El "Chapo" Guzmán y Don Corleone, Trump, la Economía y punto

La "Fama" del Chapo Guzmán, como siempre en la historia de México, trascenderá en el imaginario popular a las estupideces de Enrique Peña Nieto, el último pupilo del capitalismo colonial azteca.

¿Cómo fue posible que Joaquín Guzmán escapara de su segundo arresto de manera tan fácil y tal veloz?, a saber: dedicando siete (o los que hayan sido) largos años a planificar y preparar su escape para cuando su segundo arresto. Haciendo gestiones en el gobierno mexicano. De la misma manera que Vito Corleone pudo filtrar los rigores legales de la sociedad neoyorkina , con corrupción, un poco más delincuencial que la propia, logrando convertir a sus descendencias en ciudadanos honorables. Es decir, el "Chapo" Guzmán llegó al corazón de los mexicanos actuando en sintonía con las fuerzas corruptas del Estado mexicano. Para Joaquín como para Vito, un burócrata arrogante siempre será un competidor en el mismo terreno moral. Que el Estado burgués se erija sobre su moral del dinero y la ganancia, que la sociedad burguesa, más poderosa que cualquier Estado, sea débil ante la ganancia, no es su culpa. Ellos (El Chapo y Vito) han cumplido con los códigos fundamentales del mercado así como lo hacen los más ricos e ilustres miembros de la sociedad mexicana y norteamericana. Todos son criminales, todos son homicidas y todos son buenos en sus negocios.

Una vez, conversando con mi amigo Rodolfo, él me hizo ver algo fundamental dentro del capitalismo, y es que dentro de su lógica todo se vale. Que donde existe mercado se dan las prácticas delincuenciales más perversas, es decir, aquellas donde sus métodos son para maximizar las ganancias en el negocio, que no es otro que el de hacer dinero y gastarlo en lujos (En esto no se diferencian mucho los burgueses y los mafiosos. Solo los distingue el estilo).

Mas perversas porque hacen del homicidio, del terrorismo, de la mentira, de la guerra, de la prostitución infantil, del tráfico de personas, del genocidio, solo un asunto de lucro, de ganancia. Desnaturalizan al homicida Aquiles, rebajándolo a un vulgar mercachifle. Desnaturalizan al asalto, el oficio de la piratería y del vandalismo, amputando sus sueños de glorias malvadas, convirtiendo el delito en un acto frío y calculado que puede sopesar los riesgos de inversión y el mejor rendimiento en divisas, sacando cuentas entre un envenenamiento, un acribillamiento, un tiro furtivo, una explosión, un martillazo una puñalada o un simple incendio doméstico, para ver el que de ellos rinde más.

Hoy día, el capitalismo casi casi que ha legitimado el crimen justificándolo cuando sus usos son mercantiles. La libertad que tanto defienden los filosofastros liberales consiste en eximir de responsabilidad moral o penal al homicida que acaba con la vida de uno o de muchos cuando asesina (o tiene daños colaterales) dentro de una acción de explotación económica o mercantil legítima. Mientras, o en cambio, la libertad trágica y heroica de Aquiles fue tomar la decisión de matar a Héctor y muchísimos troyanos, aun sabiendo que el precio de su homicidio era su propia muerte. Aunque es ridículo comparar a George Bush con Aquiles. Tan ridículo como comparar la impostura del capitalismo con el portento moral del héroe trágico. Una cucaracha blanca con un atleta olímpico. Se trata de comparar el carácter irresponsable de un homicida con el carácter responsable del otro.

Pero volvamos a nuestro asunto de los héroes mexicanos. Falta poco para que hagan un santuario, como el de José Gregorio Hernández, pero del Chapo Joaquín Guzmán. Por lo menos El Chapo se escapó dos veces de una cárcel, y una vez de alta seguridad. En cambio para la imaginería mexicana Peña Nieto solo es un pendejo presidente, un ladrón que no arriesga, un asesino que no arriesga. Por lo menos el Chapo, además de burlarse de la dignidad presidencial, sabe hacer el trabajo sucio, como los mineros de carbón, como los verdugos.

Este episodio del gran escape del Chapo Joaquín Guzmán y el cinismo de Donald Trump dice mucho de los niveles morales a los cuales nos encontramos expuestos todos en este momento. No deja de causar risa la pacatería de John McCain cuando Trump le dijo que no era ningún héroe por haber estado preso unos años durante la guerra de Vietnam. Algo así como que "héroes son lo que matan pero no se dejan agarrar".

La descomposición moral de este Trump sin embargo ha servido para supurar el pus de la hipocresía "Latina", sobre todo la mexicana, respecto a los crímenes, a los criminales, de cara a los femenicidios por parte de las maquilas, infanticidios, que han sucedidos y siguen sucediendo en México como cosa cotidiana y ya casi natural, de lo cual jamás hablan o denuncian los famosos "Latinos" de la farándula, por razonas "estéticas", por frivolidad o porque así lo dicen sus contratos. Más bien por vergüenza "Latina".

Yo no pongo en duda que Donal Trump, en lo personal, pueda ser un caballero, como lo afirma Patricia Velázquez. Como dicen, "lo Cortez no quita lo valiente". Lo ridículo del caso es que ahora dejó de serlo para las Misses, para Banderas, para éste y para el otro. Sin embargo, yo dudo que sea un caballero para con los "Latinos" y para con los latinos sin las comillas. Donald Trump es un hijo de puta ahora, antes y después de mañana y siempre. Si no hubiera abierto la boca nadie lo "hubiera notado". Pero fue mejor que lo hizo.

Lo más fascinante de todo esto es, que el señor Trump está de primero en las encuestas de los candidatos republicanos, por encima de Bush, nada menos que de ese otro ser siniestro.

Eso dice mucho de la contaminación moral del ambiente en estos días. ¿Acaso habrá otro Obama en Hilarie Clinton? ¿Acaso perderán ahora "los hombres" contra las "las mujeres"?

Ya, una vez perdieron "los blancos" frente a "los negros" y terminamos perdiendo todos. Ahora, no faltará quien ponga las esperanzas femeninas, de las mujeres explotadas, asesinadas y desaparecidas, en una mujer, y escriba una alabanza a la mujer, pensando que el sentido de justicia forma parte de la biología sexual, de la genética femenina.

El capitalismo no tiene moral ni tampoco conflictos con el sexo. Podríamos decir que es amoral y asexuado. Es salvaje, como dijo una vez el filósofo Juan Nuño, no por ser este señor socialista, sino por no ser tan tonto como para creer que en el capitalismo hay alguna moral hay alguna razón ética o filosófica escondida detrás de sus prácticas. Los traficantes de armas son capitalistas que también pueden hacer hojuelas de Maíz azucaradas. Los narcotraficantes son capitalistas y pueden fundar un Banco. Los sicarios son capitalistas y pueden construir un Centro Comercial en el pueblo de Capaya. La paramilitares son capitalistas también, y no les extrañe que hayan invertido en el "sector servicios", para la Zona de la Faja del Orinoco.

Los teóricos economistas liberales son buenos para disimular el carácter delictivo de estas prácticas capitalistas. Cuando su contribución al PIB no es tan significante, dicen que se trata de economía informal, economía negra, o economía subterránea. Sin embargo, cuando una nación entera se sostiene por una de estas prácticas criminales, especulativas y mafiosas, solo se la conoce como La Economía, y punto.



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Héctor Baíz

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