Usurpación sionista de Palestina y de la Mezquita de Al Aqsa

Casi 70 años de criminal ocupación judeo-sionista han resultado en la desaparición de Palestina y pareciera que a los palestinos luego del despojo y robo de más del 90% de su territorio histórico, de la humillación, el aniquilamiento y ultraje que esto representó, en vez de defenderse, solo les está permitido celebrar y agradecer que su bandera simbólicamente, ondee hoy en la ONU, el mismo organismo que por cierto, legalizó su tragedia, al establecer ilegalmente la división de la Palestina histórica, para introducir en ella, a los más despiadados psicópatas, venidos de todos los rincones de la tierra y practicantes de la peor y más racista doctrina criminal conocida. Sí, la doctrina sionista, esa que entre otras cosas, hace que los niños judíos escriban mensajes de odio sobre las bombas que posteriormente sus fuerzas de ocupación, dejarán caer sobre los niños palestinos. Esa doctrina que les hace sentirse superiores al resto de la humanidad, tildando de "gentiles" a los "no judíos" y que además les hace pensar tener el derecho divino de quemar tanto a milenarios olivos palestinos como a niños palestinos.

El proyecto sionista desde finales del siglo 19, ya tenía prevista el robo de Palestina, así como los métodos que emplearían a corto, mediano y largo plazo, para tal fin. Es por ello que una secuencia de hechos o circunstancias cónsonas o producto de dicho proyecto, tales como el plan sykes-picot, la 1ra guerra mundial, la declaración balfour, la colonización británica, el nazismo, la 2da guerra mundial y la ONU, resultan en la tragedia palestina, con la creación ilegal en su territorio, de ese ente oscuro llamado israel. Desde entonces, Palestina y su pueblo originario, han sido víctimas sin comparación, de todo tipo de violaciones a los DDHH, a través de la ocupación moderna más larga, vil y sangrienta conocida. Limpieza étnica, terrorismo de estado, carencia de derechos alimentarios, laborales, culturales, de vivienda, propiedad y libre tránsito. División y despojo de su territorio, expulsión sistemática de su población, asesinatos selectivos, torturas, uso desproporcionado de la fuerza y de armas prohibidas, segregación racial y religiosa, alteración inducida de la demografía y la sustitución de los vestigios históricos de carácter árabe-palestino, Cristiano e Islámico, por otros prefabricados de tipo Judío. Todo esto resultado de un perverso laboratorio, cuyo propósito es cambiar la realidad y darle una legalidad inexistente a la ocupación y a la existencia misma de ese estado forajido.

El sionismo en sus distintas fases, ha basado su estrategia colonial en la mentira, la manipulación y la falsificación, esto para entre otras cosas, convencer a la opinión pública mundial de que su existencia es legítima o al menos merecida. Utilizó el preconcebido, magnificado y distorsionado tema de los crímenes nazis y el antisemitismo, para conseguir su objetivo a través de la victimización, compasión y compensación. La ocupación de Palestina fue descrita en distintas etapas como "independencia", "retorno" "compra de tierras" y también se tildó mediáticamente a Palestina de "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra", haciendo creer a su vez y entre otras cosas, que Palestina estaba deshabitada y que los judíos son un pueblo. Utiliza indiscriminadamente falsos argumentos y distorsiones teológicas, tales como "pueblo elegido", "tierra prometida", "israelitas", "pueblo de Israel" y las promesas de la venida del mesías con cada avance colonial, etc.. Una de sus fases más avanzadas es "transformar", por ello que existe un interés obsesionado y apresurado en la creación de asentamientos sobre poblados palestinos, cambio de nombres de calles, avenidas y pueblos, judaización de inmigrantes, fomento y subsidio de la natalidad judía y/o promoción de la inmigración judía para incrementar su población artificialmente, al tiempo de la expulsión de los habitantes originarios o el trato cruel y asfixiante para promover su emigración forzada y posterior pérdida de nacionalidad, etc.

Jerusalem, la Explanada de las Mezquitas y la Mezquita de Al Aqsa, no escapan de la tragedia Palestina, de hecho, forman parte estructural de ella. El estado artificial de israel, lleva décadas de grosera impunidad, ocupando todos los espacios de la ciudad santa. Sin resultados, lleva décadas excavando su suelo buscando información arqueológica que pueda falsificar para concatenar con su creación, destruyendo a su vez todo aquello que atestigüe la herencia árabe-palestina. Décadas legislando o haciendo públicos planes a favor de la judaización de la ciudad, creando mecanismos que faciliten la pérdida de nacionalidad o residencia a los palestinos que salgan, a la vez que becan, obligan y fomentan la residencia de judíos en ella. Décadas restringiendo o limitando el acceso de los palestinos de otras ciudades. Décadas demoliendo las viviendas y/o prohibiendo a sus residentes árabes, la construcción, reparación o ampliación de las mismas. Décadas solicitando a los cuerpos diplomáticos del mundo mudar sus embajadas allí, a los medios tomarla como centro de información y mudando ellos mismos su estructura colonial de gobierno, esto para transmitir un estatus forjado de que Jerusalem es su capital. Décadas limitando la sublime intención de los musulmanes de poder orar en sus Mezquitas Sagradas. En fin, toda una maquiavélica estrategia de alteración de una realidad, que no se completa sin la construcción de algún templo judío sobre la destrucción o división de la Mezquita de Al Aqsa, un templo milenario, sagrado no solo para palestinos, sino también para los más de 1500 millones de musulmanes en el mundo, acción sin duda que promoverá una mayor confrontación. Tal y como hicieron con la Mezquita de Abraham en la ciudad de Hebrón, Palestina, los judíos han comenzado por obligar a los Musulmanes a compartir su uso diario, para posteriormente dividirla y seguramente en una última etapa destruirla y construir sobre sus ruinas, el mencionado templo. Todo esto ante la mirada anuente de la mayoría del mundo servil, temeroso o afín con el sionismo y de los gobiernos árabes mediocres, traidores y cómplices que han jugado un papel magistral para el cumplimiento de los planes sionistas.

El estado sionista de israel, el cual posee record no solo de condenas internacionales sino también record de crímenes de guerra y lesa humanidad así como de flagrante desacato e incumplimiento de convenciones de DDHH y resoluciones de la ONU, pretende cínicamente y como ningún otro colonialismo moderno, también borrar la herencia religiosa e histórica del colonizado. Este tenebroso plan de judaización forzada, persigue entre otros, el lucro por concepto del turismo religioso. Pretenden convertir a Palestina y su ciudad santa, en centro de peregrinaje mundial para los sionistas cristiano-evangélicos, quienes paradójicamente siendo Cristianos, inexplicablemente terminan por seguir, emular y defender a los judíos sionistas, quienes no solo no creen en Cristo, sino que en el pasado lo persiguieron, condenaron y hacen caso omiso a todas sus enseñanzas, además blasfeman a María su madre, no creen en el nuevo testamento y no cumplen los mandamientos del Profeta Moisés, a quien por cierto en su época, cambiaron por un becerro de oro luego de que éste realizara ante sus ojos innumerables milagros.

Quién hace justicia? Donde están los países e instituciones del mundo que dicen promover y defender los DDHH? Por qué no llaman a liberar a los niños y adolescentes palestinos presos por lanzar piedras o a los presos políticos incluidos diplomáticos? Por qué 68 años después de la ilegal resolución 181 de la ONU, aún no existe un Estado Palestino soberano, independiente y viable, reconocido internacionalmente como allí se expresa? Por qué nadie obliga al estado terrorista de israel a cumplir las resoluciones u obligaciones, desbloquear la Franja de Gaza, declarar su arsenal atómico, demoler el muro del apartheid, permitir el retorno de los más de 6 millones de refugiados palestinos, etc., etc., etc.? Vaya hipocresía mundial, quienes a través de su silencio son cómplices perfectos del lento aniquilamiento de Palestina.

El régimen sionista pretende apoderarse materialmente de buena parte del Medio Oriente así como dominarlo política, militar y económicamente. Dividir pueblos y territorios, deshabitarlos e inhabilitarles, así como derrocar gobiernos incómodos, es crucial para tal fin. Es por ello y por petróleo que suceden invasiones, bombardeos y conflictos internos prefabricados en Irak, Gaza, Sudán, Líbano, Afganistán, libia y ahora Yemen y Siria. Es por ello que existió la holliwoodense historia sionista-imperial de Al Qaeda, transmutado ahora en ISIS o EIL, que no es más que un grupúsculo de mercenarios creados por sus servicios de inteligencia, con más publicidad que realidad, como parte de la estrategia, que además de dividir y justificar las acciones occidentales en Medio Oriente, buscan hacer digerible un futuro estado "Judío" frente a un "estado islámico", convertir en religiosas las disputas coloniales y atacar, desprestigiar y aislar al Islam como religión de mayor expansión mundial, mayoritaria en países petroleros y en países dentro del mapa de ocupación sionista. De todo esto no escapa el intento de promover el tan deseado choque de civilizaciones, alimentada por esa misma campaña xenófoba de la islamofobia y la fábula del terrorismo islámico, para generar una enemistad inexistente entre Cristianos y Musulmanes, con el objeto de perjudicar la histórica afinidad religiosa y armónica convivencia de ambas religiones, en todos los países de mayoría musulmana, esto para fabricar una alianza judeo-cristiana, anti musulmana y revertir la enemistad histórica entre judíos y cristianos.

El sionismo no solo es enemigo de Palestina y Medio Oriente, lo es de la humanidad entera. Su ideología de la supremacía judía, comprende el dominio global de la economía, los medios de comunicación y la política, así como la promoción de su engendro, el capitalismo salvaje. Solo la resistencia y los pueblos organizados, podrán hacer justicia, entre otros, a través del conocimiento, la militancia, la participación, el apoyo a campañas mundiales de presión como el BDS, el voto consciente para elegir a los gobernantes, la presión sobre ellos para llevarlos a tomar posturas dignas y justas ante esta y otras injusticias y el seguimiento, réplica o contra información a los mayoritarios medios de desinformación bajo dominio, propiedad o influencia sionista.

 

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