EE.UU. dice que Rusia ataca a sus terroristas

En un reciente artículo titulado " Atacan los rusos en Siria, pero no en las áreas de ISIS (Estado Islámico)”, The New York Times caracteriza las acciones de Rusia en Siria como deshonestas y peligrosas. Según el periódico estadounidense “la aviación rusa llevó a cabo el miércoles 30 de septiembre un bombardeo contra combatientes de la oposición siria, incluyendo al menos a un grupo entrenado por la C.I.A., lo que ha enojado a los estadounidenses, sumiendo la compleja guerra sectaria en nuevo y peligroso terreno”.

Por supuesto –escribe el periodista Tony Cartalucci en un comentario publicado por el sitio Activist Post el 1º de octubre– las acciones de Rusia sólo serían deshonestas o peligrosas si los grupos entrenados por la CIA fueran en realidad "moderados". Sin embargo, no los son y por tanto las acciones de Rusia se justifican como expresión consecuente de su política internacional. En la actual guerra de Siria, no existen moderados, ni los hubo nunca.

Durante años, Washington ha estado secretamente armando a militantes en Siria con el fin de derrocar al gobierno de Damasco. En realidad, nunca hubo moderados. Ya en 2007, años antes de la guerra en Siria, Estados Unidos había decidido financiar y apoyar a la Hermandad Musulmana Siria (que a todos los efectos prácticos es el ala política de Al Qaeda en ese país) y comenzar a armar directamente a militantes afiliados a Al Qaeda. Así lo reveló en 2007 la revista The New Yorker en un trabajo escrito por el periodista investigador Seymour Hersh  titulado “¿Será que la reorientación una nueva política de la Administración beneficiará a nuestros enemigos en la guerra contra el terrorismo?”
Para debilitar a Irán, que es predominantemente chiíta, el gobierno de Bush había decidido reconfigurar sus prioridades en el Medio Oriente. En el Líbano, colaboraba con el gobierno de Arabia Saudita -país sunita- en operaciones clandestinas encaminadas a debilitar a Hezbollah, la organización chita que es respaldada por Irán. Participaba en operaciones clandestinas contra Irán y Siria, su aliado. Subproducto de estas actividades ha sido el reforzamiento de
los grupos extremistas sunitas que propugnan una visión militante del Islam y son hostiles a Estados Unidos y Al Qaeda.

Un profético informe de Seymour Hersh revelaba que desde entonces la extremista Hermandad Musulmana Siria recibía financiamiento y apoyo de Estados Unidos a través de Arabia Saudita. Para explicar cómo el ficticio ejército “moderado” de Estados Unidos ha sido desplazado en el campo de batalla en Siria por Al Qaeda e ISIS, Washington “confiesa” que en los casi cinco años de su operación multimillonaria sus fuerzas han sufrido deserciones masivas.
Se conoce que el grupo armado principal de oposición en Siria, el Ejército Sirio Libre, está perdiendo luchadores y capacidades a favor de Jabhat al-Nusra, una organización islamista con vínculos con Al-Qaida que se perfila como la mejor equipada, financiada y motivada fuerza en la lucha contra el régimen de Bashar al-Assad.


En conclusión, afirma Cartalucci, no hay dudas de que Rusia bombardeó a militantes apoyados por Estados Unidos, pero tal cosa ocurrió sólo porque Washington deliberadamente ha estado dando apoyo a Al Qaeda y al Estado Islámico en su agresión contra Siria. Si EEUU en cualquier momento quisiera dar un golpe contundente al Estado Islámico, podría simplemente sellar la frontera turca, fuente principal de abastecimiento de combatientes, armas y vehículos de transporte. Asegurando la frontera turco-siria, al norte y la frontera jordano-siria en el sur, Estados Unidos podría estrangular y dejar fuera de combate al Estado Islámico en un plazo no mayor de un mes.

Aquellos que aún dudan que el Estado Islámico pueda ser una creación intencional de la política exterior de Estados Unidos deben preguntarse quién podría disponer de los recursos materiales, las finanzas y la capacidad operacional necesarias para enfrentar una coalición multinacional que incluya las fuerzas combinadas de Siria, Hezbollah, Irán, Irak y ahora Rusia. ¿Dónde si no en Estados Unidos y sus aliados, ha podido estar la fuente de los recursos y la gran capacidad de combate de Estado Islámico?, se pregunta Cartalucci. En una noche reciente, los combatientes de la División 30 de “rebeldes moderados”, favorecida por Estados Unidos, se unieron a las filas de Al Qaeda Jabhat al-Nusra en una nueva evidencia del fracaso de la política estadounidense encaminada a construir una oposición moderada en Siria.

Objetivamente, el bombardeo ruso a posiciones de Al Qaeda en Siria, aunque éstos aparezcan como aliados circunstanciales del Pentágono, favorece los intereses de la lucha contra los terroristas que públicamente proclama Estados Unidos, sostiene Cartalucci.


Octubre 3 de 2015.



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Manuel E. Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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