualquier discusión respecto a las bases militares norteamericanas. Es
evidente que ante la premura de los reformistas latinoamericanos, se
pretendía plantear un escenario con cancha inclinada que perseguía
como único propósito el desarme de los insurrectos, la persecución de
una paz amorfa, sin apellido ni responsabilidades para las fuerzas
militares del estado colombiano. Por parte del gobierno se planteó y
llevó a acabo --en medio de las conversaciones.--operativos militares,
con el propósito de inclinar la balanza militar en desmedro de las
FARC-EP.

Esas conversaciones de paz planteadas como una verdadera emboscada
política contra las FARC_EP, con el apoyo de todo el establecimiento
de dominio colombiano y latino americano, ha sufrido una apabullante
derrota.

Una vez que la sociedad colombiana toda, pero en especial los
campesinos pobres y las clases medias más empobrecidas y la clase
obrera colombiana, se percataron en su real dimensión y significado
sobre esta paridad de fuerzas, y sobre todo, en su subjetivo
significado de esta paridad de fuerzas, la interpretaron como
debilidad del gobierno y reconocimiento de la debilidad de la
oligarquía, se percataron que tanto el imperialismo cono la oligarquía
criolla,estaban desesperadas para lograr lo que ellos pretendían: la
paz de los sepulcros.

Las FARC-EP, están desempeñando, cumpliendo un papel histórico; están
descubriendo y hacen comprender ante los ojos de las masas
colombianas, los verdaderos móviles del conflicto insurreccional
armado, los móviles de la burguesía criolla colombiana y del
imperialismo norteamericano en las tierras de América. Han hecho
comprender a las masas colombianas que circunscribirse a la consigna
de paz en general, como deseo íntimo humanista, no puede dar nada en
el sentido de una acción práctica sobre las fuerzas beligerantes con
el fin de poner término a la contienda. El mérito histórico de las
FARC-EP, es haber declarado una auténtica guerra a la guerra, haber
hecho imposible la continuación de la guerra actual.

Las veleidades y "nerviosismo" de las fuerzas oligárquicas colombianas
representadas por el presidente Santos, de suspender las
conversaciones en la Habana, con motivo del secuestro de un general(
en términos turbios y no aclarados lo suficientemente), la negativa a
declarar el cese de hostilidades bilaterales en la marcha de las
conversaciones, la reanudación de las acciones bélicas a través de
bombardeos, con motivo de la "emboscada" guerrillera presentada como
crimen de guerra, mientras se muestra al contingente militar emboscado
(varios muertos y más heridos) como inocentes excursionistas en un día
de campo, son muestra de que el gobierno de Santos, quiere pero ya no
puede, desatenderse de lo desatado, es decir, las conversaciones de
cumplimiento de compromisos para llegar a acuerdos de paz.

La consigna de paz en Colombia es generalizada, marchas
multitudinarias lo confirman, esa paz reclamada marcha por senderos
reivindicativos sociales y económicos para las mayorías, de
reconocimiento de los crímenes de guerra cometidos (una de las
falacias que se escriben es que existen responsabilidad compartida
cualitativa y cuantitativa) por las partes en conflicto.

Las exigencias de paz por la sociedad colombiana involucra a todos los
sectores, cada uno con sus propios intereses que de ninguna manera
pueden ser privilegiados a costa de los otros. La burguesía quiere la
paz para que sus negocios marchen bien, para que se alegreste el
mercado, ya que aún con la ayuda financiera norteamericana el costo de
la guerra constituye un atentado para la inversión directa e indirecta
en los negocios. La burguesía colombiana (poco acostumbrada o de
ninguna manera acostumbrada a acuerdos o transacciones entre iguales)
reconoce que las masas deben tener capacidad de compra, necesitan
ampliar en extensión y profundidad el mercado interno. El imperialismo
en complicidad con la oligarquía criolla sabe que necesita que el
conflicto a través de las conversaciones acalle a las armas para poder
con tranquilidad aprovechar los recursos en las zonas de conflicto,
ricos en petróleo y minerales ferrosos y no ferrosos, ricos en madera
con bosques vírgenes. La burguesía agraria es el sector más
reaccionario debido a que a través de la guerra se ha apropiado, ha
despojado a los campesinos de tierras y ganados, está involucrada en
la mayoría de estos crímenes al conformar grupos para militares --las
AUC--, verdaderos criminales, ala militar dirigida y coordinada con el
estado mayor de guerra del ejército gubernamental y con la DEA para la
producción y mercadeo de cocaína.

Aunque todos los sectores burgueses están tentados y accionan en el
mundo de la especulación, son los burgueses agrarios los más
comprometidos en este vértigo alucinante.

La paz perseguida por la sociedad colombiana, asentada sobre la
percepción del empate militar, muestra de manera activa su
intervención en la lucha de clases que condujo a una correlación de
fuerzas que determinó la necesidad de emprender conversaciones de paz,
muestra ahora, de manera progresiva su fuerza para inclinar la
correlación de fuerzas ante el poder dominante, el cual, tiene como
único recurso seguir con la política de fuerza.

gabriel.abad13@gmail.com


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