Convivencia internacional antigenocida, ¿Por confrontación o por conciliación?

1. Genocidios activos convencionales y no convencionales.

En pocos siglos, no importan cuántos, nuestros descendientes enfrentarán un planeta muy distinto al nuestro, con más reducidos territorios para habitar y alimentarse, nuevas especies animales y vegetales formadas bajo condiciones biológicas y ambientales que también habrán influido sobre nuestra especie, y grupos humanos que habrán debido aprender a convivir tras la experiencia sociocultural que les habremos ayudado a desarrollar quienes ya ganamos conciencia del peligro de sobrevivencia de nuestra especie. Estamos obligados a reconocer que nuestro presente es producto de previos siglos de maduración de un sistema de coexistencia mundial evidentemente orientado a la explotación de los muchos por los pocos, con la ya aceptada y callada disminución de esos muchos por conscientes medidas de eliminación, siempre supuestamente ajenas a tales propósitos.

El objetivo de este trabajo es un recuento siempre incompleto de los genocidios activos que nos obligan a establecer una propuesta de defensas no convencionales para romper la pasividad con que actualmente convivimos con los anónimos amos del mundo que ya actúan impunemente para la desaparición de la descendencia de los más. Tras siglos de construcción de nuestras bien diferenciadas sociedades, deberemos aprender a conciliar públicamente las necesidades e intereses de toda la población, con explicación para todos de la historia de su conformación actual, y motivar así los cambios culturales para todos que ello demande, y tender así, en lo posible, al rechazo generalizado de las confrontaciones calladas y genocidas que los poderes mundiales intentan mostrarnos como naturales e inevitables.

El delito de genocidio ha tenido reconocimientos internacionales que las élites mundiales se han cuidado de limitar a elegidos casos de matanzas localizadas, ocultando que también cometer lesiones graves a la integridad física o mental de los miembros de un grupo, su sometimiento intencional a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, o medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, o a trasladar por la fuerza a niños de un grupo a otro, y la preparación de condiciones para esos logros, su promoción o colaboración, son también delitos de genocidio.[1] Estos delitos podrán cometerse, o estarse cometiendo por gobernantes y personas cualesquiera por cientos o miles, para el logro de la oportunidad buscada de actuar libre e impunemente sobre los grupos humanos por ellos elegidos, no importa que sea por motivos territoriales, raciales, culturales o cualesquiera otros que de forma muy específica o genérica, tampoco importa, justifiquen invisibilizaciones o tolerancias permisivas de su actividad genocida.

Múltiples expresiones tiene el generalizado genocidio mundial que por medio milenio ha ido conformando el sistema de coexistencia planetaria que hoy se nos evidencia como resultado de confrontaciones donde el grupo consciente de su propósito de empoderamiento sobre el elegido a dominar, el que no siempre es consciente de ello, frecuentemente aporta colaboradores de los agresores, ya sea mediante engaños difundidos como verdaderos, o por conscientes privilegios que serán sostenidos mientras aseguren por cualquier medio la docilidad del grupo sometido por sus engaños, represiones, miedos y silencios. Multitud de colaboradores de genocidios en proceso activo, o en etapa de preparación, son activos delincuentes de esa categoría, y demandan personificada denuncia pública, política y legal, que así aporte sustancialmente a la defensa no convencional contra la preparación y paulatino genocidio de cualquier pueblo que se considere sometido a "modernas" y anónimas agresiones, las promovidas como "desgracias naturales", y de ningún modo "preparativos no convencionales de genocidios libres".

Se manifiesta una tendencia a la consolidación del desarrollo paralelo de estados nacionales vinculados a territorios con sometidos y penitentes pobladores, y de entidades transnacionales vinculadas a grupos humanos con intereses privados definidos, fundamentalmente político-religiosos o comerciales, para el empoderamiento dominante, y empleo privilegiado de las riquezas materiales planetarias, y de una cultura por siglos madurada de convivencia "civilizada" entre explotadores estatales, privados y explotados[2]. Estas entidades privadas de los amos del mundo hoy organizan silenciadas cumbres como las de Davos, paralelas a las de jefes de estado supuestamente comprometidos con sus pueblos, y acuerdan con ellos acciones de comportamiento político, económico y social que al intentar materializarse por esos jefes de estado, evidencian su total subordinación a los intereses del nuevo gobierno mundial que sin vínculo con la población ya invisibilizada del planeta, deben asegurar a los amos las condiciones de sobrevivencia que a largo plazo el planeta impondrá a todos.

Hoy la convivencia internacional sostiene callados genocidios en confrontación permanente de los apoderados de la gobernanza mundial contra grupos humanos a los que se negó, y ocasionalmente se sigue negando su condición de humanos. Elegidas entre múltiples variantes de dominación y exterminio, las guerras, con armamento siempre aportado por eficientes comerciantes promotores de su "justo" empleo homicida, brindan sólo una pequeña muestra de la vigente cultura de muertes y calamidades promovidas como "naturales", actuantes sobre los grupos más indefensos de la comunidad mundial, que al ampliarse continuamente, pueden llegar a ser su gran mayoría... "sobrante".

Nuestro entorno mundial, en que el uso de las armas parece haber alcanzado categoría de derecho natural e incuestionable para los victimarios, tiene como apoyo sociocultural, además de las tecnologías armamentistas en continuo desarrollo, las esenciales y complementarias tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, y de investigación, y manipulación sicosocial[3], con los que promueven la mayor unidad y concentración posible entre los explotadores, y la mayor animosidad y dispersión entre los explotados, y han propiciado la proliferación de acciones genocidas a escala mundial, tras sus múltiples enmascaramientos y acomodos a intereses privados.

Estamos obligados a denunciar que no serán las confrontaciones hoy actuantes a escala mundial, y sus genocidios acompañantes, las que posibilitarán la sobrevivencia de la especie humana en el medioambiente planetario previsible en los siglos y milenios inmediatos.

Es muy promovida la atomización de los "otros", los de cuestionada condición humana, con sus sembrados miedos, ignorancias sociales y místicas, conocimientos basados en informaciones engañosas y malintencionadas, debilidades infraestructurales (urbanas y territoriales), alimenticias, sanitarias y de corrupta gobernabilidad política. Atomización también estimulada con la apología mediática de pasatiempos intrascendentes, como adictivos programas seriados, deportivos o musicales, y como única opción de progreso personal posible, mediante atrevidas acciones individuales, con ilegalidades si así convienen, de lo sólo válido si resulta palpable en mano propia.

Las fuerzas progresistas están obligadas a encontrar las vías de mejorar sus fortalezas sociales a partir de la entidad organizativa que acríticamente muchas aceptan como fracasada, pero es la que en la práctica mayores logros ha alcanzado, sólo perdidos por la descomposición política sufrida por su incuestionada falta de rigor popular autocrítico: el Estado comprometido con sus pueblos, ya requerido del alcance planetario que los mandatarios privados del mundo parecen haber ya dominado sin tal compromiso social, para ellos innecesario.

Estado significativamente subvalorado por fuerzas progresistas captadas por las concepciones "renovadoras" del siglo XXI, marcado por el autodesplome del "socialismo real", y las también "realistas" transformaciones de otros autonombrados socialistas, como la China del millón de nuevos millonarios, o el Vietnam participante activo en las ocultas definiciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TTP). Sin análisis críticos de los "desmerengamientos" socialistas así denunciados por Fidel Castro, y de sus causas sicosociales y políticas internamente cultivadas, se encuentran afirmaciones en excelentes estudios progresistas, como que del Estado no puede esperarse la profunda participación democrática derivada de la propiedad social,[4] sin importar las ambigüedades que la envuelven.

Lo suicida de los posibilismos democratizantes a través de la atomización social, y la renuncia a la única entidad social que en los hechos ha alcanzado integralmente logros productivos, distributivos y participativos comparables ventajosamente con los de la hermandad capitalismo estatal/empresariado transnacional, obligan a revalorar causas de fracasos y traiciones, especialmente cuando ya se evidencian los genocidios generalizados, y civilizadamente ignorados por las estructuras de poder dominantes, y plantear opciones de generalizada y paulatina concientización política, y posibles efectos sociales inmediatos.[5]

2. Defensas antigenocidas no convencionales.

Son los Estados Nacionales los obligados, bajo principios humanistas públicamente incuestionados, a enfrentar las alteraciones medioambientales derivadas del llamado cambio climático, y las inversiones de infraestructura territorial y social por ellas motivadas, y que, a saber, ninguna otra organización social o privada está comprometida a enfrentar integralmente para toda la población afectada.

Como opción de sobrevivencia de posible éxito previsible a largo plazo para las fuerzas progresistas del planeta, y logro de una transición paulatina de la confrontación genocida presente hacia una conciliación con redistribuciones compensatorias para todos, en respuesta al objetivo planteado, se invita a considerar el efecto integral de las siguientes medidas públicas estatales, promovidas por fuerzas progresistas de vanguardia:

1. Reconocer explícitamente la condición de confrontación y genocidio generalizado en que se encuentra la comunidad internacional, y que la condición de su enfrentamiento inmediato, y sobrevivencia conciliada posible, transita por la actuación efectiva de los estados nacionales en la batalla cultural que a escala internacional pública obligue a los amos del mundo, y a sus colaboradores, a visibilizar el medio milenio de forzados genocidios que con matanzas y daños colaterales múltiples, sirvieron para educar grupos humanos hoy diferenciados, como beneficiarios o como tributarios, en condiciones materiales y culturales que deberán aprender a conciliar, según transiciones paulatinas pendientes de los aprendizajes derivados del destape de nuestra todavía fraccionada común historia.

2. Educar a cada militante de las fuerzas progresistas en actuar sobre el poder estatal, independientemente del carácter político con que valore su relación con su organización estatal (propia o ajena). Promover su captación de más población para tal propósito movilizándola para objetivos inmediatos y reconocer ese proceso como el formador esencial de personalidades socialistas para la sobrevivencia humana. Diversificar y desarrollar sus formas y medios de comunicación propios, desde las fundamentales y muy efectivas conversacionales en encuentros, reuniones o manifestaciones, las panfletarias o radiales o las de medios más modernos, según los casos.

3. Actuar sobre las dependencias estatales según sus opciones vigentes, incluidas cuantas denuncias públicas legales procedan, aceptadas o no, y ante niveles judiciales o parlamentarios, que conduzcan a la depuración de funcionarios y gobernantes corruptos o antinacionales . Promover la gobernanza y planificación participativas, orientadas a la solución estatal del ordenamiento y desarrollo social integral, con inversiones que aseguren el compromiso productivo y distributivo para toda una población con empleo y calidad de vida plenos.

4. Demandar al gobierno el reclamo, a los países que corresponda, del esclarecimiento histórico y material de hechos concretos que hayan contribuido a dañar el propio territorio o población, o todavía lo hagan, y la propuesta de su tratamiento público ante su propio pueblo, beneficiario, consciente o no, a costa del nuestro, y su paulatina compensación material e histórica. Rechazar coaliciones de naciones que en nombre de la paz, de derechos humanos, o de falsas neutralidades agresivas contra gobiernos establecidos, repitan, hoy en Siria por ejemplo, experiencias como las logradas contra la República Española hace casi un siglo.

5. Rechazar la inmovilidad "jurídica" de concesiones que gobiernos precedentes hayan hecho ante naciones o transnacionales, o alianzas que por la fuerza, o por la "desnacionalización" de esos gobernantes, sostengan vigencias requeridas de revisiones inmediatas.

6. En caso de que el Estado considerado pueda valorarse como agredido "no convencionalmente" por el anonimato de grupos o naciones informalmente coaligadas en su contra, promover una legislación nacional que estableciendo tal anónima coalición como genocida, se faculte el enjuiciamiento individual a cuanta persona se identifique, con los elementos que justifiquen tal acción, a la que se informará y otorgará defensa, y en definitiva, tras su posible condena como genocida del nivel que proceda (desde colaboradora a asesina), sea así divulgado tal dictamen o pago de culpa, y reclamada su entrega según y a quien corresponda. Tal defensa nacional, también "no convencional" según los términos implantados por los amos del mundo, deberá motivar inmediatas reacciones "civilizatorias" que contribuirán a la visibilización colectiva de muchos de los genocidios calladamente actuantes a escala mundial.

7. En caso de que el Estado considerado haya colaborado en acciones internacionales basadas en argumentos que en definitiva hayan resultado falsos, pero que sirvieron para invertir recursos materiales y financieros, y costaron valiosas vidas o lesiones permanentes a nacionales que por los engaños de sus promotores hayan contribuido al genocidio de otros pueblos, e indirectamente al propio, deberá reclamarse internacionalmente, al Estado que arrastró a otros por falsedades que, independientemente al reconocimiento que haya podido hacer de las mismas, produjo daños en magnitudes y duraciones requeridas de caracterizar, cuantificar e indemnizar. Establecer la responsabilidad de las entidades estatales internacionales (la ONU en primer lugar) y reclamarle acciones de apoyo a lo aquí planteado.

Además de considerar por su inmediatez las agresiones internacionalizadas contra Irak, Libia o Santo Domingo, particular atención, y generalizada demanda de explicaciones deberá reclamarse por los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, que motivaron el respaldo mundial y la movilización militar y política de numerosos países por el supuesto ataque terrorista de autores inmediatamente identificados y luego no confirmados, en que los impactos de dos aviones produjeron el desplome de tres edificios de poderosas estructuras de acero en caída libre sin antecedente técnico conocido ni explicado a nivel mundial, así como el impacto de otro avión mayor en el Pentágono, que produjo daños muy menores al del propio avión, sin rastros de sus ocupantes, ni tan siquiera de sus supuestos muy poderosos motores. Numerosos aspectos de cuestionable explicación, o ninguna, han destacado diversas agrupaciones de ciudadanos norteamericanos por daños a propios, a su país mismo, y a otros, y a saber ninguna explicación válida han recibido ni ellos, ni los bomberos y rescatistas afectados por daños de salud tampoco explicados, o sencillamente negados, ni la comunidad mundial en pleno.

A saber no se ha hecho demanda internacional alguna para el esclarecimiento o por los hechos tan sorpresivos, y de trascendencia mundial tan celosamente promovida por el gobierno beneficiado económica y militarmente por tan inexplicados acontecimientos.

3. Recordatorio opcional de genocidios activos, al parecer ya naturales.

Por considerar útil, aunque no imprescindible, la incorporación de ejemplos de genocidios orientados a la reducción y precarización de la vida de la población, la que por otros métodos de producción y distribución podría vivir establemente, y con crecimientos no derivados de la explotación y de la ignorancia generalizada, las que de inmediato se evidencian en el generalizado y vigente feminicidio[6] genocida mundial. Se acompaña un siempre incompleto y genérico recordatorio de formas de genocidio no limitados a las matanzas selectivamente publicitadas por los poderes mundiales, con miles de delincuentes genocidas que resultan así exonerados de la conciencia mundial, y de la suya propia.

El genocidio generalizado resultante del desvío de recursos materiales, humanos y financieros invertidos en la aplicación de variadas imposiciones de los pocos explotadores sobre los muchos explotados, y los múltiples mecanismos y personas altamente calificadas a ellos dedicadas, y que ampara todo lo que sigue, además de los costos materiales que de ellos se derivan, se basan en una cultivada cultura genocida, semidifusa pero de alta sensibilidad intelectual y moral, que será determinante romper para el logro de una Humanidad de convivencia conciliada a largo plazo.

Preocupados los medios publicitarios primermundistas por las dañinas minas antipersonales empleadas por los anticolonialistas, y olvidados de simples instrumentos agrícolas como los machetes y palos que millonarias víctimas causaron recientemente entre hutus y tutsis, en África y en el Sudeste asiático en general, u olvidados también de otros mucho instrumentos de muerte más novedosos y actualizados, como las bombas de racimo o de uranio empobrecido, o los drones asesinos "sin piloto", conviven despreocupadamente con armas más letales, desde submarinos atómicos a cohetes transcontinentales, todas usadas por personas culturalmente educadas en las bondades de su empleo según diversos intereses, muchos invisibles para ellas mismas, ya sean victimarias, o también víctimas.

Los equipos bélicos son materialmente producidos por entidades capaces de múltiples producciones de empleo pacífico, como agrícolas, hidráulicas, transportistas, sanitarias, culturales y muchas otras, pero justifican su quehacer homicida con el interminable y estéril juego del fabricante de proyectiles capaces de perforar cualquier plancha protectora, que el productor de planchas debe fabricar a prueba del último proyectil inventado por el primero. Miles de trabajadores y sus familias agradecen tal supuestamente justificada forma de ganarse la vida. Otros miles harán llegar la producción bélica a sus usuarios, gracias a anónimas redes de distribución mundial, tributarias al empoderamiento y financiamiento de los centros de poder, y también a sus anónimos amos, sus beneficiarios directos. No existen mecanismos internacionales que promuevan la identificación y condena legales a los miles de colaboradores en la delictiva preparación de los genocidios así propiciados, o de otras múltiples y ejecutivas formas.

Los genocidios que hoy podemos identificar por sus daños forzados en las condiciones de vida, salud y mentales de grupos humanos, son los ejecutados sobre países y colectivos según ejemplifican los recientes aparentes triunfos sobre Afganistán, Irak y Libia, y se intentan en Siria y Yemen, y están precedidos por una interminable y secular relación de pueblos con "torceduras de brazo" imperiales.

Guerras de rapiña renovada, o simples continuadoras de relaciones ya constituidas, también se movilizan para "juegos" o maniobras militares siempre útiles para el sostenimiento y revitalización de la cultura guerrerista, con enriquecimiento de los países que en todas las variantes aparecen gananciosos en términos financieros para sus complejos militares e industriales, además de las invisibilizadas ganancias concedidas a los grupos de poder beneficiados directa e indirectamente por tales políticas. Para objetivos de más largo plazo, además de los negocios inmediatos derivados de su instalación y sostenimiento, las estériles y corruptoras bases militares, ya sean tradicionales o de espera "nenúfar", se mantendrán activas para el mejor dominio físico, informativo y social sobre sus huéspedes vecinos, con asegurado libre comportamiento imperial para sus ocupantes.

Con cierres transfronterizos como los muros propiciatorios de la bantustanización de territorios, ya sean para cerrar fronteras nacionales como en EEUU, o para fraccionar territorios con poblaciones antes unidas, como los de saharauis y de palestinos, o en fronteras naturales militarizadas, como el Mediterráneo "protector" de la invasión africana a Europa, o la selva centroamericana contra el tránsito por México hacia EEUU, se motivan acalladas muertes que históricas deformaciones coloniales, demográficas, políticas y medioambientales todavía pesan sobre supuestos "salvajes y no humanos" que, así todavía enjuiciados por quienes por siglos disfrutaron de su explotación, su forzada ignorancia y miseria, buscan seguir teniéndolos como animales tributarios a sus "justas" y acomodadas modernidades "civilizadas".

Los tolerados delitos internacionales de dominio, tráfico y comercialización de personas, órganos humanos, medicinas, drogas, armas, biopreparados clandestinos u obras museables, junto con la explotación estable de víctimas como objetos sexuales, o esclavas civiles o militarizadas, o donantes para trasplantes o experimentos cualesquiera, cuentan también con protegidos sitios de financiamiento, transporte y resguardo, todos sostenidos por el anonimato impuesto por sus dirigentes y sus protectores de alcance planetario. Y los daños, enfermedades y sufrimientos que padecen esas víctimas se les achaca a su genética formación de "perdedoras" y viciosas, para plena satisfacción de los "triunfadores" según la terminología imperial, así en modo alguno comprometidos con ellas, su historia y su descendencia.

Son comunes la sustitución forzada de gobernantes independientes por sumisos colaboradores beneficiarios de los cambios así impuestos, como en Guatemala, Haití, Honduras o Panamá, o sus muertes impunes, como las de Sadat, Kadafi, Lumumba o Allende, además de asesinatos, desapariciones y secuestros selectivos como los derivados del imperial Plan Cóndor contra toda una futura generación gobernante de Sudamérica, o todavía pendientes de esclarecimiento, como los españoles reclamados por la ONU y la Unión Europea, y por su propio pueblo en la espera de la conciliación real por venir.

Hay genocidios menos ensangrentados, asépticos y "legales", pero también de mortandad altamente eficiente, como el limitar los servicios de salud y médicos sólo a los más ricos, con callada aceptación generalizada del acortamiento de vida de los pobres, especialmente cuando ancianos, mujeres o niños también podrán carecer de la vivienda, de la electricidad de costos prohibitivos que podrán helar su sueño, o de agua o de alimentos sanos. La venta de agua y alimentos sin control sanitario establece sobre sus consumidores daños ignorados para ellos, pero no para sus vendedores, por contaminantes de corto y también muy largo efecto, incluso hasta de su genoma y el de sus descendientes. Invisibilizadas muertes resultan de desechos y riegos de componentes tecnológicos venenosos activos, que por años afectan incontables generaciones, como sucede con dioxinas y glifosfatos regados por productores, comercializadores y ejecutores con amparos de legislaciones protectoras, concedidas por gobernantes cooptados por sus interesados amos primermundistas.

Nuevas refinadas formas de explotación por los pocos de los más, con imposición de condiciones de vida hasta hace poco inconcebibles para poblaciones llamadas primermundistas, se suman a las sutilezas de la plusvalía del capitalismo europeo, el que desde sus orígenes ha coexistido con las formas más salvajes de esclavitud y colonialismo de incuestionable carácter genocida. Hoy se diversifican con la precarización del trabajo, no siempre asalariado, o lo convierte en esclavitud de presos en cárceles privatizadas. Con leyes de gobiernos ya desnacionalizados frente a su población, o imperiales de uno o varios estados aplicables a otros, con la imposición de regulaciones financieras, sanitarias , arancelarias o comerciales de cualquier tipo, limitan la capacidad de sobrevivencia de los grupos que no aceptan incorporarse esperanzadamente a los mecanismos de explotación a otros que también se les brinda legalmente, como la manipulación salarial y laboral, con despidos baratos para sus trabajadores.

Estados ya antinacionales, en respuesta a la dictadura del capital, sin justificación ceden sus recursos públicos a las élites financieras que con "civilizadas" medidas jurídicas, financieras y políticas, por vías privadas las trasladan individualizadamente al conjunto y a cada uno de los amos del mundo. Un ejemplo singular de genocidio instituido de un estado nacional contra otro es la todavía vigente "Acta de 1996 para la libertad y solidaridad democrática con Cuba", o Ley Helms-Burton[7], en la que, además del bloqueo comercial y financiero instrumentado en su Sección I, establece en la Sección II la presencia de un representante personal del Presidente de EEUU en el territorio cubano ya liberado de los Castro, para que supervise el cumplimiento a su satisfacción, por el entonces gobierno provisional, y por el también "democráticamente" electo, las medidas que para todas las esferas de la vida social esa ley establece en detalle. Según la Sección III, colaboradores yanquis deberán instruir a los nativos, quienes también quedarán subordinados a los dictámenes ejecutivos que cualquier juez norteamericano establezca respecto a las demandas de entrega de propiedades que cualquier ciudadano norteamericano le plantee.

Excelente documento de estudio, quizás único, de una declaración extranjera de destrucción del ordenamiento social de un pueblo contra el que, sin relacionar las medidas de fuerza que lo ensangrentarían, y todavía algunos le anuncian, establecería una precarización de ese pueblo, y penalidades físicas y mentales de graves consecuencia contra sus esperanzas de vida, lo que evidentemente se corresponde con los alcances de los genocidios que los amos del mundo por largo tiempo intentan borrar con la colaboración de muchas naciones, y así seguirlos aplicando impunemente.

La Habana, mayo de 2015.

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

 


 

 

[1] Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General en su resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948, con entrada en vigorpara el 12 de enero de 1951.

 

 

[2] Aprendizaje iniciado con compañías entonces "de Indias" y similares, organizadas por elegidos de los poderosos ante quienes personalmente respondían, y que aliados a usureros y financistas, navegantes, guerreros y lumpen social, actuaban y actúan autónomamente para pactar acuerdos con gobernantes de territorios codiciables.

 

 

[3] Manipulación por milenios basada en ignorancias sociales conservadas por místicos rectores de la sabiduría popular, con creciente justificación de exterminios, destrucciones y matanzas que muy humanos escribientes de sus experiencias vitales atribuyeron a mandatos divinos a sus fieles, recogidos en el Antiguo Testamento, y sin actualizar por la nueva Humanidad que los padece, todavía sirven de fundamento a las tres religiones rectoras del capitalismo occidental. Un reciente ejemplo de lo todavía extendido solapadamente, es el convite público a la ejecución de las palestinas "madres de serpientes y de ratas" por la nueva ministra de Justicia del genocida y todavía así tolerado estado de Israel.

 

 

[4] "… propiedad social no es igual a la estatal. La propiedad social implica una profunda democracia, una en la cual las personas funcionen como sujetos, tanto en calidad de productores como miembros de la sociedad, al determinar el uso de los resultados de nuestra labor social"; Michael A. Lebowitz, Las contradicciones del "socialismo real". El dirigente y los dirigidos", pág.27 . Ruth Casa Editorial e Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana, 2015.

 

 

[5] Análisis y opciones alternativas presenta el autor en Rebelión con los títulos "Frente a la crisis de la propiedad privada, crear la propiedad compartida",(2009) en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85262 ; "Participación social sobre lo estatal" (2013) con id=173629 ; "Destapemos la ofensiva genocida mundial" (2014) con id=189962 ; y "Hacia nuestra utopía terrena" (2015) con id=196324

 

 

[6] Feminicidio entendido como toda la progresión de actos violentos que van desde el maltrato emocional y psicológico, los golpes, los insultos, la tortura, la violación, la prostitución, el acoso sexual, el abuso infantil, el infanticidio de niñas, las mutilaciones genitales, la selectiva esterilización genocida, la violencia doméstica y toda política que derive en la muerte, esclavitud o subordinación de las mujeres por su condición de sexo.

 

[7] Cuban Liberty and Democratic Solidarity (Libertad) Act of 1996, 22 U.S.C. §§ 6021-6091 en http://www.libertadparaloscinco.org.es/ley_helms_burton.pdf



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